Pro
manuscrito privado 13 de Octubre de 2018, en el 101° aniversario del “milagro
del Sol” en Fátima, signo del triunfo del Corazón Inmaculado de María
María
es criatura, es un ser humano (¡mas no como nosotros, decaídos con el pecado
original y con los pecados personales, sino perfecta!), por tanto es limitada,
así como lo es también la misma Naturaleza Humana de Jesús, si bien El es una
Persona Divina. Y he aquí el gran misterio: Dios Todopoderoso, si hubiera
podido hacer más y mejor cuando creó María, lo habría hecho... Dios de infinita
Sabiduría, si hubiera sabido hacer más y mejor al crearla, lo habría hecho...
Dios de infinito Amor, si hubiera sido capaz de amar más, de dar más, más le
habría dado, más la habría amado... Es paradójico: “ha tocado el fondo” de Sus
posibilidades, y sin embargo Dios es Infinito en todo; por lo tanto, “¿quién
eres tú, oh María, aunque no seas Dios?”
Adoremos
el Misterio en este aspecto paradójico, pero no pretendamos inútilmente
presentarlo de otra manera, con peligro de contradecir lo que nos manifestó la
Divina Revelación y la Fe de la Iglesia.
Al
demonio no le importa si se habla, si se discute, si se razona... sin límites
sobre Dios; lo importante para él es que no se haga la Voluntad de Dios y que
no nos sometamos con amor a Él. Es característico del padre de la mentira
querer jugar con la Verdad, con tal de hacer que aparezca como él quisiera. Hay
sin duda tantas cuestiones acerca de las cuales la Santa Iglesia hasta ahora no
se ha pronunciado y en las que es lícito presentar (con humildad) una
pluralidad de pensamientos. Pero cuando la Fe de la Iglesia es clara y taxativa
y definitiva, cuando está en juego el honor y la gloria de Dios, cuando está en
juego la Verdad, no hay más que tomar o dejar, acogerla de corazón y sin subterfugios,
sin aguarla ni falsificarla, o bien declarar francamente: “esto que dice la
Iglesia no lo comparto, porque yo pienso otra cosa que me satisface más, por lo
tanto me voy”. Punto y basta.
Pues
bien, en este caso, admitiendo una posible buena fe en las personas que en su
ignorancia declaran esas peculiares ideas suyas sobre la Stma. Virgen y sobre
la Adorable Trinidad de Dios, ofrezco aquí estas reflexiones al proclamar y
presentar
la
Fe de la Iglesia, en caso de que hasta ahora no la hubieran conocido
claramente. Pero si, no obstante esto, quisieran perseverar en su particular
“credo”, contradiciendo el “Credo” de la Iglesia, que es el mío (a mí no me
interesa el suyo, allá ellos), no añadiría ni siquiera una palabra. Mi protesta
sería: ¡no pretendan presentar como lícitas, como posibles, como edificantes y
dignas, semejantes doctrinas! ¡No mezclen la Iglesia en esta falsificación! No
pretendan hacer que pase como “magisterio ordinario” ni como fruto “de
pretendidas inspiraciones, ni de palabras, ni de alguna carta hecha pasar como
nuestra” (cfr. 2a Tes 2,2).
María
es la Mujer vestida de Sol,
Ella
es “los nuevos Cielos y la nueva Tierra”,
Ella
es “la Santa Ciudad” del Señor,
morada
eterna de Dios y de los hombres. AMEN
I.
MI TESTIMONIO SOBRE ELLA (1a Jn 1,1-4).
II.
SU TESTIMONIO SOBRE ELLA MISMA (Jn 8,13-19).
III.
EL TESTIMONIO DE DIOS SOBRE MARÍA.
IV.
EL TESTIMONIO, o sea LA FE DE LA IGLESIA (Dogmas y otras verdades).
V.
ESTAS VERDADES (junto con otras secundarias) se deducen de la Sagrada Escritura
y nos describen el misterio de María:
(A)
- EN LA ETERNIDAD (Su eterna predestinación).
(B)
- EN EL TIEMPO:
-1-
AL PRINCIPIO DE LA CREACIÓN.
-2-
AL COMIENZO DE LOS TIEMPOS (“El Protoevangelio”, Génesis 1,15).
-3-
EN EL TIEMPO DE PREPARACIÓN AL MESÍAS REDENTOR (El Antiguo Testamento):
Figuras simbólicas de María.
Profecías acerca de María.
-4-
EN LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS:
(1)
Al principio de su vida (La Inmaculada Concepción, la Llena de Gracia; su
divina, perpetua y perfecta Virginidad).
(2)
Al comienzo del cumplimiento de su Misión en la Anunciación (La Madre de Dios).
(3)
En el momento supremo de cumplirse su Misión de Madre del Redentor, en la
Pasión (Madre nuestra: Corredentora, Medianera y Abogada) (Modelo, Maestra y
Madre de la Iglesia).
(4)
Al final de su vida (la “Dormición” de María y su Asunción al Cielo).
-5-
EN EL TIEMPO SUCESIVO A LA REDENCIÓN DE CRISTO, TIEMPO DE PREPARACIÓN A LA
“PARUSÍA” O TRIUNFO DE SU REINO (El Nuevo Testamento).
(Tiempo
de la proclamación de la Redención, llevándola a todos los hombres y tomando
parte en ella: el misterio de la Corredención de la Iglesia) (Colosenses 1,24).
-
Diversos tipos de “mariofanías” o manifestaciones marianas.
-
Significado de las “Asistencias maternas” de María a la Iglesia.
-
Síntesis de su Mensaje.
-
Manifestaciones asistenciales de María:
-
En apoyo de la FE (siglos I – XII)
-
En apoyo de la ESPERANZA (siglos XIII – XV)
-
Como sostén y alimento del AMOR (siglos XVI – XX)
(Ciclo
del Sagrado Corazón de Jesús y ciclo del Corazón Inmaculado de María)
-
Panorama de las mariofanías de carácter universal.
-6-
AL FINAL DE LOS TIEMPOS (Apocalipsis 11,19 e 12).
-7-
AL FIN DEL MUNDO Y EN EL JUICIO FINAL.
I
– MI TESTIMONIO SOBRE ELLA.
“Lo
que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado, o sea el
Verbo de la Vida (pues la Vida se ha hecho visible, nosotros la hemos visto y
de eso damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba en el Padre
y se ha hecho visible a nosotros), lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos
también a vosotros, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros.
Nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os
escribimos, para que nuestra gozo sea perfecto” (1a Jn 1,1-4)
Debo dar este testimonio, porque es la exigencia más íntima del Amor de su
Hijo.
Debo darla, porque es deber mío, por gratitud, por justicia y por amor. A Ella
debo el Salvador mío y nuestro; a Ella le debo todo. “¡Hijo, no te olvides de
las lágrimas de tu Madre!” (Eclesiástico 7,27).
Y debo darla, porque si mi testimonio, que es bien poca cosa, aun siendo
conforme al testimonio de Dios, no es aceptado, ¿cómo podrían los demás aceptar
el Suyo, nada menos?
II – SU TESTIMONIO SOBRE ELLA MISMA.
“Le
dijeron entonces los fariseos: ‘Tú das testimonio de Tú mismo: tú testimonio no
vale. Jesús contestó: ‘Aunque Yo dé testimonio de Mí mismo, mi testimonio es
verdadero, porque sé de dónde vengo y a donde voy. Vosotros juzgáis según la
carne; Yo no juzgo a nadie.
Y
si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy Yo solo,
sino
Yo y el Padre que me ha enviado”
(Jn
8,13-19)
¿Pero de qué manera podría dar mi testimonio? ¿Qué puedo decir de Ella?...
Madre querida, ¿cómo empezarías Tú?
“Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu exulta en Dios mi Salvador, porque ha
mirado la pequeñez de su sierva... GRANDES COSAS HA HECHO EN MÍ EL TODOPODEROSO”
(Lc 1,46-49).
¿Cuáles son esas grandes cosas? ¿Dónde han sido referidas?
III
– EL TESTIMONIO DE DIOS SOBRE MARÍA .
Dios lo ha dado en su Divina Revelación, o sea, en la Sagrada Escritura y en la
Tradición viviente de la Iglesia.
Las cosas o verdades reveladas han sido comprendidas por la Iglesia poco a
poco, guiada por el Espíritu Santo.
Las verdades fundamentales de la Fe (o sea, de nuestra relación de vida con
Dios) son los DOGMAS de la Fe.
Las noticias y el conocimiento de María nos llegan por tres lados o
“procedencias”:
La Sagrada Escritura,
La Teología (los Santos Padres, los Escritores de la Iglesia, los escritos de
los Santos, de los Místicos, de las almas carismáticas, del Magisterio...)
y “la Mariología Asistencial” (las apariciones, mariofanías o asistencias
maternas de María a la Iglesia, en el curso de su historia).
Todas estas noticias y verdades sobre María han llegado a nosotros, no
directamente de Dios, sino a través de la Iglesia.
IV – EL TESTIMONIO, o sea, LA FE DE LA IGLESIA.
Son
los dogmas y otras verdades
las
relativas a su Misión que expresan su relación con Dios
y
las relativas al oficio que resulta y que expresan su relación con de su Misión
de Madre del Redentor todos los hombres (con todos los pueblos)
VERDADES
DOGMÁTICAS SOBRE MARÍA
que
se refieren a su Misión y expresan su relación con Dios
1
- SU MATERNIDAD DIVINA respecto al Verbo Encarnado: MARÍA, MADRE DE DIOS
(Concilio de Efeso, año 431). Es su Misión o vocación eterna.
2
- SU VIRGINIDAD PERPETUA, perfecta, divina (Concilio Lateranen-se, año 649). Es
consecuencia de su Misión de ser la Madre de Dios.
3
- SU INMACULADA CONCEPCIÓN (Año 1854 – Dogma precedido y preparado por las
apariciones de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré, en París, en
1830, y confirmado por las de Lourdes, en 1858). Es la condición necesaria para
la Maternidad Divina; es como su prólogo.
4
- SU ASUNCIÓN al Cielo, en Alma y Cuerpo glorificado (Año 1950 – Dogma
precedido y anunciado por las apariciones de Tre Fontane, en Roma, en 1947): es
la consecuencia de ser la Inmaculada y por tanto de ser exentada del castigo de
la muerte, debido al pecado original.
y
su misión de Madre del Redentor en su relación con los hombres redimidos
5
- CORREDENTORA, MEDIANERA Y ABOGADA
(Esta
triple verdad, que se refiere a la Maternidad de María respecto a todos los
hombres redimidos, todavía no ha sido proclamada oficialmente en la Iglesia.
Será ese el último dogma, precedido y anunciado por
las
apariciones de la Señora de todos los Pueblos, en Amsterdam,
de
1945 a 1959, cuya proclamación será el elemento esencial del
Triunfo
del Corazón Inmaculado de María,
anunciado
desde las apariciones de Fátima, en 1917)
V
–ESTAS VERDADES (junto con otras secundarias) SE DEDUCEN DE LA SAGRADA
ESCRITURA Y NOS DESCRIBEN EL MISTERIO DE MARÍA
(A)
DESDE LA ETERNIDAD :
SU
ETERNA PREDESTINACIÓN
junto
al Verbo Encarnado, su Hijo, por motivo del decreto divino
de
la Encarnación (“En un único decreto eterno de Predestinación”)
“Yo
he salido de la boca del Altísimo
y
he recubierto como nube la tierra.
He
puesto mi morada en lo alto, mi trono era una columna de nube.
El
extremo del cielo yo sola he recorrido,
he
paseado en lo profundo del abismo.
Antes
de los siglos, desde el Principio, El me creó;
por
toda la Eternidad no faltaré”
(Eclesiastés
24,9)
“El
Señor me creó al principio de su actividad,
antes
de sus obras más antiguas.
Desde
la eternidad he sido constituida, desde el principio, antes que existiera la
tierra”
(Proverbios
8,22-23)
“En
Cristo el Padre nos ha elegido antes de la creación del mundo, para ser santos
e inmaculados ante El en su Amor,
Predestinándonos
a ser sus hijos adoptivos por obra de Jesucristo”
(Efesios
1,4-5)
(B) EN EL TIEMPO:
-1-
AL PRINCIPIO DE LA CREACIÓN:
Cuando
Dios creó el Cielo y la tierra, las cosas visibles e invisibles, los Ángeles y
los hombres.
“El
Señor me creó al principio de su actividad, antes de sus obras más antiguas.
Desde la eternidad he sido constituida, desde el principio, antes que la
tierra. Cuando no existían los abismos, yo fui engendrada; cuando aún no había
fuentes ricas de agua, antes que los montes fueran asentados, antes que las
colinas yo he sido engendrada. Cuando aún no había hecho la tierra ni los
campos, ni el primer polvo del mundo; cuando El establecía los cielos, yo
estaba allí; cuando trazaba un círculo sobre la faz del abismo, cuando condensaba
las nubes en lo alto, cuando puso las fuentes del abismo, cuando puso sus
límites al mar, para que las aguas no rebasaran sus orillas; cuando disponía
los cimientos de la tierra entonces yo estaba con El como arquitecto y era yo
todos los días su delicia, y continuamente gozaba en su presencia, me recreaba
con el orbe de la tierra, poniendo mis delicias con los hijos de los hombres. Y
ahora, hijos, escuchadme: ¡dichosos los que siguen mis caminos! ¡Escuchad la
instrucción y sed sabios, la despreciéis! Dichoso el hombre que me escucha,
velando a mis puertas cada día, aguardando en el umbral de mi entrada. Porque
quien me halla, halla la Vida y obtiene
el
favor del Señor; pero el que me ofende daña su propia alma;
Todos
los que me odian aman la muerte”
(Proverbios
8,22-36)
2 - AL COMIENZO DE LOS TIEMPOS:
En
el “Protoevangelio”, o sea, la Promesa de Dios en el Paraíso, inmediatamente
después de la caída de nuestros primeros padres. Es la promesa de la Redención,
o sea, la victoria de la Mujer sin mancha, María, junto con su Descendencia:
“Yo pondré enemistad entre tú (satanás) y la Mujer, entre tu estirpe y la Suya:
ella te aplastará la cabeza y tú acecharás su talón” (Génesis 3,15)
-
3 - EN EL TIEMPO DE PREPARACIÓN AL MESÍAS REDENTOR
(En
el Antiguo Testamento):
—
Figuras simbólicas de María (el Arca de Noé, la escala de Jacob, el arca de la
Alianza, la tienda de la Reunión, el Monte Sion, el “Santo de los Santos” en el
Templo...) (En “El Cantar de los cantares”, en cierto sentido, María es
indicada como la Esposa –la Esposa de Dios–, como el Huerto cerrado, la Fuente sellada,
la mística Paloma...) (Y figura de María son ciertas mujeres gloriosas de
Israel: Rebeca, Judit, Ester, la madre de los mártires Macabeos...)
—
Profecías referentes a María:
-
La Virgen Madre del Emanuel, Dios con nosotros (Isaías, 7,14).
-
“La Mujer abrazará al Varón” (Geremías, 31,22).
-
“Aquella que ha de dar a luz” (Miqueas, 5,2).
-
4 – EN LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS
“Pero
cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios mandó a su Hijo,
Nacido
de la Mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley,
para que recibiéramos la adopción de hijos” (Gálatas 4,4-5) (1°) Al principio
de su vida:
María
es LA INMACULADA y LA LLENA DE GRACIA
(Cfr.
Génesis 3,15; Lucas 1,28-30).
Desde el primer momento de su vida, María, por ser sin pecado, no heredó
ninguna de sus consecuencias (o sea, además de la pérdida de la Gracia, la
pérdida de los dones preternaturales):
María nunca estuvo privada del uso de razón, como todos nosotros, ni siquiera
por un instante (Sabiduría 1,4).
María no dio a luz con dolor (y en la forma como lo hacen los animales, o sea,
carnal) (Génesis 3,16); con peligro de vida, con dolor y con vergüenza.
María no tuvo enfermedades, debilidades físicas, achaques, envejecí-miento y
por último, resultado final, la muerte (Cfr. Génesis 3,19; Sabiduría 2,23-24).
No habiendo muerte espiritual en Jesús y en María, no podían ser tocados por el
dolor y la muerte corporal, pero si la sufrieron fue libremente, por motivo de
nuestra Redención.
María no podía heredar el pecado original, a pesar de haber nacido tanto tiempo
después de Eva, porque en el Decreto eterno de Dios Ella precede a todas las
criaturas, junto con su Divino Hijo (Véase Jn 8,58 junto con Col 1,16-17 y con
Mc 10,9).
Desde el primer instante de su vida, María se entregó totalmente a Dios, por lo
que le consagró su vida, su VIRGINIDAD, en su inmenso deseo de obtener la
venida del Mesías Redentor, a causa del amor materno y universal que desde
entonces La movía a ofrecer su vida por la reconciliación y la unión de Dios
con sus criaturas (Véase Lc 1,34 junto con Mt 1,18-25).
Respecto
a los así llamados “hermanos” de Jesús (Lc 8,19-20), los Evangelios nos dicen
sus nombres (Mc 6,3) y el de sus padres, Alfeo y María (hija) de Cleofás (Mt
27,56; Mc 15,40; Lc 24,10; Jn 19,25)
13
Desde
el primer instante, María comprendió la plenitud de la Gracia, la plenitud de
la Verdad y la plenitud del Amor de Dios, y dio respuesta a todo ello, a las
preguntas fundamentales de Dios: « ¿Quién eres tú y Quién soy Yo?» « ¿Cuál es
mi Amor por tú y cuál es tu amor por Mí?» « ¿Qué quiero Yo de tú y qué quieres
tú de Mí?»
Desde el primer instante, María consagró su vida a obtener de Dios el Mesías,
el Reconciliador (no se imaginaba que precisamente ella había de ser su Madre.
María se consagró al Redentor, dedicó su vida a la realización del Proyecto de
Dios.
¿En
qué consiste LA CONSAGRACIÓN que María hizo de sí misma y que ha vivido? Es el
absoluto amor, el perfecto sacrificio, desposorio con Dios, desarmaste
confianza de hija, constancia en alcanzar su supremo deseo, pleno abandono...
Es transformación en Dios, perfecta imitación de Dios, un continuo subir y
crecer en el Corazón de Dios (Cfr. Lc 2,52), para hacerlo descender continuamente
en su Corazón...
María
hizo de sí en las manos de Dios una garantía y una prenda de toda la humanidad,
más aún, de todas las criaturas: todo lo que hizo, lo ha hecho en nombre propio
y de todos nosotros. Para pedir la venida del Redentor y para acogerlo, María
nos ha sustituido a todos nosotros, se ha hecho la portavoz y representante de
todas las criaturas, nos ha metido a todos en su Corazón y en su respuesta a
Dios (Cfr. Jn 17,19).
Desde
el primer instante, toda la vida de María y de su Hijo está contenida en su
respuesta a Dios, en su «FIAT». El «sí» de María («FIAT»= hágase) es la
perfecta conjunción del «sí» que las criaturas habríamos debido dar con el
mismo «Sí» o «FIAT» de Dios.
El
«FIAT» de María contiene ya en sí el misterio de la Encarnación y de la
Redención: el Querer Divino y el querer humano unidos definitivamente en un
abrazo de amor y de paz. El «FIAT» de María contiene la Omnipotencia, la
Santidad y la Inmensidad del «FIAT» de Dios. El «FIAT» de María ha formado el
puente entre el Cielo y la tierra, para que pudiera bajar el Pontífice, el
Mediador entre Dios y los hombres (Cfr. 1a Tim 2,5).
(2°)
Al comienzo del cumplimiento de su Misión en la Anunciación:
María
es LA MADRE DE DIOS, al ser Madre de Jesús,
el
Verbo Encarnado. (Lc 1,26-38) (Gál 4,4)
Ella
le ha dado al Hijo la carne y la sangre para el Sacrificio de su Vida, pero lo
que la une a su Hijo y la hace única a sus ojos no es tanto este vínculo
natural humano, cuanto el vínculo con la Voluntad del Padre (Mc 3,34-35; Lc
11,27-28). María, negándose a sí misma como hizo Abrahám y más que Abrahám, se
ha identificado con el Padre en el Querer: por eso María posee la misma
Fecundidad divina y virginal del Padre: es la MATERNIDAD DIVINA, aunque Ella
sólo sea una criatura.
14
Al
ser la Madre de Jesús, María Lo ha concebido
–
como el Primogénito entre todas las criaturas (Col 1,15-17),
–
como el Redentor del mundo con su Cruz (Col 1,19-20; Ef 1,7; 1a Tim 1,15),
–
y como el Rey del Reino de Dios que ha de venir (Lc 1,33; Jn 18,37).
Por
tanto, desde la Anunciación, María es
–
NUESTRA MADRE (Madre de todos los hombres, en cuanto criaturas necesitadas de
Redención),
–
CORREDENTORA (habiendo concebido en su vida toda la Vida y toda la Pasión de su
Divino Hijo, Jesucristo)
–
y REINA Y SEÑORA de todo lo que pertenece a su Hijo. Por eso Jesús es suyo,
todas las gracias son suyas y Jesús nos las da solamente por medio de su Madre:
MEDIANERA.
--
María es la Madre del Verbo ENCARNADO, CRUCIFICADO y RESUCITADO; es la Madre de
Cristo y de su Cuerpo Místico (MADRE DE LA IGLESIA).
--
María es la Madre de todo lo que es Jesús, de todo lo que le pertenece y de
todo lo que hace.
--
Jesucristo le ha dado todo a María, para que Ella, a semejanza del Padre e
identificada en el querer con el Padre, a su vez pudiera darle todo a su Hijo:
su alimento y su vida. Y el alimento y la vida de Jesús es la Voluntad del
Padre. El verdadero cumplimiento de su MATERNIDAD DIVINA ha sido ser la
perfecta representante del Padre, ser Ella la que debía comunicar a su Hijo la
Voluntad del Padre (ser Madre de Obediencia).
El
«FIAT» (“Hágase en mí”) que María pronunció en la Anunciación no fue algo
improvisado. Fue la suma de todos los momentos de su vida, a partir de su
Inmaculada Concepción; fue el resultado de todas las veces que Ella había dicho
a Dios su propio «FIAT». A Dios y con Dios. Ese «FIAT» de María representa su
perfecto sacrificio, perfecto en la FE, en la ESPERANZA y en el AMOR DIVINO.
Esa
FE, ESPERANZA y AMOR DIVINO se manifiestan, respectivamente, en su perfecta
VERDAD, HUMILDAD y OBEDIENCIA.
María
posee todas las virtudes cristianas (las virtudes teologales, cardinales y
morales). Es lógico, por ser Ella la Llena di Gracia. Pero no debemos ignorar
el verdadero origen de sus virtudes, “el alma” de sus virtudes, su esencia, su
meta, o sea, EL QUERER mismo de Dios que obra en María, de la misma forma como
obra, vive y reina en Dios.
“He
aquí la Sierva del Señor”, dijo María. ¿Qué quiere decir? ¿María es sierva o es
hija?
-
En la mentalidad de la Biblia, “SIERVO DE DIOS” es el hombre fiel a Dios, que
Lo reconoce y Lo adora como “su” Señor y Dios, del cual depende y a quien
obedece. En este sentido, lo contrario de “siervo” es “rebelde o impío”.
Y
en este sentido, el Hijo de Dios se complace en ser llamado “el Siervo de
Yahvé” (Isaías 49,3-5; 52,13) y María es “la Sierva del Señor” (Lc 1,38 y 48),
un título que no sólo dice su humildad y sumisión, sino también su pertenencia
a Dios (ser de Dios).
-
En la mentalidad común de los hombres, un “SIERVO” es alguien al servicio de su
dueño, hacia el cual tiene fundamentalmente un sentimiento de temor o bien de
interés, y al cual lo une solamente una relación de dependencia y de trabajo
(de servicio). En este otro sentido, lo contrario de “siervo” es “hijo”.
El
“hijo” no tiene una relación con un dueño o señor, sino que vive un vínculo de
familiaridad y de amor, de pertenencia recíproca con su Padre. En este sentido
hemos de entender el binomio “siervo-hijo” que recorre toda la Biblia a partir
de Abrahán, así como las palabras del hijo mayor de la parábola del “Hijo
pródigo” (Lc 15,29-31). Es evidente que en este sentido María es Hija y quiere
que también nosotros seamos hijos.
En
relación a María podemos tener diferentes actitudes, las mismas que tenemos con
Dios: de súbdito, del siervo, incluso de esclavo (que ve a María sólo como la
gran Señora, la Toda Santa, la Madre de Dios lejana, casi inaccesible, como una
gran “benefactora”, hierática en su majestad; actitud espiritual que más
insiste en ser nosotros “míseros hijos de Eva” que no “afortunadísimos hijos de
María”), y el sentimiento propio de hijo, el cual, a la total dependencia,
obediencia y pertenencia del esclavo, añade la confianza y el amor que lo
caracterizan.
-
La devoción del primero se manifiesta, en definitiva, en estudiar sus virtudes
para imitarla. Tiene un aspecto más moralísimo.
-
Por su parte, la devoción del segundo se expresa, como característica propia,
en la amorosa meditación de las maravillas que el «FIAT» Divino (viviente en el
«FIAT» de María) ha hecho en Ella. Es un aspecto más contemplativo. Por
ejemplo, más nos impresiona el silencio de María, que el motivo de su silencio.
Más llama la atención la obediencia de María, que el motivo de su obediencia.
Más se fija en la aparente pobreza de contenidos humanos en la vida de María
(como son, por ejemplo, las palabras que dijo, las obras que hizo, la
actividad, el apostolado, los posibles milagros que tanto llaman la
atención...), que no la incalculable riqueza de contenidos divinos. Y luego,
como reacción, en nuestro tiempo de exaltación humana e intolerantes, con
razón, hacia ciertos estereotipos del pasado, hay quien se imagina a María casi
como... a una abanderada del movimiento feminista. Es decir, que se le da mayor
atención a su vida exterior, sumamente sencilla, que no a su vida interior, que
ha vivido en la Vida de las Tres Divinas Personas. Y no obstante, el primer
aspecto es, evidentemente, necesario como condición que envuelve y contiene al
segundo.
El
problema está en nosotros. Debemos cambiar nuestros ojos para ver claro.
Inconscientemente pretendemos que Ella sea como nosotros, que se haya
comportado como nosotros, que de esa forma se elimine la distancia... No, somos
nosotros los que hemos de cambiar mentalidad, corazón, actitud interior, “odres
nuevos para el Vino nuevo”... La vemos lejana en las formas tradicionales de la
devoción popular, y quisiéramos verla más cercana, más imitable, más “como
nosotros”, cuando en realidad somos nosotros, para-dóricamente, los que estamos
lejos de Ella y pensamos que así somos “humanos” (o sea, inhumanos), habiendo
olvidado que Dios nos ha creado para que con El fuéramos “divinos” (2a Pe 1,4;
1a Jn 4,17; Ef. 1,4).
(3°)
En el momento supremo del cumplimiento de su Misión como Madre del Redentor: en
la hora del Sacrificio
María
es la Madre de toda la Vida de Jesús, Madre de todo lo que El hizo: de cada
palabra suya, de cada obra, de sus respiros y latidos; Madre de cada milagro
que hizo, de cada una de sus enseñanzas, de cada perdón che ha dado, de cada
Sacramento instituido, de cada llamada a seguirlo, de cada gracia preparada...
María
es la Madre que, al pie de la Cruz, ha recogido toda la vida de su Hijo y toda
la obra de la Redención, la ha hecho suya y la ha puesto a salvo en sí misma,
ya que Jesús murió, pero su Vida no podía morir, porque El es la Vida; por eso,
hasta el momento de la Resurrección, la Vida entera del Hijo y su obra de
Redención quedó depositada en María, en su Corazón Inmaculado, como en una
nueva gestación, dependiendo totalmente de Ella, del heroísmo de su Fe,
Esperanza y Caridad. Su Amor es más fuerte que la muerte... (Cant 8,6-7). Por
eso, María es la Madre que, junto con el Padre, ha dado de nuevo la Vida a su
Hijo, colaborando activamente en la Resurrección, como había colaborado
necesariamente en la Encarnación. Madre de la Resurrección.
La
razón profunda de todo esto es que Jesús y María (Persona Divina El y persona
humana Ella) son una unidad perfecta, semejante a la unidad de Jesús y el Padre
(Jn 14,9-11; Mt 19,6). Por tanto, su vida es una sola vida, han sufrido la
misma Pasión (Jesús de modo cruento, María incruento) y han triunfado en la
misma Resurrección. “No separe el hombre lo que Dios ha unido”.
Ya
desde la Encarnación María era nuestra Madre, pues una madre no concibe sólo la
cabeza de su hijo, sino su cuerpo entero. Concibiendo a su Divino Hijo, María
concibió todo su Cuerpo Místico, y no sólo, sino a toda la humanidad necesitada
de Redención.
En
el momento de la Encarnación, Jesús inmediatamente empezó su obra de Redentor,
porque cada criatura concebida en Él le presentó sus propias culpas y las penas
debidas a las culpas; por eso la Pasión fue concebida junto con su Humanidad. A
la vez que Jesús crecía “en edad, sabiduría y gracia”, en Él iba creciendo la
Pasión hasta desbordarse externamente el último día de su Vida, y esa fue la
Pasión cruenta que le dieron los hombres.
De
igual manera, María empezó a ser la Madre del Redentor y Madre nuestra (por
tanto, la Corredentora) desde el primer momento de la Encarnación, y esa
Corredención fue creciendo en su Corazón hasta el momento en que se desbordó
exteriormente al pie de la Cruz: por eso, en aquel momento Jesús la declaró
MADRE NUESTRA. Fue entonces cuando nos dio a luz. Mientras Jesús moría, la
Iglesia nacía. Mientras tenía en sus brazos a su Hijo muerto, en sus brazos nos
tenía a cada uno de sus hijos recién nacidos: era el cumplimiento de Belén, era
su finalidad. Hijos de Dios redimidos e hijos de María recién nacidos.
Su
relación con todos los hombres redimidos, come CORREDENTORA, MEDIANERA y
ABOGADA, es el cumplimiento de su misión o llamada a ser nuestra Madre (Jn
2,1-11; 16,21; 19,25-27).
La
muerte de Jesucristo dio la vida a su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. En
Pentecostés, el mismo Espíritu Santo que había dado a María su Fecundidad
Divina, por medio de María la da a la Iglesia. Desde entonces María es MODELO,
MAESTRA y MADRE DE LA IGLESIA (Hechos de los Apóstoles, 1,14).
(4°)
Al final de su vida:
Después
de la Muerte y la Resurrección de su Hijo, María vivió largos años de soledad,
asistida por el Apóstol San Juan. Por la Tradición sabemos que vivió en Asia
Menor (en Efeso) y que al final de su vida terrena regresó a Jerusalén (como
afirman muchas revelaciones privadas), donde tuvo lugar su “Dormición o
Tránsito” y su Asunción al Cielo. Según Sor Josefa Menéndez (“Invito
all’Amore”, Berruti, Turín 1948, pág. 550), y también según lo que ha
manifestado en sus apariciones en El Escorial (Madrid, España), la Stma. Virgen
tenía 73 años, habiendo vivido en soledad 25 años en la tierra, después de la
Muerte de su Hijo, y su “Dormición” tuvo lugar un Viernes Santo.
Fue
el tiempo en que María preparó de un modo especial y en su Corazón fecundó
todas las obras, instituciones y carismas que más tarde la Iglesia habría
realizado en los siglos, en preparación a la venida del Reino de Dios.
Por
tanto, al final de su vida, no tocada por achaques, ni vejez ni muerte (siendo
la Inmaculada), “enferma de amor” irresistible, María “se durmió”. La
“Dormición”, celebrada por los cristianos orientales, que conservan esta
tradición viva, no es lo mismo que la muerte (Cfr. Gén 3,19; Sab 2,23-24; 1a
Tes 5,23; Rom 5,12-21). Al tercer día tuvo lugar su ASUNCIÓN en Alma y Cuerpo
glorificado al Cielo (Cantar de los cantares 5,2-8; 2,10-14; 8,5; Apocalipsis
11,19 y 21,1).
5
- EN EL TIEMPO SUCESIVO A LA REDENCIÓN DE CRISTO,
PREPARACIÓN
A LA “PARUSÍA” O TRIUNFO DE SU REINO
(En
el Nuevo Testamento):
Después
de su Asunción, la Vida de la Stma. Virgen no ha terminado. Ella sigue
viviendo, gloriosa, al lado de sus hijos. A menudo se manifiesta en sus
“mariofanías” o “asistencias maternas a la Iglesia”. En aparente silencio,
Nuestra Madre habla en todo el mundo, en cada nación, para recordarnos todas
las palabras de su Hijo y llevarnos a Él.
Durante
este tiempo, por un lado la Redención ha de ser llevada a todos los pueblos (Mt
27,19-20): en eso consiste la obra de la primera o antigua evangelización. Por
otro lado, en este tiempo la Iglesia debe completar “lo que falta a la Pasión
de Cristo en su Cuerpo” (Col 1,24): es el misterio de la Corredención. O sea,
la Iglesia tiene que pasar a través del Misterio Pascual de su Cabeza y Esposo,
Cristo, para llevar la salvación a todos los pueblos y para que venga el Reino
suspirado (Hechos, 3,20-21): es la obra de la nueva evangelización.
“No
os dejaré huérfanos, volveré a vosotros” (Jn 14,18). Estas palabras de Jesús en
la Ultima Cena también nos las dice a nosotros nuestra Madre Santísima. La
Stma. Virgen, glorificada en el Cielo con su Hijo, está viviendo su Gloria
entre sus hijos, peregrinos en la tierra.
Las
“apariciones marianas” son, por así decir, episodios de su vida, antes aún que
de Bernardette Soubirous o de los pastorcitos de Fátima. No son simplemente
historias edificantes que sirven para alimentar una cierta piedad popular, sino
que forman parte importantísima de la Vida y del Misterio de la Stma. Virgen
como Madre de la Iglesia, en el tiempo que sigue a la Redención, que es tiempo
de preparación a la “Parusía” o cumplimento del Reino de Dios “así en la tierra
como en el Cielo”.
El
Paraíso o Cielo no es algo que está más allá de las estrellas o de las
galaxias, sino tan sólo más allá de nuestros sentidos. Es una maravillosa
dimensión, a la que ahora podemos acceder mediante la Fe, la Esperanza y la
Caridad, que constituyen la Comunión de los Santos.
Mariofanías
y otros signos sobrenaturales
–
Apariciones de tipo público o privado, universal o local.
–
Visiones interiores; visiones públicas o estáticas; locuciones.
–
Lagrimaciones de imagines (lágrimas normales, lágrimas de sangre), sudoraciones
de aceite, etc.
Significado
de las asistencias maternas de María
–
Sostener a la Iglesia y conducirla de la Redención al Reino (que es el fruto
supremo de la Redención.
–
Preparar como Madre a sus hijos y como Reina a su pueblo, para el triunfo del
Reino de Dios: es decir, preparar la segunda Venida gloriosa del Señor.
Síntesis
de su Mensaje:
-
“Haced todo lo que mi Hijo os ha dicho y os diga” (Cfr. Jn 2,5).
-
“Deseo vivamente que se me edifique aquí un Templo, para mostrar y dar en él
todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, porque yo soy vuestra piadosa
Madre...” (Son las palabras de la Stma. Virgen de Guadalupe, petición que Ella
repite en otras apariciones). Se trata, no tanto de una capilla o de una
iglesia material, cuanto de un Templo vivo, un Templo de hijos, una Iglesia
nueva, en la cual pueda venir de un modo nuevo el Espíritu Santo, el nuevo
espíritu filial (1a Jn 4,17-18; Ez 36,26; Gál 4,4-7).
Manifestaciones
asistenciales de María:
1)
Para sostener la FE (siglos I – XII):
La
Stma. Virgen “del Pilar”, la Stma. Virgen “de las Nieves”, los diferentes
iconos bizantinos que son expresión de la Fe de (Hodiguitria, Glycofilusa,
Strástnaia, Panaguía, Pancorítitza...)
2)
Como manifestaciones de la ESPERANZA (siglos XIII – XV):
-
En el XIII siglo se cristaliza la oración del Rosario.
-“Nuestra
Señora de la Merced” (1218).
-“La
Stma. Virgen del Carmen” (1251: aparición a San Simón Stock en
Aylesford).
-
Las diferentes imágenes “negras” medievales de la Virgen: Covadonga, Loreto,
Czestochowa, el Pilar, Montserrat. Imágenes a menudo atribuidas a San Lucas.
-
Apariciones de la Stma. Virgen de Guadalupe en Extremadura (España) (del 6 al 9
de Septiembre de 1315).
.
3)
Apariciones para sostener y alimentar el AMOR (siglos XVI – XX):
Para
darnos el espíritu nuevo, de hijos, que debe sustituir el espíritu de temor, de
siervos.
En
el centro vemos la divina pedagogía del Corazón de Dios, del Corazón del Padre
(que es la Divina Voluntad como vida): mediante las manifestaciones del Sagrado
Corazón de Jesús, en primer lugar, seguidas por las del Corazón Inmaculado de
María, en preparación al triunfo y cumplimiento de su Reino.
Prólogo
de estas manifestaciones marianas fue la serie de apariciones de Santa María de
la Cruz, en Cubas de la Sagra (cerca de Madrid, Castilla), del 3 al 19 de Marzo
de 1449. Fueron reconocidas auténticas por la Autoridad de la Iglesia, tras un
regular proceso canónico:
La
Stma. Virgen levanta y presenta la Cruz, a la misma hora que fue levantada en
el Calvario. Así el misterio de la Cruz abre y cierra el ciclo de las
apariciones marianas que alimentan el Amor durante cinco siglos y medio: un
ciclo que empezó en Cubas de la Sagra (España) y que culmina en Dozulé
(Francia).
A
mitad del periodo tuvieron lugar las manifestaciones del Sagrado Corazón de
Jesús a Santa Margarita María Alacoque, en Parayle-Monial (Francia).
Desde
el Concilio de Efeso (año 431) hasta las apariciones de Santa María de
Guadalupe (1531) exactamente pasan once siglos: o sea, desde la proclamación
del dogma de María Madre de Dios (“Teotocos”) hasta cuando Ella misma nos
recuerda y reivindica que es “nuestra piadosa Madre”.
Con
las apariciones de Guadalupe se puede decir que empiezan los tiempos del Amor,
la preparación al triunfo del Amor, del Corazón del Padre, del Reino prometido
de su Voluntad reinante “en la tierra como en el Cielo”. La Stma. Virgen
empieza a preparar a sus hijos a la Venida gloriosa de Cristo Rey, empieza a
invitar a sus hijos a una nueva actitud hacia Ella (y por tanto hacia Dios): no
vivir más con mentalidad de siervos, de “esclavos”, sino de hijos. Como Jesús.
Desde
las apariciones de Guadalupe a San Juan Diego, (12 de Diciembre de 1531) hasta
la Medalla Milagrosa, en París (27 de Noviembre de 1830) pasan tres siglos, “el
ciclo del Sagrado Corazón de Jesús”: a mediados de este periodo tuvieron lugar
las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque, en
Francia.
Y
desde las apariciones de la Inmaculada a Santa Catalina Labourè (la Medalla
Milagrosa) en París (27 de Noviembre de 1830) hasta el comienzo de las últimas
apariciones de la Reina de la Paz en Medjugorje (25 de Junio de 1981) ha pasado
un siglo y medio, que corresponde al “ciclo del Corazón Inmaculado de María”.
Recordemos
que en la misma casa de las Hijas de la caridad, en la Rue du Bac (París), en
1840, la Stma. Virgen dio el pequeño signo del escapulario verde, del Corazón
Inmaculado de María.
El
dogma de la Inmaculada fue proclamado en 1854 y confirmado en Lourdes en 1858.
Pero precisamente a mediados del periodo tuvieron lugar las apariciones de la
Stma. Virgen en Fátima, en las que pidió que la consagración a su Corazón
Inmaculado (explícitamente de Rusia) como condición para el Triunfo y la Paz.
Los
Corazones “humano-divinos” de Jesús y de María manifiestan juntos el Corazón
del Padre, su Adorable Voluntad, fuente suprema de su Amor y de su Vida, que ha
establecido que sea también la vida de sus hijos.
El
“nuevo Pentecostés” anunciado por místicos y santos, por ejemplo por la Sierva
de Dios Concepción Cabrera, por el Papa Juan XXIII y, sobre todo, en las
apariciones de Amsterdam (1945–1959), mediante el don del Espíritu Santo de un
modo nuevo, como espíritu de hijos, será la comunicación del Corazón del Padre,
de su Voluntad, que de esa forma se cumplirá y reinará en la tierra como reina
en el Cielo.
1531:
GUADALUPE (“la Nueva España” = México)
1600
EL SAGRADO CORAZÓN (Francia) Ciclo del Sgdo. Corazón de Jesús
1700
(300 años)
1800
1830:
LA MEDALLA MILAGROSA (París, Francia)
Ciclo
del Corazón
Inmaculado
de
1900
María 1917: FATIMA (Portugal) y del anuncio 1945–1958: AMSTERDAM (Holanda) y
preparación al 1972 –1976: La Cruz Gloriosa (DOZULÉ, Francia) Fin de los
Tiempos 1981–201?: MEDJUGORJE (Bosnia, ex-Yugoslavia) (150 años)
1987-201?:
ANGUERA, ITAPIRANGA (Brasil)…
2000
PANORÁMICA
DE LAS APARICIONES
DE
CARATER O CONTENIDO UNIVERSAL:
Símbolos:
-
† Apariciones con “permiso de culto y difusión”
-
Apariciones con decreto de aprobación pastoral
-
Con oficio litúrgico proprio
-
Con coronación canónica
No
todas las apariciones aquí citadas han tenido algún reconocimiento por parte de
la autoridad eclesiástica; en algunos casos se llegó casi al borde de un no
definitivo, pero eso es a veces un indicio más de su autenticidad: el signo de
la cruz. Y quien calla consiente.
1449
– Cubas de la Sagra (Madrid, Castilla, España):
Santa
María de la Cruz (†)
--
Prólogo a todas las apariciones finalizadas a despertar y a alimentar el Amor.
--
El tema del Amor empieza por el signo de la Cruz, a la misma hora que fue
levantada en el Calvario.
22
1531
– Cerro del Tepeyac (México, la Nueva España): (, , ) SANTA MARÍA DE
GUADALUPE
(“Guadalupe”
significa “Río del Espejo de Luz”)
(LA
MADRE)
--
Once siglos después del dogma de María, MADRE DE DIOS (año 431), Ella misma
reivindica ser “nuestra piadosa Madre”.
--
Por primera vez se manifiestan los signos del amor: el diálogo y el intercambio
de retratos (el de la Madre en la tilma del hijo y el del hijo en las pupilas
de la Madre)
--
Se muestra encinta: ¿y de quién, en pleno siglo XVI? ¡Del Sgdo. Corazón! ¡Del
Amor de los amores! ¡De Cristo Rey!
--
Manifiesta su Voluntad, que se ha de cumplir por medio de un hijo y no de los
servidores.
--
Su Voluntad es que se le haga “un Templo”, o sea, una Iglesia en la que Ella
sea la Madre consoladora y abogada de todos sus hijos, cercanos y lejanos.
(A
mediados del siglo XVII) – Paray-le-Monial (Francia): (,) EL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS (EL REY)
1830
- Rue de Bac (PARÍS, Francia): “La Medalla Milagrosa” (†,,)
(“Oh
María, Concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Tí”)
-
Medalla y jaculatoria para preparar y obtener el dogma de la Inmaculada.
-
Las palabras de María y la medalla son síntesis profética del Programa de Dios.
1846
- LA SALETTE (Francia) (, , ): La Reina del Cielo.
--
El anuncio profético del Programa (desde “la gran Tribulación” hasta
el
Triunfo, la Resurrección de la Iglesia y la renovación del mundo)
--
La puesta en marcha del Programa:
1858
- LOURDES (Francia) (, , ): La Inmaculada Concepción: la Fe
1871
- PONTMAIN (Francia) (, , ): N. Señora de la Esperanza: la Esperanza
1876
- PELLEVOISIN (Francia) (†): N. Señora del Sgdo. Corazón: la Caridad
Otras
manifestaciones marianas del siglo XIX (De Francia a Europa): 1831 - Madrid
(España) (†, ): “N. Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias”. 1840 - Rue de
Bac, París (Francia): El escapulario verde del Corazón Inmaculado de María.
1842 - Roma (Italia): N. Sra. “del Milagro” se aparece a Alfonso de Ratisbonna
1850 - La Solana (España). 1853 - Sorano (Italia). 1855 - Porzus (Italia). 1866
- Philippsdorf (Bohemia). 1867 - Kirchdorf (Austria).
23
1873
- Saint-Bauzille (Francia). 1876 - Marpingen (Alemania). 1877 - Gietrzwalde
(Polonia). 1879 - Knock (Irlanda). 1888 - Castel Petroso (Italia) (†): “La
Dolorosa”. Etc.
1917
- FÁTIMA (Portugal) (, , ): “Ntra. Señora del Rosario” (el Corazón
Inmaculado de María)
--
La promesa del triunfo de su Corazón Inmaculado y de la Paz.
--
Los medios para alcanzarlo:
-
Nuestra pequeña corredención (aceptando todo lo que la Voluntad del Padre
quiera de nosotros para ayudar a la salvación de los pecadores)
-
La consagración nuestra y del mundo (y de un modo específico de Rusia) a su
Corazón Inmaculado.
-
La Comunión reparadora los cinco primeros sábados de mes.
Otras
apariciones marianas del siglo XX (todavía todas en Europa) 1832 - Beauraing
(Bélgica) (): “La Inmaculada del Corazón de oro” 1933 - Banneux (Bélgica) ():
“La Virgen de los pobres”. 1937 - Ezquioga (España). 1936-1940 - Heede
(Alemania). 1938 - Wigratzbad, Lindau (Alemania). 1938 - Kérizinen, Bretagna
(Francia). 1944 - Bonate, Bérgamo (Italia): (para la familia) 1945 - La
Codosera, Badajoz (España) (†): La Dolorosa al pie de la Cruz. 1946 -
Pfaffenhofen, Marienfried (Alemania) 1947 - Tre Fontane, Roma (Italia): “La
Virgen de la Revelación” (para los cristianos separados) 1947 - Montichiari
/1966-1983, Fontanelle, Brescia (Italia): “Rosa Mística” (para los consagrados)
1948 - Marta, Viterbo (Italia). 1949 - Heroldsbach, Forchheim (Alemania). Etc.
1945-1959
– AMSTERDAM (Holanda) (): “La Señora de todos los Pueblos”.
--
Se dio Ella misma este título de su Maternidad universal, una imagen y una
oración para pedir la nueva venida del Espíritu Santo y obtener el último dogma
mariano.
--
Pidió que sea reconocido el último dogma mariano: “María Corredentora,
Medianera y Abogada”, dogma que será la clave de su Triunfo.
--
Anuncia y prepara “un nuevo Pentecostés”, que abrirá el tiempo nuevo de Paz.
Otras
apariciones de esa época (En la segunda mitad del siglo XX, más allá de
Europa): 1958 - Turzovka (Eslovaquia) (en el centenario de Lourdes). 1961 -
Hungría: “La Llama de Amor del Corazón Inmaculado de María”. 1961-1965 -
Garabandal, Santander (España): N. Señora del Cármen.
24
-
Presenta la intervención de Dios en el mundo (“el Aviso”, “el gran Milagro”, el
Castigo condicionado, los tres (4) Papas y luego el Fin de los Tiempos). - El
gozo y la sencillez de la vida corriente compartida por la Stma. Virgen.
1961/1964-1970 - San Damiano, Piacenza (Italia): “N. Señora de las Rosas”.
(para los sacerdotes) 1963 - Binh Loi (Vietnam). 1968 - Zeitoun, El Cairo
(Egipto). 1972 / 1978 - DOZULÉ, Normandia (Francia). Apariciones de N. Señor:
LA CRUZ GLORIOSA. 1973-1981 - Akita (Japón) (†): (Confirmando Fátima y
Amsterdam) 1976-1984 - Finca Betania (Venezuela) (†): “Reconciliadora de
Pueblos”. Etc.
1981-201...
- MEDJUGORJE (Bosnia Herzegóvina, ex-Yugoslavia): “La Reina de la Paz”. Fue
dicho que son las últimas apariciones públicas de María en el mundo.
--
La última llamada de María a todos los pueblos.
--
Por el signo de su universalidad y duración parecen tener una particular
relación con el nuevo Pentecostés, del cual son como un signo profético.
Otras
apariciones en nuestra época (en todo el mundo): 1980 - Cuapa (Nicaragua). 1980
/ 1981-20... - El Escorial, Madrid (España): “La Virgen Dolorosa”. - Empezaron
en el momento que terminaron las de Akita (Japón). - Precorren la Pasión de la
Iglesia en sentido profético y cronológico. 1981 / 1989 - Kibeho (Ruanda) (†):
“La Madre del Verbo”. 1982 / 1988 - Peñablanca, Villa Alemana (Chile). 1982 -
Soufanieh, Damasco (Siria). 1983 / 1988 - San Nicolás de los Arroyos, Rosario
(Argentina) (†): “Ntra. Sra. del Rosario”. 1983 / 199... - Conyers, Georgia
(Estados Unidos). 1985 - Soubra, El Cairo (Egipto). 1985 - Schio, Vicenza
(Italia): “La Reina del Amor”. 1985 - Oliveto Citra, Salerno (Italia): “La
Reina del Castillo”. 1985 - Melleray (Irlanda). 1985 - Naju (Corea del Sur).
1987 - Grushivo (Ukrania). 1987 / 201? - Anguera (Bahia, Brasil): “La Reina de
la Paz”. 1988 - Lubbock, Texas (Estados Unidos). 1988 / 1992 - El Cajas, Cuenca
(Ecuador): “La Guardiana de la Fe”. 1989 / 1992 - Pereira (Colombia): “La Llave
espiritual de la Fe”. 1995 - Civitavecchia, Roma (Italia). Etc. Se sabe de
muchas otras manifestaciones marianas en todo el mundo. Así, -en Europa: Italia
(Ballestrino, Belpasso, Crosia, Ischia, ecc.); Eslovaquia (Limanova), ecc.; -en
Africa: Burundi, Camerún, Mozambique...; -en Asia: Filipinas...;
25
-en
América: Estados Unidos, México, Puerto Rico, Nicaragua, Ecuador, Brasil
(Anguera, Itapiranga...) En realidad, se puede decir que no hay nación, pueblo
o lengua, que no haya sido visitada y evangelizada por María, como Madre de
todos los pueblos y precursora de la segunda Venida gloriosa del Señor para
establecer su Reino.
-
6 - AL FINAL DE LOS TIEMPOS
“El
Fin de los tiempos” es un concepto que hace evidente referencia a la Sagrada
Escritura:
-
Es el cumplimiento del “tiempo de las naciones” (Lc 21,24), al que seguirá la
conversión final de Israel (Rom 11,25-26), cuando vuelva el Señor (Mt
23,38-39).
-
Es el tiempo de la Venida gloriosa del Señor como Rey (Lc. 19,12), “Rey de
reyes” (Apoc 19,16), Rey que hace reinar a todos los suyos.
-
Es “el fin de los tiempos” de la gran tribulación (Mt 24,21).
-
Es “el fin de los tiempos”, en contraposición a “la plenitud de los tiempos”
(Gál 4,4).
-
Es “el fin de los tiempos” de espera, que el Padre ha establecido para que sus
hijos dejen de ser menores de edad, con mentalidad de siervos y tratados como
tales, y lleguen a la plenitud de la edad en Cristo (Gál 4,1-4).
-
Es “el fin de los tiempos” de espera, en que se cumplirá “el Misterio de Dios”
como fue anunciado a los profetas (Apoc 10,6-7). Ese “Misterio de su Voluntad”
ya se ha cumplido en Cristo y en María “en la plenitud de los tiempos” (Ef.
1,9-10), y en nosotros se cumplirá “al fin de los tiempos”.
-
Es una frontera, el fin de un periodo y el comienzo de otro absolutamente
nuevo: el cumplimiento del Reino de Dios, de su Voluntad adorable, “así en la
tierra como en el Cielo”, para que “como es El, así seamos también nosotros, en
este mundo” (1a Jn 4,17).
“Entonces
se abrió el Santuario de Dios (la Divina Voluntad), que está en el Cielo, y en
el Santuario apareció el Arca de la Alianza (que es María)” (Apoc 11,19).
Eso
quiere decir que la Stma. Virgen será contemplada en la plenitud de la Verdad
que a Ella se refiere: la Virgen María en la Divina Voluntad.
Y
se la verá en el Cielo, en el esplendor divino de su gloria, en el momento
culminante de la segunda Venida gloriosa de su Hijo como Rey (Cfr. Apoc 12,1-2
e 5).
O
sea, la promesa que Dios hizo al principio de los tiempos (“Pondré enemistad
entre tú y la Mujer, entre tu descendencia y la Suya, Ella te aplastará la
cabeza, mientras tú acecharás su talón”: Gén 3,15) se cumplirá “al fin de los
tiempos”, según leemos en Apocalipsis 12; pero el modo como se ha de cumplir
está dicho en Jn 19,25-27: “Junto a la Cruz de Jesús estaban su Madre, María de
Cleofás, hermana de su Madre, y María de Mágdala. Jesús
26
entonces,
viendo a su Madre y a su lado el discípulo que El amaba, dijo a la Madre:
«Mujer, he ahí a tu hijo». Y al discípulo: «He ahí a tu Madre». Y desde aquel
momento el discípulo La recibió en su vida”.
Lo
cual significa que:
1°,
el Triunfo de María será la plena realización de su Maternidad divina respecto
a los hombres (como nuestra piadosa Madre).
2°,
Su Maternidad se manifestará en el contexto de la Pasión de la Iglesia.
3°,
María aparece de esta manera como Madre de la Iglesia.
4°,
María aparece así como el Modelo y Figura de la Iglesia, que tomará parte en su
Triunfo y con María triunfará (María Corredentora y Reina con su Hijo Redentor
y Rey, y la Iglesia a su vez corredentora y reina).
-
7 - AL FIN DEL MUNDO Y EN EL JUICIO FINAL
Después
de realizarse el Reino de Dios en la tierra como en el Cielo (conocido como
“los mil años”) y de la última y definitiva derrota del demonio y de sus
secuaces (Apoc 20,1-10), la historia se concluirá con “el fin del mundo”,
debido a que está manchado y deformado por el pecado (Apoc 20,11; Rom 8,19-23),
y en su lugar Dios dará “un cielo nuevo y una nueva tierra” (Apoc 21,1; 2a Pe
3,13) “en que tendrá perpetua morada la Justicia”.
Será
entonces cuando, bajo el símbolo de la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que
desciende del Cielo, de Dios, como una Esposa preparada para su Esposo (Apoc
21,2-3), se indican a la vez la Santa Iglesia (la Familia de los hijos de Dios)
y la Santísima Virgen (Madre y Figura de la Iglesia): “He aquí la Morada de
Dios con los hombres”.
María
es la Mujer vestida de Sol, es “la Santa Ciudad” del Señor.
Ella
es, sobre todo, “los nuevos Cielos y la nueva Tierra”,
morada
eterna de Dios y de los hombres.
AMÉN
27
Las
reflexiones que siguen son fruto en su mayor parte de la doctrina y
espiritualidad de la Divina Voluntad como vida, de la Sierva de Dios Luisa
Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad”, en sus escritos.
Para
comprender bien el sentido de su fe, que refleja el sentido de fe de la
Iglesia, asistimos a este inocente diálogo de amor entre Jesús, la Madre
Celestial y Luisa:
(10°
Volumen, 19-10-1911)
Toda
verdad parte siempre de Dios. Nuestra reflexión la hacemos “por analogía”, como
todo lo que se refiere a Dios, infinitamente más grande que nosotros,
transcendente. Si Dios me ha creado, poniendose a Sí mismo como Modelo único,
digno de Él, significa que en El sucede algo semejante a lo que ocurre en mí.
Si nosotros en nuestra mente, en nuestra conciencia (o más exactamente, en la
inteligencia, voluntad y memoria) tenemos una cierta idea de lo que somos, el
concepto de nosotros mismos (se puede decir que es como nuestra imagen
interior, mientras que la que vemos en un espejo es sólo exterior y muy parcial),
así Dios tiene en Sí una idea perfectísima de Sí mismo.
Confieso
que antes de hablar de estos sublimes misterios de Dios, deberíamos besar siete
veces el suelo, lavarnos siete veces la boca…, queriendo decir que todos somos
absolutamente indignos e incapaces de hacerlo y que debemos tener un respeto
infinito. Sólo Dios, que nos concede poder reflexionar, puede purificarnos,
como a Isaías, la mente, el corazón, los labios, “con el carbón encendido” de
su Amor.
Y
reconozco que estas pequeñas reflexiones (de las que me asumo toda
responsabilidad) son apena un balbucir, si bien con un átomo de amor, ante la
verdadera Realidad Divina. Con ellas hago mía la auténtica Fe de la Iglesia.
Pero si la Iglesia me dijera que alguna cosa de estos pensamientos no fuera
conforme a la verdad, la borraría de mi mente… Debería decírmelo sin embargo la
legítima Autoridad de la Iglesia, por-que por otra parte, si por hipótesis
sucediera que una gran parte de los fieles y de los Pastores (como
desgraciadamente ya ha pasado en la historia), se alejase por defecto o por
exceso de la Doctrina auténtica, con la Gracia del Señor no los seguiría en
eso. “Si alguien os predica un evangelio diverso del que habéis recibido, ¡sea
anatema!”
28
La
Idea que Dios tiene de Sí, el Conocimiento o Concepto de Sí, la Imagen de Sí
mismo, es lo que Él llama su Verbo, su perfecta Palabra o Expresión, en la que
se ve realizado, “la huella de Su Sustancia”, como dice la epístola a los
Hebreos, 1.
Y
como Dios no es “algo” sino “Alguien”, o sea, un Ser responsable de sus propias
acciones y decisiones, es decir: es persona, y como el concepto o conocimiento
que tiene de Sí es perfectísimo (no como el que tenemos de nosotros mismos, que
nos conocemos sólo hasta un cierto punto), entonces resulta que su Concepto o
Verbo es también persona, otra Persona, con la cual tiene un inefable diálogo
(mientras que yo, conmigo mismo, con mi imagen interior o con la externa del
espejo en que me veo, puedo tener sólo un monólogo, porque no es otra persona).
Ese
“Diálogo” o “Relación” de amor recíproco es tan perfecto, que es así mismo
Alguien: es la Tercera Divina Persona, el Espíritu Santo, cuyo Nombre expresa
la naturaleza misma del Ser Divino.
Es
decir, que ninguna de las tres Personas puede ser sin las otras dos… Eso
significa que la “persona” no resulta sólo de ser responsable y consciente de
sus propias decisiones (un recién nacido es persona, aunque todavía no “ejerce”
lo que es), sino que resulta también de la relación ontológica con las otras
personas: por ejemplo, el Padre es Padre en cuanto que tiene el Hijo…
Hasta
aquí llega la reflexión acerca del Dios único, del Ser Divino, único e
indivisible, que es Tres Persone distintas (podríamos también llamarlas
“recíprocas”): el Amante, el Amado, el Amor.
Pasemos
por tanto a considerar su recíproco Amor. En esa relación de Amor y de Vida que
existe entre el Padre y el Hijo, el Padre manifiesta y comunica al Hijo todo lo
que Él es, todas Sus infinitas perfecciones… Todo comparte con El, menos algo
que “no puede”, porque sería contradictorio: su condición personal de ser Padre
del Verbo, ya que el Hijo no podría ser “padre de Sí mismo”. Ni tampoco puede
comunicarla al Espíritu Santo, porque esta Divina Persona es “la relación”, “el
vínculo”, “el diálogo de Amor” que une a las otras dos Personas… ¿Cómo resuelve
Dios esta necesidad de amor?
Su
Ser Divino, un Ser único y perfectísimo, de nada tiene necesidad, no hay nada
que añadir o quitar. Pero su Amor no estaría satisfecho si las Tres Divinas
Personas no dieran todo, si retuvieran algo. He aquí entonces la solución: sin
necesidad de nada, sino sólo por amor, el Padre ha querido eternamente otra
persona, diferente del Hijo y del Espíritu Santo, una “cuarta persona”, a la
cual poder comunicar o con la cual poder compartir Su condición personal de
Padre del Verbo. Una persona por tanto externa a la Stma. Trinidad, una persona
creada aposta para desahogar su Amor: en esta Criatura única la Paternidad
Divina, su Fecundidad Virginal, se llama “Maternidad Divina”, ¡pero es precisamente
la misma!
He
dicho “eternamente”. Eso es porque en Dios no hay sucesión de actos, sino un
único Acto infinito, en el que hace todo. A nosotros nos parece que ahora hace
una cosa y luego hace otra; pero su Acto está por encima del desarrollo
temporal. Así, desde el punto de vista de Dios, no sólo María, sino
29
también
nosotros y todo lo que existe somos “eternos”, desde siempre realmente
presentes en el Pensamiento y en el Querer de Dios, pero desde el punto de
vista de nuestro ser criaturas, somos “temporales”: o sea, nuestra existencia
ha tenido un comienzo, si bien nosotros, los hombres, así como los ángeles, no
tendremos fin. Y somos también “temporales” porque pasamos continuamente de la
posibilidad a la realización o acto, que tiene lugar siempre en un momento de
existencia sucesivo.
Y
cuando el Verbo Divino ha visto la Paternidad de su Padre amado “bilocada” (por
así decir) en una criatura, con un amor irresistible ha querido hacerse también
El criatura, para tenerla como Madre y glorificar así en esta criatura la
Paternidad de su Padre… Por lo tanto, bien podemos afirmar que el primer motivo
(en orden de importancia) que el Verbo Eterno ha tenido para encarnarse, no ha
sido el pecado de los hombres, sino la Gracia perfecta de María… Después, por motivo
de esta Pareja inicial de Criaturas, Dios ha decretado la existencia de todas
las demás, en su propio orden y grado.
Apoyados
en la autoridad de San Pablo (Ef 1, Col 1) y de San Juan (Jn 1), concluimos
diciendo
-
que desde la Eternidad el Hijo o Verbo Eterno de Dios se llama Jesucristo (o
sea, no es para El algo facultativo o secundario ser Dios y Hombre verdadero,
su Encarnación) y es necesariamente el Hijo de María, de lo contrario no sería;
-
que en el tiempo, al encarnarse, ha asumido una naturaleza humana como la
nuestra, porque antes, al crearnos, nos había dado una naturaleza humana como
la Suya. Por tanto, si El se ha hecho hombre como nosotros, ¡cuánto más quiere
hacernos hombres como El!
El
Padre ha mirado a su Hijo y ha visto a María; mirando luego a Ellos dos, nos ha
visto a todos nosotros; mirándonos a nosotros ha visto todo el resto de la
Creación… “Todo es vuestro, pero vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”
(1a Cor 3,22-23). Pero su Ideal no acaba aquí: mirándonos a cada uno de nosotros,
ahora quiere ver a su único Hijo, Jesucristo, en nosotros. ¡Ese es su verdadero
Reino! Pero qué dolor es para El cuando nos mira y no lo ve, o ve apenas algo…
Añadamos
otra consideración: por naturaleza Dios es infinita e inmutable Felicidad, pero
también es Amor. Ahora bien, el amor a las criaturas lleva consigo por fuerza
el riesgo del dolor cuando estas no corresponden y por consiguiente sufren y se
pierden… ¿Cómo se concilia ser Felicidad y sufrir por Amor? No pudiendo sentir
ese dolor en su Naturaleza Divina, se puede entre-ver otro motivo de la
Encarnación del Verbo: tener una naturaleza capaz de sentir ese dolor, una
naturaleza creada, la naturaleza humana de Jesucristo.
La
verdad de la Inmaculada tiene su origen en Dios. María, antes de ser concebida
en el seno de su madre Santa Ana, ha sido eternamente concebida en el Seno de
las Tres Divinas Personas. La Virgen de la Revelación,
30
apareciéndose
en 1947 en Roma, en Tre Fontane (Tres Fuentes), se presentó como “Aquella que
es en el seno de la Divina Trinidad”. Pues bien, hagamos por orden nuestra
reflexión:
1)
Dios es un solo Dios, único e indivisible, en Tres Divinas Personas, cada una
de las cuales es el único Dios. En el Antiguo Testamento no fue dada una
revelación explícita del Misterio Trinitario: las Tres Divinas Personas del
único Dios.
Desde
el primer capítulo del Génesis hay ya elocuentes alusiones. Dios (singular)
habla en plural: “Y Dios dijo: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, a Nuestra
semejanza... Y Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón
y hembra los creó...” (1,26-27). “El Señor Dios dijo entonces: He aquí que el
hombre ha llegado a ser como uno de Nosotros...” (3,22).
Lo
mismo se ve en el capítulo 18, la aparición de Dios a Abrahán: “...vio tres
hombres que estaban de pie junto a él... Apenas los vio... se postró por tierra,
diciendo: Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos...” Son llamados “ángeles”
las dos personas que prosiguen el camino, pero ese nombre es en sentido
etimológico (“enviados”). En este sentido se lee Isaías 48,16: “Ahora el Señor
Dios Me ha mandado junto con su Espíritu”...
En
fin, el Antiguo Testamento contiene elocuentes alusiones, que se iluminan
solamente a la luz del Nuevo. La Trinidad de Personas del único Dios se
manifiesta tan sólo a partir del bautismo de Jesús en el Jordán. Y Jesús lo declara
muchas veces: “El que me ve a Mí, ve al Padre”.“El Padre que vive en Mí, hace
Sus obras”. “El Padre y Yo somos una cosa sola”, etc.
La
Santa Iglesia ha recibido esta Revelación Suprema y profesa la Fe, junto con la
otra Verdad, la Encarnación del Verbo, verdadero Dios y verdadero Hombre,
Crucificado y Resucitado por nuestra salvación. Esta Fe se expresa toda en el
“Credo”, del cual forma parte (y es objeto de Fe) la misma Iglesia, en cuanto
que ninguno de nosotros ha recibido el depósito de la Divina Revelación
directamente, como lo ha recibido la Iglesia, que lo conserva y lo transmite a
todos. En el “Credo” la Iglesia confiesa también quien es María y cual es su
puesto excelso y único en el Proyecto de Dios.
Escribe
la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, “la pequeña Hija de la Divina Voluntad”:
¡
31
¡
32
(Vol.
2°, 28-02-1899).
2)
María es Criatura, come lo es la Stma. Humanidad de Jesucristo. Entre la
criatura y el Creador la diferencia es esencial, la distancia es infinita. La
criatura no es “una parte” del Creador. Nosotros no somos algo de lo que Dios
es, sino de como Dios es. A Dios se le debe el culto de “latría”, es decir, de
adoración; por el contrario, a los Santos y a los Ángeles culto de “dulía”,
mientras que a María es culto de “hiperdulía”, o sea de supe veneración, pero
no de adoración.
3)
Su Maternidad es Divina (como nos enseña la Iglesia), si bien sea una persona
humana. Su Fecundidad virginal respecto a una Persona Divina (la Segunda
Persona) es la misma e idéntica Fecundidad eterna y virginal de Dios Padre (en
efecto, es “Divina”). Y sin embargo Ella es criatura, es una persona humana.
María es el fruto de lo mejor que Dios es capaz de crear y plasmar y amar, y
sin embargo el Amor de María, su Querer y por tanto su Fruto, es bendito y
Divino, porque desde el primer instante se ha dejado vivificar por el Querer
mismo de la Stma. Trinidad. Todos sus actos de existencia tienen un valor
divino, porque son fruto del Querer Divino que Ella posee, no por naturaleza
propia, sino por Gracia recibida: María es “la Llena de Gracia”, objeto de la
Gracia Divina y también depositaria de todo lo que Dios es capaz de dar por
solo Gracia, de la plenitud de la Gracia.
María
no tanto es Madre de Dios porque ha concebido el Cuerpo y la Sangre de su Hijo,
sino porque Jesús es Dios, de igual manera como decimos que “la madre de
Antonio es la madre del ingeniero, porque Antonio es ingeniero”. Pero la Stma.
Virgen no sólo es Madre de Jesús por nueve meses, ni por el tiempo de la
infancia de su Hijo, ni sólo durante los 33 años de su vida terrena, ni sólo
hasta su muerte, sino también en su Resurrección y lo sigue siendo después de
la Ascensión; es decir, por todo el tiempo que Jesús es Jesús, o sea desde
siempre y para siempre. Así que María es Madre Divina, aunque no sea ninguna de
las Tres Adorabilísimas Personas del único e indivisible Dios.
33
Una
vez una mujer entre la gente, llena de entusiasmo, levantó la voz y dijo:
“¡Dichoso el vientre que te ha llevado y el seno que te ha amamantado!” Pero
Jesús contestó: “Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y le dan
cumplimiento” (Lc 11,27-28).
Lo
que distingue a María a los ojos de Jesús no es tanto el que Ella lo ha
concebido y le ha dado el pecho, cuanto el haber acogido la Voluntad de Dios, dándole
vida en Ella. En teoría, cualquier mujer habría podido concebirlo, incluso de
forma virginal, por obra de Dios (¿por qué no?), pero la verdadera condición
para poder ser la Madre de Jesucristo era tener la misma Voluntad del Padre, su
Potencia creadora, su Divina Fecundidad virginal: ser la perfecta imitadora del
Padre Celestial. Eso, solamente María lo ha tenido y lo ha hecho.
Aunque
María sea pura criatura, su Maternidad es Divina
-
no sólo porque su Hijo es Dios,
-
sino porque en Ella el Padre Celestial ha querido manifestar y comunicar su
Divina Paternidad, su Fecundidad virginal, su Potencia creadora.
-
Y también por el modo como María vive esta Maternidad y por su alcance respecto
a su Hijo y a sus hijos. Hablar de esto y explicárnoslo, sólo el Señor podía hacerlo;
es un honor que se ha reservado. De esto habla en el último capítulo del último
volumen de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, el 28 de Dicembre de 1938:
34
¡
35
Estas
palabras de Jesús se apoyan en estas otras suyas en el Evangelio: “Mi alimento
es hacer la Voluntad de Aquel que Me ha mandado y dar cumplimiento a su obra”
(Jn 4,34). Para Jesús, la Voluntad del Padre es su alimento, su respiro, su
vida. Y como la recibe incesantemente del Padre (“El Padre, che tiene la Vida,
me ha mandado a Mí y Yo vivo por el Padre”, Jn 6,57), por el hecho de haberse
encarnado en María recibe la misma Vida –la Voluntad del Padre– incesantemente
de Ella.
Jesús
no la ha excluido en nada. No hacía falta que María estuviera físicamente
presente al lado de su Hijo; estaba siempre espiritualmente presente en cuanto
Madre, puesto que vivían con un solo Querer Divino, en el cual María tomaba
parte activa en todo lo que quería el Padre. Por eso Jesús no ha hecho nada –ni
un paso, ni un milagro, ni una enseñanza, ni un perdón, ni un Sacramento– sin
pedirle a su Madre su consentimiento, más aún, su plena participación, incluso
pedirle que lo hiciera como quería el Padre. Jesús ha sido siempre hijo de
obediencia y María madre de obediencia.
Por
eso María no es sólo “la Madre de Jesús” en el sentido que nosotros entendemos
como “madre”, sino que es la Madre de cada pensamiento de Jesús, de cada latido
y respiro suyo, de cada palabra, de cada obra y de cada paso; es la Madre de
cada Sacramento, Madre de la Eucaristía, Madre de cada milagro, Madre de cada
cosa que ha enseñado, Madre de cada gracia, de cada pena de Jesús, de cada gota
de su Sangre, Madre de toda la obra de la Redención, ¡Madre de la Resurrección!
Madre no como título honorífico, sino efectivo, bien sabiendo Ella que en cada
instante, para cada cosa, su Hijo había querido tener necesidad de Ella, de su
Maternidad Divina, de su “sí”, de su “Fiat”...
El
“Hágase en mí”, el “Fiat” de María no se limitó al momento de la Encarnación:
había de repetirlo incesantemente durante toda su vida. No existe una sola
página del Evangelio, ni una sola palabra del mismo, que no sea fruto bendito
del Espíritu Santo y del “Fiat” de María. ¡Por eso toda la Vida de Jesús, que
nace del “Fiat” de María, está contenida en Ella, es suya! Y Ella puede
disponer de esa Vida sin límites, para formarla en sus hijos, en los miembros
del Cuerpo Místico de su Hijo. Por eso es la Medianera de toda la Gracia y por
tanto la Medianera de toda la Voluntad del Padre (la Vida) para darla a sus
hijos, como se la ha dado al Hijo.
36
¿?
La
Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la Natividad de María el 8 de Septiembre
y nueve meses antes la Inmaculada, el 8 de Diciembre. Así celebra la Navidad
del Señor el 25 de Diciembre y nueve meses antes, el 25 de Marzo, la fiesta de
la Anunciación a María y de la Encarnación del Verbo. ¿Pero es posible saber
algo de las fechas reales de la vida de Jesús y de María? No son cosas que
deban alimentar nuestra fe, que es la Fe de la Iglesia, pero pueden alimentar
el amor…
¿Con
qué datos podemos indagar la cronología de la vida de Jesús? Con los que
ofrecen los Evangelios, avalados no con los acostumbrados soportes “históricos”
de la erudición (listas de procuradores romanos, años de censos, etc.),
nebulosos y discutibles, sino por cálculos astronómicos indiscutibles.
Los
Evangelios nos dicen que Jesús ya tenía 30 años al comienzo de su Vida pública
(Lc 3,23); y su Vida pública duró tres años. Y que fue crucificado y murió el
día de la “Parasceve” o preparación de la solemne fiesta de la Pascua hebraica,
o sea la víspera.
Pero
ahora debemos notar:
1°,
que los meses hebraicos eran lunares y no solares, como los nuestros;
2°,
que la fiesta de la Pascua hebraica (“Pesah”) coincidía con el 14 del mes de
Nisan (antiguo Abib);
3°,
que tal fiesta coincidía por eso con la luna llena, en oposición al sol (el
primer plenilunio de primavera);
4°,
que dicha fiesta, por tanto, podía ser en cualquier día de la semana;
5°,
que las expresiones de los evangelistas: “el día de la fiesta” y “sábado” son
ambiguas, así como son sinónimos “el día de la Parasceve” y “viernes de
Pascua”. O sea, con una misma palabra se podía indicar el sábado (7° día de la
semana, día sagrado y de reposo) y el día de la fiesta (en este caso, de la
Pascua).
Siguiendo
“la ley de tiempo” descubierta por el ing. Carlos Vidal (“…Y los suyos no La
recibieron”), a partir de la fecha inicial dada por hipótesis (la fecha
tradicional de la Navidad, el 25 de Diciembre del año -1, o 2 a.C.) y aplicando
“el módulo de tiempo” de 868 días, teniendo en cuenta que Jesús tenía 30 años
al comienzo de su vida pública y que por tanto vivió más de 33 años y menos de
34, su vida se puede calcular en 14 múltiplos enteros de 868: o sea 12.152
días, que van desde el 25 de Diciembre del año 2 a.C. hasta el 2 de Abril del
año 33.
Llama
la atención que el 2 de Abril del año 33 era jueves en cómputo civil, viernes
(ya iniciado, en cómputo bíblico de “tardes y mañanas”) y víspera o “Parasceve”
de la fiesta de Pascua. La Pascua del año 33 fue el viernes 3 de Abril y el
plenilunio fue a las 19 horas.
37
Hay
que notar igualmente que en la fecha dada por hipótesis de la Navidad (25 de
Diciembre del año -1, o 2 a.C.), esa noche de aquel año es la única (en el
periodo que va de los 19 años precedentes a los 19 posteriores al año 2 a.C.)
que coincide con el novilunio, la luna unida al sol: a las 20 horas y 31
minutos, hora local de Jerusalén. Hace pensar a un símbolo de la unión de la
Divinidad y de la Humanidad de Nuestro Señor.
Cualquier
otro día de la Muerte de Jesús (de nuestra Redención), hipotizable en el mismo
año 33 o en cualquier otro año no permitiría conciliar los siguientes datos:
a)
Su Muerte en la víspera de la fiesta de Pascua;
b)
Pascua el 14 de Nisan (naturalmente, plenilunio);
c)
Nacimiento el 25 de Diciembre del 2 a.C. (novilunio);
d)
Una vida de más de 33 años y menos de 34, que en múltiplos enteros es de 14
“tiempos” de 868 días.
e)
y un hecho extraordinario, que sería absolutamente imposible si se calcularan
fechas diferentes:
-
si se parte del día de la Redención, el día civil 02.04.0033, para crear un
calendario de periodos de 868 días cada uno (en lugar de 365 días),
-
y se da a cada día el número de orden correspondiente, según los números
naturales, dentro del periodo o “tiempo” en que se halla,
-
sucede que el día y la hora de “presentación” de las apariciones marianas de carácter
universal, no privadas, en la historia de la Iglesia (o sea, el día
característico) sigue una ley lineal, según la cual un conjunto de eventos,
aparentemente aislados y casuales, dispersos y desconectados en el tiempo y en
la geografía, resultan maravillosamente ordenados con matemática precisión,
siguiendo una función lineal, por la que la hora solar local (HSL) de la
manifestación mariana depende del número del día, como resulta dentro del periodo
de 868 días en el que se halla.
En
conclusión, los datos cronológicos de la Vida de Jesús serían:
La
Encarnación: el 3 de Abril del 2 a.C. (fecha calculada hacia atrás, a
partir
del Nacimiento, con un calendario obstétrico.
Un
embarazo preciso dura 265/266 días)
El
Nacimiento: el 25 de Diciembre del 2 a.C. (se parte de esta fecha
por
hipótesis, pero luego resulta plenamente confirmada)
La
Muerte: el 2 de Abril del 33; por tanto, el tercer día después fue
La
Resurrección: el 5 de Abril del 33
La
Ascensión: el 14 de Mayo del 33
Ahora
bien, la lógica de la mente y del corazón dice: ¿y si aplicamos el módulo de
tiempo a la vida de María? ¿Con qué datos? Con los que ofrecen fidedignas
revelaciones privadas: según Sor Josefa Menéndez (“Invito all’Amore”, Berruti,
Torino 1948, pág. 550) y también según lo que ha mani-festado en sus
apariciones de El Escorial (España), Ella tenía 73 años al final de su vida;
vivió otros 25 años en la tierra, después de la Muerte de su Hijo, y
38
su
“Dormición” tuvo lugar un Viernes Santo. En Medjugorje dijo que el 5 de Agosto
de 1984 era su 2000 cumpleaños.
Si
María hubiera vivido 73 años, serían 26.645 días; si fueran 74 años habrían
sido 27.010 días. Busquemos por tanto el número intermedio que dé múltiplos
enteros de 868 días: resultan 26.908 días, 31 “tiempos” de 868 días. Hagamos la
cuenta:
-
Desde el día de la muerte de Jesús (2 de Abril del 33), 25 años nos llevan al
día de la “Dormición” de María: es admirable que fuera un Viernes santo, el 7
de Abril del año 58.
-
A partir de esa fecha, contando hacía atrás 26.908 días llegamos al día de su
nacimiento: el 5 de Agosto del año 17 a.C. Dos mil años después es el 1984,
como Ella ha confirmado en Medjugorje y no sólo.
-
María por tanto todavía tenía 14 años en el momento de la Encarnación del Verbo
y 15 cuando nació Jesús; así, al comienzo de la vida pública de su Hijo, María
tenía 46 años. 1
-
Y así como el Hijo resucitó al tercer día, de igual manera María fue llevada al
Cielo en alma y cuerpo glorificado, por lo tanto la Asunción fue el tercer día,
el 10 de Abril del año 58. 2
En
resumen, los datos cronológicos de la Vida de María serían: Su Inmaculada
Concepción: el 13 de Noviembre 3 del 18 a.C. (las fechas de
la
Concepción de Jesús y de María se deducen
a
partir del Nacimiento con un calendario obstétrico)
La
Natividad: el 5 de Agosto del 17 a.C.
L’
Anunciación: el 25 de Marzo del 2 a.C.
La
“Dormición”: el 7 de Abril del 58 (se parte de esta fecha, calculando
25
años “en soledad” después de la muerte de Jesús)
La
Asunción: el 10 de Abril del año 58.
1
- Jesús y María forman una perfecta unidad. Es significativo este detalle del
Evangelio: “Le dijeron entonces los Judíos: «Este Templo ha sido construido en
cuarenta y seis años, ¿y Tú en tres días lo reconstruirás?» Pero El hablaba del
Templo de su Cuerpo” (Jn. 2,20-21). La construcción de este Templo no hecho por
el hombre empezó con la Inmaculada concepción de María.
2
- En Medjugorje la Virgen contó su vida a la vidente Vicka y terminó su
narración el 10 de Abril de 1985. Se supone que el último capítulo es la
Asunción.
3
- Otra singular coincidencia: el 13 de Noviembre de 1965 fue la última
aparición de Garabandal.
39
Una
película sobre la vida de la Santísima Virgen Propuesta de un guión, siguiendo
en parte “El Poema del Hombre-Dios”, la extraordinaria obra de la mística
italiana Maria Valtorta. Todo ésto no es más que un “esquema” de la obra,
dividida en dos partes. Las escenas, en general, descritas con todo detalle por
María Valtorta, según sus visiones místicas, contienen ya sus respectivos
diálogos, súmamente bellos. Habría que añadir en algun modo y en ciertas
ocasiones algunas frases de la Sgda. Escritura, para encuadrar esas escenas en
su auténtica comprensión.
PRIMERA
PARTE
1
– Joaquín y Ana, con el pequeño Alfeo. Su dolor por no haber tenido hijos. Su
propósito de ir otra vez al Templo, en la fiesta de los Tabernáculos, a pedir
al Señor la gracia de un hijo, haciendo voto de consagrarlo a Dios.
2
– Joaquín y Ana, entre las tiendas del campamento de peregrinos en Jerusalén.
Presentimiento de Ana, que Dios le concederá ser madre. La noche sumerje en el
sueño; sobre la terra dulcemente se van apagando las luces y quedan palpitando
solamente las estellas en el firmamento.
3
– En medio de las estrellas, imaginemos que en el Cielo aparece un punto de Luz
que va creciendo, que lanza destellos, que gira vertiginosamente sobre Sí
mismo, con rayos de luces rojas, azules y verdes. Es como una rueda de Fuegos,
que se van “cuajando” en tres ángulos, en la idea clásica de la Stma. Trinidad.
Esas tres luces se funden y en un cierto momento, en el centro aparece como una
estrellita que va creciendo y que va transfor-mandose en una silueta: es el
alma de María, es la INMACULADA, plasmada en el centro de la Divinidad...
La
misma escena será la penúltima de la película, la secuencia final de
la
Asunción de María al Cielo: su regreso, acogida en el abrazo inefable
de
las Tres Divinas Personas, y esta vez en alma y cuerpo glorificados...
4
– La escena vuelve a la tierra: Ana, en su casa, mientras teje, canta y sonríe.
Anuncia así su júbilo y gratitud a Dios por sentirse madre de una Criatura. Da
la noticia a Joaquín.
5
de Agosto – El nacimiento de María.
6
– Ceremonia de la purificación de Ana, la madre, en el Templo. Los padres
declaran su intención, de que su Hija sea consagrada al Señor.
7
– Escena de un diálogo de Ana, la madre, con la pequeña María: escena
fundamental para comprender el perfecto uso de razón de María desde el primer
momento, consciente de que pertenece desde siempre a Dios, de la plenitud de la
Sabiduría Divina que la llena, de su ardiente deseo de obtener de Dios el
suspirado Mesías, la Redención y la reconciliación de los hombres con Dios...
40
8
– Joaquín y Ana, acompañados por Zacarías, llevan a María al Templo: la
Presentación, que la Iglesia festeja el 21 de Noviembre. María, de tres años,
es recibida por Ana de Fanuel para ser educada como consagrada a Dios.
9
– María a los doce años: escena de un diálogo con su maestra Ana de Fanuel, en
que manifiesta el único deseo de su vida, el amor que incendia su corazón: el
Mesías. De ahí, su firmísima intención de ser para siempre Virgen, sólo del
Señor.
10
– María es presentada al Sumo Sacerdote, el cual le dice que es Voluntad de
Dios que deba contraer matrimonio, y le dice el motivo. Ana de Fanuel
interviene explicando que se ha vinculado a Dios con voto de virginidad. María
manifiesta su total obediencia al Señor y su confianza en El. El Sacerdote
decide que sea Dios el que indique al elegido: “Dios te dará el esposo, y santo
será, porque te has abandonado a Dios. Tú le dirás tu voto”.
11
– Escena en el Templo: José resulta elegido entre todos los convocados por el
Sumo Sacerdote. El cual a continuación le presenta la esposa, María. Se confían
recíprocamente su secreto: se han consagrado ambos desde su primera niñez al
Señor. Conmovidos y llenos de alegría se prometen ante
Dios
amarse como los ángeles.
12
– De nuevo en el Templo: la escena del desposorio de José y María.
13
– Llegada de los esposos a Nazaret.
14
– La Anunciación a María (que todavía tiene catorce años).
15
– María da a José la noticia de que Isabel, su parienta, está esperando un niño
estando ya fuera de la edad, y le pide permiso de ir unos meses a ayudarla.
José se ofrece a acompañarla hasta Jerusalén.
16
– Escena de la Visitación: María, cabalgando en un burrito, llega a la casa de
Zacarías, que ya aparece anciano y se ha quedado sordomudo. El encuentro gozoso
con Isabel.
17
– Diálogo entre Isabel y María, que le revela el nombre de su Criatura. María
le revela su íntima angustia al pensar lo que dicen las profecías sobre el
Redentor, lo que tendrá que sufrir...
18
– El nacimiento del Precursor.
19
– La presentación de Juan (el Bautista) en el Templo.
20
– Continuando la escena, van a casa de unos conocidos de Galilea (Zebedeo),
esperando que llegue José, como en efecto sucede. En el momento de despedirse
de Zacarías e Isabel, a María se le resbala el manto que la cubre y se nota que
está embarazada. Al parecer, José se da cuenta sólo cuando ayuda a María a
subirse a la silla del burrito, pero no dice nada. Se ponen de camino hacia
Galilea de noche.
21
– Angustia de José; el Angel del Señor le revela el Misterio.
22
– José va a casa de María. Encuentro de los Esposos, que se explican entre
ellos, disipando toda su pena y angustia.
23
– El edicto del censo.
24
– El viaje hacia Belén.
25
de Diciembre – El Nacimiento de Ntro. Señor Jesucristo.
41
26
– La adoración de los pastores. Gracias a ellos, José y María hallan
hospitalidad en una casa.
27
– Zacarías va a visitar al Niño y aconseja permanecer todavía en Belén.
28
– La Presentación de Jesús en el Templo, en Jerusalén.
29
– La adoración de los tres Reyes Magos. El Niño Jesús parece que ya tiene
alrededor de un año.
30
– La huída a Egipto.
31
– Una escena de la Sgda. Familia en Egipto. El Niño ya tiene 3 o 4 años.
32
– De nuevo en Nazaret: una escena en la casa. El Niño Jesús, de unos cinco
años, está jugando. José, no tan alto, pero robusto, se ve de unos 35 años.
Primera lección de trabajo a Jesús, con pequeñas herramientas de carpintero.
33
– Otra escena de la niñez de Jesús, que está jugando con otros dos niños de su
misma edad, sus primitos (son sus futuros apóstoles Judas Tadeo y Santiago “el
menor”).
34
– Jesús ya tiene doce años. El viaje a Jerusalén, porque Jesús tiene que hacer
en el Templo el exámen para ser declarado mayor de edad (“hijo de la Ley”).
35
– La escena de Jesús en medio a los doctores de la Ley en el Templo. La
angustia de María y de José, no sabiendo dónde está y el motivo por el que los
ha dejado sin avisarles. El encuentro.
36
– La escena de la muerte de José. La gran pena de María. Jesús ya es adulto,
poco antes de la Vida pública.
SEGUNDA
PARTE
(a
partir del comienzo de la Vida pública de Jesús)
37
– Jesús se despide de su Madre y se va de Nazaret: ha llegado el tiempo de su
Vida pública.
38
– Sigue una serie de escenas veloces, que muestran por breves instantes algunos
episodios de la Vida pública de Jesús en los primeros tiempos: -Jesús en el
desierto, -su bautismo en el Jordán, -los primeros discípulos, -las primeras
predicaciones... Son escenas que “se encienden” o se hacen visibles, sucesivamente,
a María en su casita de Nazaret. Ella sigue con su espíritu a su Hijo donde
quiera que vaya: Jesús vive en María y María vive en Jesús..
39
– Jesús en Betsaida con sus primeros discípulos. Su primo Judas Tadeo lo invita
a las Bodas de Caná (Importante diálogo, que revela toda la situación de los
parientes y su actitud hacia Jesús y María)
40
– Las Bodas de Caná. María interviene en el primer milagro de Jesús.
41
– En Nazaret, una conversación entre la Madre y el Hijo, respecto a los
discípulos.
42
– La muerte de Alfeo (tío paterno de Jesús, padre de dos de los discípulos),
con tanta amargura, enojo y reproches a El y a su Madre. Los otros dos hijos
(Simón y sobre todo José) se muestran por eso irritados y de algún modo
influencian a toda la gente de Nazaret.
42
43
– Jesús llega a Nazaret y habla en la sinagoga, donde sus paisanos lo rechazan
y abuchean.
44
– Sigue otra serie de escenas rápidas de la Vida pública de Jesús: –de su
ministerio, predicando; –“¿Quién es mi Madre y quienes son mis hermanos?” –De
sus milagros –y de la creciente hostilidad por parte de los escribas y
fariseos.
45
– De nuevo en Nazaret, la Madre dice a Jesús: “De ahora en adelante iré yo
contigo cuando te alejes, y María de Cleofás (cuñada de la Virgen, viuda de
Alfeo), vendrá conmigo; lo desea tanto”. De esa manera se va formando en torno
a María el grupo de las discípulas o piadosas mujeres. Empieza el apostolado
femenino.
46
– En Cafarnaum, en casa de Simón el fariseo, que ha invitado a Jesús con los
discípulos, tiene lugar la escena de la pecadora arrepentida, a los pies de
Jesús. Se trata de María “de Mágdala” (hermana de Marta y de Lázaro de
Betania). A continuación va a Nazaret con la Stma. Virgen, que la va
instruyendo.
47
– Escena de un diálogo entre Madre e Hijo: “Madre mía, el Padre te ha preparado
ya el sacrificio que Tú tendrás que consumar” “Ruega por mí, Hijo mío, en esa
hora que ninguno de éstos comprende... y que ya es inminente, ¿no es verdad?”
“Y Tú ruega por Mí en la hora de la muerte... Sí, ninguno de éstos comprende”.
Jesús desde entonces se los entrega a su Madre como su herencia. “Hijo, quiero
una promesa por tu parte... que Tú no me esconderás la hora tremenda” “No
temas, Madre, Tú sabrás... Pero éste aún no es el último adios”.
48
– Escena en Betania, en casa de Lázaro. Jesús llega con los discí-pulos y
también la Stma. Virgen con María de Cleofás. El rostro de María ya es el de la
Dolorosa: un rostro triste, pálido y cansado. María se retira cada vez más,
preparándose a la Pasión de su Hijo.
49
– El Domingo de Ramos: María está presente cuando Jesús entra en Jerusalén.
50
– Antes de la Ultima Cena, Jesús se despide de su Madre.
51
– Durante la Ultima Cena, María está con las piadosas mujeres en la sala
inmediata a la del Cenáculo, en que Jesús instituye la Eucaristía..
Un
“flash-back”: Mientras Jesús está pronunciando las palabras de la Consagración,
se sobrepone la escena del momento en que su Madre pronunció las palabras de su
respuesta al Angel y tuvo lugar la Encarnación, añadiendo Ella: “Hijo mío y
Dios mío, éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre; que tu Amor y mi Amor formen,
de mi cuerpo y de mi sangre, tu Cuerpo y tu Sangre”...
Después
de haberles dado la Eucaristía a los Apóstoles, entra para darle también a Ella
la Comunión.
52
– Pasan pocas horas y llega Juan a dar la noticia de la condena a muerte de
Jesús, decidida por el Sanedrín. María va con Juan y con las piadosas mujeres y
se encuentra entre la gente, en el momento en que Jesús es
43
llevado
a Pilato. A partir de entonces Lo sigue siempre, hasta el encuentro en la Vía
dolorosa al Calvario.
53
– La tremenda escena del Calvario. María, al pie de la Cruz, comparte todos los
sufrimientos de Jesús y Lo sostiene con todo su ser “Mujer, ahí tienes a tu
hijo. Hijo ahí tienes a tu Madre”. La muerte de Jesús y las señales del luto de
toda la Creación.
54
– Jesús es traspasado por la lanza del Centurión, Longino, y es bajado de la
Cruz. María lo recibe en sus brazos. La Piedad.
Un
“flash-back”: durante unos instantes se sobreponen las escenas de Belén y del
Gólgota: María tiene a su Hijo, sucesivamente recién nacido y muerto, en sus
brazos y lo estrecha contra su Corazón y, mientras se abate sintiendose morir,
traspasada al besar la llaga del Costado, se reanima y entre las lágrimas se le
nota apenas un estremecimiento de ternura y de alegría: en lugar de Jesús, por
un instante ve un rapidísimo seguirse, uno tras otro, de tantos peque-ños
recién nacidos, que Ella estrecha a su Corazón, para expresar la idea del
momento en que nos ha dado a luz y ha nacido la Iglesia. Sigue la desgarradora
escena de la sepultura del Señor.
56
– La fe y la heroica espera de María. El “Getsemanì” de la Virgen. Los
Apóstoles van volviendo, uno tras otro, al Cenáculo, llenos de dolor y de
vergüenza, y la Madre piadosa los acoje y les asegura el perdón de su Hijo. La
Verónica le trae el velo con el que había limpiado el rostro del Señor; Longino
le entrega la punta de hierro de la lanza.
57
– La aparición de Jesús Resucitado a su Madre.
58
– Las primeras noticias de la Resurrección: María escucha los testimonios de
las piadosas mujeres conmovidas, la de María de Mágdala, confirmando el
Triunfo. Sin embargo, en medio de su alegría (la Resurrección de Jesús también
es de Ella, la Madre de la Resurrección) aún le queda un íntimo dolor: que los
discípulos no creen... hasta que no Lo ven durante ese día.
59
– Escenas rápidas de los encuentros de Jesús Resucitado con los discípulos.
60
– Jesús se despide de su Madre antes de subir al Cielo. La Ascensión del Señor.
61
– María en el Cenáculo con los Apóstoles: los instruye y oran juntos, esperando
al Espíritu Santo.
62
– La escena de Pentecostés; la transformación de los Apóstoles.
63
– Escenas veloces de la predicación de Pedro y de los Apóstoles. Escenas del
rápido crecimiento de la Iglesia. El martirio de Esteban; empieza la
persecución.
64
– María y Juan se embarcan para ir a Efeso.
65
– La escena de la “Dormición” o “Tránsito”de María en una pequeña casita, en el
Huerto de los Olivos, en Jerusalén. Está presente sólo Juan. Ya han pasado 25
años de la Pasión de Jesús y María ya tiene 73, aunque su aspecto sigue siendo
el de entonces, sin arrugas ni signos de vejez. El dolor y el amor la han
embellecido y espiritualizado aún más, si cabe. Por su
44
parte,
a Juan se le ve ya plenamente adulto, que ha adquirido un gran parecido a
Jesús.
66
– La Asunción de María: Juan, dominado por el cansancio y por una profunda
pena, al lado del lecho fúnebre sobre el que reposa el cuerpo sin vida de
María, que él ha cubierto de flores, se despierta de repente: a tiempo de ver
muchas figuras luminosas y bellísimas de Angeles, que se llevan el cuerpo a
través del techo (que ha desaparecido), mientras caen las flores, en medio de
un alborozo de armonías y de cantos celestiales, y al mirarla ve que su cuerpo
se va poniendo de pie, vivo, transfigurado, de una belleza divina,
resplandeciente como el sol, y que a su encuentro desciende otra Figura
luminosísima, que él bien conoce: su Divino Hijo, fundiendose en un abrazo
inefable... Esa figura de luz se va volviendo cada vez más pequeña, hasta ser
la misma imagen del comienzo de la película: la creación del Alma Inmaculada de
María, que ha salido de Dios, y el regreso a Dios de María, en Alma y Cuerpo
glorificado... Durante esa escena resuenan sus palabras dulcísimas: “En la Casa
de mi Padre hay muchas moradas... Voy a prepararos un lugar... No os dejaré
huérfanos, volveré a vosotros. El mundo no volverá a verme, pero vosotros me
vereis, porque Yo vivo y vosotros vivireis. Aquel día sabreis que Yo estoy en
el Padre...”
67
– Ultima escena: La Mujer vestida de Sol. Sus palabras: “Haced todo lo que mi
Hijo os ha dicho y os dirá...”
“Yo
recorreré todo el mundo, iré a cada persona, a todas las familias,
a
las comunidades religiosas, a cada nación, a todos los pueblos,
y
si hace falta iré durante siglos enteros, hasta que haya formado
como
Reina a mi pueblo y como Madre a mis hijos,
los
cuales conozcan y hagan reinar por todas partes
la
Divina Voluntad”
AMEN
Seguramente
en el Cielo veremos la verdadera película
de
la vida de la Santísima Virgen.
¡Que
Jesús y María os bendigan!
45
Los
textos indicados son en general fragmentos de capítulos, reunidos por temas de
forma aproximada; muchos podrían incluirse en otros temas.
1
-
(Volumen
4°, 26-01-1902) La Santísima Trinidad y María.
(15°,
16-12-1922) La Encarnación del Verbo. La colaboración de María con la Stma.
Trinidad.
(19°,
09-03-1926) En el juego de amor con Dios, María perdió su voluntad y ganó la
Voluntad Divina.
(19°,
16-04-1926) María, viviendo en el Querer Divino, tomaba todo de Dios para darle
todo por todos de un modo divino.
(19°,
06-05-1926) Por qué María fue antes que Adán y Eva delante Dios: porque nunca
se separó de Dios.
(22°,
20-06-1927) Todos los actos de María tuvieron vida en el Querer Divino, no en
el suyo: por eso tiene el primado sobre todos los actos de las criaturas.
(33°,
17-06-1935) El supremo prodigio del amor de Dios es obrar en la Virgen como
obra en Sí mismo, dependiendo de la libre voluntad de la criatura.
(35°,
09-08-1937) La Reina del Cielo ama como ama Dios, corresponde a su Amor y posee
Su semejanza, y cuando el Regno vendrá en la tierra Ella tendrá en él la
jerarquía de sus hijos.
(35°,
14-02-1938) Al crear a la Virgen, Dios creó el perdón, la piedad y la ternura y
los depositó en su Corazón materno.
2
–
(15°,
08-12-1922) La Inmaculada Concepción, obra suprema de las Tres Divinas
Personas.
(16°,
08-12-1923) La Inmaculada Concepción. El alma de María fue concebida en los
méritos infinitos del Redentor.
(17°,
08-12-1924) La Inmaculada Concepción. La prueba de María desde el primer
instante de su concepción.
(19°,
19-03-1926) María fue concebida Inmaculada y Llena de Gracia porque debía ser
la Madre de Dios.
(23°,
08-12-1927) La Inmaculada Concepción, por más que sea bella y pura, habría sido
sólo una pequeña luz si el Divino Querer no la hubiera sumergido en su Sol.
(24°,
16-09-1928) La Divina Voluntad hizo la inmaculada concepción de María en su
gérmen humano preservado del pecado, y en Ella concibió su Reino.
(25°,
08-12-1928) La fiesta de la Inmaculada es la fiesta de la concepción de la
Divina Voluntad en María. El “Fiat” Divino empezó a vivir y a reinar en Ella
desde su inmaculada concepción. Así Ella unió en sí lo divino y lo humano.
46
(26°,
30-07-1929) Cuando la Divina Voluntad reine como en María, alejará de la
naturaleza humana todo mal y dará todo bien al alma y al cuerpo.
(31°,
08-09-1932) La Natividad de María contiene todos los prodigios, porque en Ella
nació la Divina Voluntad en el mundo.
(31°,
09-10-1932) La Concepción de la Virgen Inmaculada fue un acto nuevo de la
Divina Voluntad en el cual fue renovada toda la Creación.
(33°,
12-04-1935) La Virgen desde el primer instante amó a Dios y a cada criatura y
fue Reina de dolor y de amor; la potencia obrante de la Divina Voluntad en Ella
obtuvo la Redención y trajo al Verbo al mundo.
(34°,
08-12-1935) La Inmaculada concepción de la Virgen es una nueva creación que
supera la del universo, porque es fruto del Acto creador, conser-vador y creciente
de Dios. Y Ella, amando a Dios con este Acto creciente, posee a Dios y todo lo
que pertenece a Dios. Por eso Dios nada hace sin Ella.
(34°,
01-03-1936) La Inmaculada formó en sí una vida deamor y de Querer Divino para
cada criatura.
(34°,
21-04-1936) Todos hemos sido concebidos en el Corazón materno de María en el
acto de su Concepción.
(34°,
23-08-1936) El Querer Divino subyugó el de la Virgen y viceversa desde su
Concepción, y Ella fue la Reina de todos y de su mismo Creador, y obtuvo la
Encarnación del Verbo y la salvación del hombre.
(34°,
08-12-1936) Dio reunió todas sus obras en la Inmaculada concepción de María,
concebida a su vez en la Encarnación del Verbo Hijo suyo, en la vida, en las
obras y en las penas del Divino Redentor.
(34°,
20-12-1936) En la concepción de la Virgen, la Divina Voluntad concibió al mismo
tiempo todas las criaturas en su Corazón, para poder ver todas en Ella, y
concibió a la Virgen en cada criatura para que cada uno la tuviera como Madre.
Dios la dotó de todas sus cualidades divinas, y viviendo en Dios Lo conoce de
modo único.
(35°,
08-12-1937) En la Concepción de la Reina del Cielo Dios no hizo una obra, sino
que creó una vida divina y humana, y una serie de prodigios para que Ella
pudiera contener todos los bienes que Dios le daba. Desde el primer instante
Ella corría en todas las cosas para amar a Dios, y Dios, queriendo amarla en
todas las cosas, la concibió en todas: por eso Ella es Reina y Madre universal
de todos y de todo.
(36°,
08-12-1938) La fiesta de la Inmaculada es la más grande y la más bella para
Dios y para todas las criaturas. En su Concepción, Dios le dio mares dr amor,
de luz y de santidad para poder darlos a todos.
3
-
(8°,
05-04-1908) Toda la vida y la santidad de María han salido de la palabra
“Fiat”.
(12°,
10-01-1921) Efectos prodigiosos del “Fiat” Divino pronunciado por María.
(12°,
17-01-1921) La Encarnación y toda la obra de la Redención han sido fruto del
“Fiat mihi” de María.
(12°,
24-01-1921) Los tres “Fiat”. De los efectos del segundo “Fiat” pronunciado por
María, sólo ella fue espectadora.
47
(12°,
02-02-1921) Los tres “Fiat”. Del “Fiat” de María brotan infinitos actos de
Gracia, como una nueva Creación.
(16°,
13-08-1923) María ha restablecido todas las relaciones con la Voluntad de Dios;
su cumplimiento parte de María.
(16°,
22-02-1924) Dios ha podido disfrutar los goces de la Creación gracias a María;
por eso Ella ha podido concebir al Verbo.
(17°,
02-08-1925) Toda la gloria de María como Madre y Reina procede del “Fiat” y así
será para la Iglesia.
(18°,
09-08-1925) La Virgen llenó el cielo y la tierra del amor, la gloria, la gratitud
de todos debida a Dios.
(19°,
28-03-1926) El primer fin de lo que hicieron Jesús y María en la Redención fue
obtener el reino de la Divina Voluntad en la tierra; la salvación del hombre
fue finalidad secundaria.
(19°,
28-04-1926) El sacrificio supremo de María fue continuo: su “Fiat” con pleno
conocimiento, en cada cosa.
(20°,
22-10-1926) María hizo el más grande milagro, universal: obtener y preparar la
Redención.
(23°,
18-12-1927) María, con la Luz divina que poseía, se apoderó de la Luz del Verbo
y le hizo esconderse en Ella.
(24°,
22-04-1928) El amor y todos los actos de la Madre Celestial estan por doquier
en la Creación.
(24°,
28-06-1928) El primer acto de amor de María, hecho en el Querer Divino, está
siempre en acto, nunca se acaba y continuamente se multiplica.
(25°,
25-10-1928) Todo lo que hizo la Virgen está en acto en el “Fiat” Divino que
Ella poseía, a disposición de todo el que viva en El.
(29°,
19-05-1931) El mal entró en el mondo por medio de una mujer, Eva, pero Dios
decretó la victoria sobre el demonio por medio de otra Mujer, María.
4
-
(3°,
06-01-1900) El Corazón de María y el Corazón de Jesús. (18°, 20-12-1925) El
Corazón materno de María fue traspasado al ver el dolor de Jesús.
(21°,
08-04-1927) La Reina del Cielo concibió el Verbo y formó en su Corazón a los
hijos del Reino, porque Ella lo poseía.
(24°,
26-04-1928) Todo lo que Jesús hacía y sufría resonaba en el Corazón materno de
María, y viceversa, el eco incesante de Ella resonaba en el Corazón de Jesús.
(32°,
06-08-1933) El acto de amor más grande de Dios a la Virgen al crearla fue darle
como vida su Voluntad, y en Ella el “Fiat” Divino era voz y palabra incesante e
irresistible hacia su Dios.
(34°,
24-12-1936) Dios hizo que todos fueran concebidos en el Corazón de la Virgen y
que Ella fuera concebida en cada criatura, para que Ella forme a su Hijo en
cada una y les haga crecer juntos.
5
-
(2°,
26-09-1899) Lo que Jesús es por naturaleza propia, María lo es por gracia.
48
(14°,
20-07-1922) Una sola Voluntad anima a Jesús y María; nada ha hecho Jesús en lo
que Ella no tome parte. (14°, 13-10-1922) María estaba al corriente de todas
las penas secretas de la vida de Jesús.
(19°,
15-06-1926) Los actos de María son inseparables de lo que hace Dios: salvar en
la tierra y felicitar a todos en el Cielo.
(20°,
06-01-1927) Para la Encarnación fu necesario que la Stma. Virgen no tuviera una
voluntad humana, sino Divina.
(22°,
29-06-1927) María recibió continuamente las verdades de la Divina Voluntad,
conservandolas en su Corazón, pero no era suya la misión de darlas a conocer.
(23°,
20-10-1927) María, aunque posee la plenitud de todos los bienes del Creador y
de su Reino, no agota su inmensidad, sino que posee su acto nuevo, continuo y
creciente.
(23°,
14-12-1927) Jesús, para conceder la Redención, antes quiso hallar en María todo
lo que la misma vale y todos los bienes que su venida había de traer.
(27°,
12-10-1929) María debe sus prerogativas divinas al haber vivido en la Divina
Voluntad.
6
-
(15°,
11-07-1923) María, criatura única, en la que estan todos los bienes della
Redención, siempre estuvo custodiada.
(16°,
15-11-1923) María hizo suyos todos los actos rechazados de la Divina Voluntad;
por eso el Verbo pudo encarnarse.
(16°,
06-12-1923) Para que il Verbo se encarnara, María debió cubrir todas las
criaturas con el Querer Divino.
(16°,
24-03-1924) María, viviendo en el Querer Divino, hizo el milagro más grande:
hacer que el Verbo viniera al mundo. (17°, 01-05-1925) María tiene la misión
única de ser la Madre de Dios y el oficio de Corredentora, y por eso ha sido
hecha nuestra Madre.
(18°,
12-11-1925) La Stma. Virgen completó todos los actos buenos y santos del
Antiguo Testamento que hacían falta para preparar y obtener la venida del
Redentor.
(19°,
13-09-1926) Para que viniera el Redentor fue necesario el ardiente deseo de
todos y, por último, el de la Virgen.
(20°,
23-09-1926) María obtuvo en nombre de todos y en favor de todos la venida del
Redentor.
(20°,
02-11-1926) La misión de la Madre Celestial era colaborar con el Redentor,
condición necesaria para obtener el Reino del “Fiat” Divino, y la cumplió
porque poseía ese Reino.
(20°,
04-11-1926) La Redención fue posible porque en la tierra estaba María, la primera
hija de la Divina Voluntad.
(20°,
22-12-1926) Jesús trató la Encarnación y la Redención exclusivamente con María,
al tener Ella la Divina Voluntad.
(22°,
01-06-1927) María no hizo ningún milagro, porque pedirlo habría sido dar vida a
su voluntad, sino que hizo con Dios el milagro que contiene todos los demás: la
Redención.
49
(23°,
02-10-1927) María obtuvo la venida del Verbo a la tierra porque el “Fiat”
Divino reinaba en Ella.
(23°,
16-10-1927) María, obteniendo la Redención, puso las bases del Reino del “Fiat”
Divino.
(26°,
03-08-1929) Cuando Dios hace una obra universal para el bien de todos, la
entrega a un alma elegida: así entregó la Creación al hombre, padre de todas
las generaciones, la Redención a la Virgen, la Madre universal, y el Reino de su
Voluntad a Luisa en favor de todas las generaciones.
(29°,
16-03-1931) La Stma. Virgen es única, como el Sol, y su luz reune a Dios y al
hombre.
(34°,
10-02-1937) El supremo anhelo de Jesús y de su Madre, que Ella le pide con
plegaria ardiente, es que el “Fiat” Divino descienda a los corazones y en ellos
forme su Reino. Este ha sido entregado a la Virgen y Ella pone su vida, su
amor, sus virtudes y sus dolores a disposición de sus hijos, para que vivan en
El.
7
-
(4°,
10-01-1903) “El Señor es contigo”.
(12°,
08-03-1921) El amor de María supera el de todas las criaturas juntas, porque
hizo que el Verbo se encarnase en Ella.
(13°,
27-10-1921) Prerogativas únicas de María, para que el Verbo pudiera encar-narse
en Ella.
(13°,
25-12-1921) María pudo concebir a Jesús y darle la Vida porque Ella poseía la
Voluntad Divina.
(15°,
14-04-1923) Para poder ser Madre del Hombre-Dios, María ha recibido la
Fecundidad virginal del Padre.
(17°,
04-05-1925) La Maternidad de María refleja la Paternidad del Padre Celestial y tiene
su Omnipotencia.
(19°,
31-03-1926) María pudo concebir el Verbo sólo porque tenía el Querer Divino
como vida propia.
(19°,
18-07-1926) Dios preparó a María sin que Ella supiera que había de ser su
Madre, y a su debido tiempo se lo manifestó.
(23°,
27-11-1927) María posee la Fecundidad divina, que sabe y puede producir en cada
instante todos los bienes que contiene. Así Ella engendra el Verbo en sí y en
todas las criaturas.
(24°,
15-08-1928) La gloria de María en el Cielo es fruto de haber vivido sólo de
Divina Voluntad, mediante la cual concibió a Dios y en su Hijo concibió a todas
las criaturas.
(24°,
02-09-1928) María es la Madre de Jesús porque tenía la vida del “Fiat” Divino.
Así el Divino Querer está formando a la pequeña Hija como otra madre para El.
(30°,
25-12-1931) Jesús encontró en el amor de su Madre el paraíso que tenía en el
Cielo y lo encontrará en los hijos de su Voluntad.
(35°,
14-02-1938) Jesús recibía de su Madre todas las almas y su amor materno, y se
las daba de nuevo a Ella, dandole su Amor paterno de Dios.
(36°,
28-12-1938) Dimensiones de la Maternidad Divina de María hacia Jesús y hacia
las almas.
50
8
-
(15°,
20-04-1923) La perfecta virginidad de María. Por medio de Ella el Redentor vino
y se dio a conocer.
9
-
(4°,
30-09-1900) La aflicción de María.
(4°,
05-04-1901) El motivo de la aflicción de María. (4°, 24-02-1902) Los dolores de
María se han convertido en mares de gracia y de gloria para todos. (6°,
17-12-1903) La adoración de María cuando encontró a Jesús en la Via Dolorosa. (6°,
21-12-1903) Los siete dolores de María son siete canales de Gracia para todos.
(6°, 04-09-1905) En la Pasión Jesús daba todo a su Madre y María daba todo a su
Hijo. (6°, 17-09-1905) Como podemos tomar parte en los bienes y en los méritos
de los siete dolores de María. (8°, 12-1907) La única intención de María el día
de la Pasión.
(10°,
21-06-1911) El Amor consumaba a María, le daba la muerte de Jesús y la hacía
resucitar a nueva vida. (11°, 24-03-1913) La Pasión de Jesús llenó
continuamente el alma de María. (11°, 25-10-1915) María quiso hacer suyas todas
las penas de Jesús. (12°, 27-01-1919) Todas las penas inmensas del Corazón de
Jesús, El las siente en el Corazón de su Madre. (12°, 04-02-1919) La Pasión
redentora de Jesús empezó desde el seno de su Madre, que tomaba parte en todo.
(12°, 18-03-1919) María tomaba parte en todas las penas y las muertes de Jesús
en su seno. (12°, 15-04-1920) Todas las penas mortales de Jesús y María, de El
en Ella y de Ella en El, fueron por amor a nosotros. (13°, 19-11-1921) Los dos
apoyos de Jesús agonizante en el Huerto de los Olivos. María, depositaria de la
Divina Misericordia. (15°, 23-03-1923) Los dolores de María la hicieron Reina,
porque estaban animados por el “Fiat” Divino.
(16°,
04-12-1923) Para que la Redención dé sus frutos, hace falta conocer a María y
lo que Dios ha hecho en Ella
(16°,
06-06-1924) María fue el punto de partida de la obra del Redentor porque
enteramente Lo poseía. (17°, 01-05-1925) María tiene el oficio de Corredentora
y por eso es Madre nuestra.
(17°,
25-06-1925) Jesús trató la Redención sólo con María y, después de haber hecho
todo en Ella, se dio a los demás.
(19°,
28-03-1926) La primera finalidad de lo que Jesús y María hicieron en la
Redención fue obtener el reino de la Divina Voluntad en la tierra; la salvación
del hombre fue un fin secundario.
(19°,
06-06-1926) Para poder redimirnos Jesús tuvo necesidad de una Madre Virgen en
la cual reinase la Divina Voluntad. (19°, 11-07-1926) La plena luz del Querer
Divino llevaba a María todas las penas de la Redención: la Corredentora.
51
(19°,
15-09-1926) Jesús y María formaron el reino de la Redención, antes de darlo a
las criaturas.
(20°,
02-10-1926) Lo que hicieron Jesús y María para la Redención queda en gran parte
secreto aquí en la tierra.
(20°,
30-01-1927) Jesús y María, abrazando todas las penas para redimirnos, nunca
estuvieron privados de la máxima felicidad.
(21°,
30-04-1927) Jesús y María prepararon ellos solos, en secreto, la Redención y la
salvación de todos.
(22°,
30-07-1927) María tanto supo decir en su Corazón a Dios, que obtuvo de El la
Redención.
(24°,
18-08-1928) Las obras y las penas de Jesús y de María, vividas en el Querer
Divino, sirvieron para adquirir su Reino para la familia humana.
(25°,
13-01-1929) El reino de la Redención fue formado en el Corazón materno de
María, Madre y Reina de los Apóstoles.
(26°,
27-07-1929) La Redención ha empiezado con el reino del “Fiat” Divino en la
Virgen Reina, porque Ella debía de hallarse en la condición de Adán antes del
pecado. Jesús y María han reparado los daños causados por Adán y Eva.
(28°,
07-10-1930) La Redención se debe a la firme fidelidad de la Virgen Reina.
(33°,
06-05-1934) El primer fin della Redención fue dar de nuevo a las criaturas la
vida divina, el Reino de la Divina Voluntad formado en Jesús y María, del cual
ha salido la Redención, para que gracias a ella pudiera venir de nuevo el
Reino.
10
-
(6°,
21-12-1903) Los siete dolores de María son siete canales de Gracia per todos.
(12°,
18-12-1920) De los dones y las gracias que Dios le ha dado a María descien-den
las gracias para todos.
(13°,
26-11-1921) Solamente María ha puesto a salvo todos los frutos y la gloria de
la Redención.
(13°,
03-12-1921) Por medio de María descienden todos los frutos de la Redención.
(14°,
15-08-1922) Todas las criaturas tienen como vida los actos de Jesús y, con
ellos, los de María.
(14°,
11-11-1922) Frutos de los actos que Jesús y María han hecho juntos en el Querer
Divino, en favor nuestro.
(15°,
23-05-1923) Jesús y María adquirieron con sus privaciones todos los bienes para
poder darlos a todos.
(16°,
27-07-1923) En María estan depositados todos los bienes y la misma Vida divina,
para darse a todos.
(17°,
15-04-1925) Abrazar todo y poder dar todo a todos es sólo de María. Toda la
Iglesia depende de Ella.
(19°,
18-05-1926) María es Madre por derecho. Toda la Redención fue encomen-dada a
Ella y Ella la hizo fructificar.
(19°,
20-06-1926) María puso a salvo en Ella el fruto pleno de la Vida, Pasión y
Muerte de Jesús, para darlo a todos.
(20°,
25-12-1926) La Madre fue depositaria de la Vida de Jesús y de todos sus actos,
para que El los pudiera hacer.
52
(21°,
16-04-1927) Jesús instituyó la Eucaristía cuando vio que podía depositar toda
su Vida Sacramental en María, que Le habría correspondido por todos.
(22°,
08-09-1927) Jesús depositó en su Madre la nueva entrega a las criaturas de la
Divina Voluntad reinante.
(23°,
27-01-1928) La Madre Celestial es la depositaria de todo lo que Jesús hizo por
la Redención.
(34°,
28-05-1937) La Madre Celeste es la Portadora de Jesús, que Dios le entregó para
que se lo dé a quien Ella quiera, para que lo acompañe y lo ame por quien lo
recibe. Jesús y María son inseparables, el uno está en el otro.
11-
(12°,
18-09-1917) Por qué llora nuestra Madre.
(12°,
28-05-1918) El dolor de nuestra Madre por lo que sufren sus hijos.
(12°,
25-12-1920) La tarea materna de María para con nosotros: no hace falta
comprenderlo, basta que confiemos en Ella.
(16°,
24-02-1924) Jesús depositó en el Corazón de su Madre toda la Ley evangélica y
los bienes de la Redención.
(18°,
10-10-1925) Todo lo que María hizo a Jesús lo hace a sus hijos que tienen como
vida la Divina Voluntad.
(19°,
26-06-1926) María obró de modo universal y por todos ante Dios, y por eso ha
engendrado a cada uno en su Corazón.
(23°,
22-12-1927) En María, como Madre de todos los redimidos, está contenido todo lo
que sus hijos han de hacer y todos los bienes que deben recibir.
(23°,
20-02-1928) María tiene la soberanía sobre todas las criaturas y sobre todos
los actos buenos que hacen; de Ella como Madre depende su vida.
(24°,
13-05-1928) Quien vive en la Divina Voluntad posee todo lo que es de María y de
todos los Santos.
(26°,
08-09-1929) En el nacimiento de la Virgen está incluido el renacimiento de toda
la humanidad y de toda la Creación. Por eso Ella, desde el primer momento,
sintió que amaba a todos como hijos y que los llevaba en su Corazón materno.
(28°,
18-10-1930) Quien tiene el “Fiat” Divino como vida posee todos los actos de la
Madre.
(30°,
08-12-1931) La Madre Celestial tiene el primado sobre todos los actos buenos de
sus hijos, que Ella reune en los suyos para presentarlos a Dios, cubiertos y
sustituidos con la belleza de sus actos.
(30°,
13-03-1932) La Reina del Cielo puede hacer de guía y de maestra para vivir en
la Divina Voluntad, porque Ella se hizo su celestial prisionera y junto con su
Hijo preparó su Reino.
(30°,
17-06-1932) Los actos de Jesús y de la Madre Celestial esperan los actos de
quien vive en la Divina Voluntad para sellarlos y darles su forma. (33°,
04-02-1934) Dios llamó a la vida a la Virgen Inmaculada, para amar a todas las
criaturas en Ella y por medio de Ella; por eso con su Divina Voluntad le dió la
Maternidad divina hacia todos.
53
(34°,
20-05-1936) En su Ascensión, Jesús dejó a su Madre en medio de sus discípu-los
para prepararlos a recibir la vida y el reino del Querer Divino.
(34°,
20-12-1936) En su Maternidad María ha cubierto cada criatura con sus actos y
victorias, dandolos como dote a cada uno.
(34°,
24-12-1936) Dios, para hacer que las criaturas lo amen, añadió a su amor de
Padre una Madre celestial y humana, para concebir al Hombre-Dios y unir a Dios
y a los hombres. Dios hizo que en su Corazón la Madre concibiera a todos y que
Ella fuera concebida en cada criatura, para engendrar en cada una a su Hijo y
formarlos juntos.
(34°,
28-12-1936) La Virgen tomó posesión de la gran herencia de la Divina Voluntad
con todos sus bienes: la fecundidad y la maternidad humana y divina, el Verbo
Divino, las generaciones humanas. Por eso heredó a sus hijos, pero quiere que
sean herederos de sus bienes: que tengan su Hijo y sean para El otras tantas
madres.
(35°,
07-11-1937) La Virgen Stma. ha formado la dote para sus hijos.
(36°,
20-04-1938) Jesús nos da en cada instante a su Madre como Madre, y Ella da su
maternidad y su amor a quien vive en la Divina Voluntad.
(36°,
28-12-1938) Dimensiones de la Maternidad Divina de María hacia Jesús y hacia
las almas.
12
-
(4°,
25-12-1900) El Nacimiento de Jesús.
(4°,
26-12-1900) El prodigio de vivir con el Divino Infante.
(8°,
27-12-1908) El “te amo” infinito entre Jesús y María.
(19°,
15-06-1926) María se turbó al comprender lo que Aquel que es el Todo quería
hacer en su nada.
(20°,
25-12-1926) Los gozos mutuos de Jesús y de su Madre en la cueva de Belén.
(21°,
16-04-1927) María tuvo la fuerza de dejar el Cuerpo de Jesús en el sepulcro,
porque era inseparable de El, y así Lo siguió en el Limbo y en la Resurrección.
(23°,
25-12-1927) Jesús, naciendo, fijó la mirada en María, viendo en Ella bilocada
su vida.
(24°,
07-07-1928) En Nazaret el Reino de la Divina Voluntad fue una realidad sólo en
Jesús y en María, porque entonces no fue todavía restaurado el orden de la
Creación.
(27°,
21-10-1929) Jesús compara la venida de la Divina Voluntad para reinar, con su
Encarnación para redimir; por eso su Venida ya es una realidad presente.
(27°,
22-12-1929) En la Encarnación la Madre Celestial recibió todos los bienes. El
Amor de Jesús lo ha hecho prisionero en el seno de María y en su misma
Humanidad para formar la Redención, y en la Eucaristía para madurar su Reino.
(28°,
18-10-1930) Todo lo que la Madre Celestial le hizo al Niño Jesús era infinito y
divino, porque salía de la Divina Voluntad, y quien tiene el “Fiat” Divino como
vida posee todos los actos che hizo la Madre.
(29°,
19-05-1931) María no tenía ningún signo exterior extraordinario que la indicase
como la Madre de Dios.
54
(29°,
27-05-1931) Dios quiso ver ein María la firmeza constante de quince años de
vida de Voluntad Divina antes de encarnarse en Ella.
(32°,
14-05-1933) Cuando Dios quiere dar un bien, antes lo manifiesta; pero la señal
de que el alma lo ha aceptado es que Dios sigue manifestando otras verdades.
Por eso no dijo todo a la Virgen desde el principio, sino después de haber
hecho las cosas.
(33°,
08-07-1935) Todo lo que hizo Jesús, su Madre lo hizo con El, con el mismo
“Fiat” Divino, custodiandolo en su Corazón materno. Así la quiso con El al
instituir la Eucaristia.
(34°,
01-01-1937) La Madre Celestial le hizo a Jesús, cuando nació, una fiesta de
amor en respuesta al Amor Divino. Qué cosa puede hacer el amor cuando es
animado por un “Fiat” omnipotente.
(35°,
14-02-1938) Jesús recibía de su Madre todas las almas y su amor materno, y se
las devolvía a Ella, dandole su Amor paterno divino.
(36°,
25-12-1938) Cuando nació Jesús, su Madre llenó toda la Creación con su belleza
y su amor, para formarle un Paraíso en la tierra como el que había dejado en el
Cielo.
13
-
(2°,
15-08-1899) La fiesta de la Asunción en el Cielo y el «Ave María».
(18°,
15-08-1925) La Asunción de María fue el triunfo y la fiesta de la Divina
Voluntad
(25°,
31-03-1929) Sólo Jesús y María han vivido de Voluntad Divina, por eso Esta ha
llevado al Cielo sus almas junto con sus cuerpos.
(36°,
15-08-1938) La fiesta de la Asunción es la más grande y más bella, la fiesta de
la Divina Voluntad que ha obrado en María, que ha formado tantas Vidas divinas
por cuantos fueron sus actos, para vincular a Dios con todas las criaturas.
14
–
(2°,
04-07-1899) El Reino de la paz está en el Corazón de María.
(15°,
22-02-1923) María, Reina de todos, se humilló más que todos por su
conoci-miento de Dios y de sí misma.
(16°,
24-11-1923) Con qué alimento María alimenta a sus hijos. Ella es la “Madre y
Reina de la Divina Voluntad”.
(19°,
14-03-1926) La Stma. Virgen es la recién nacida de la Divina Voluntad en el
tiempo: por eso pudo hacer y obtener todo.
(20°,
04-11-1926) En el Reino del “Fiat” la Reina del Cielo tendrá tantas copias
suyas en la tierra.
(20°,
10-11-1926) El Reino del “Fiat” será “el reino de la Stma. Virgen” porque
tendrá sus hijos como Ella.
(20°,
14-11-1926) La Madre y Reina pone sus bienes a disposición de quien quiera la
Santidad del “Fiat” Eterno.
(20°,
21-11-1926) La Reina del Cielo tiene el primado en todo: Ella previene y
precede a las criaturas ante Dios.
(23°,
01-12-1927) Todos los actos de nuestra Madre esperan la continuación de
nuestros actos hechos en la Divina Voluntad y vienen en nuestra ayuda para obtener
que venga su Reino.
55
(23°,
13-01-1928) María, conservando el amor y la vida del Divino Querer, es la
primera Reina de las obras de Dios.
(23°,
18-01-1928) La Reina Celestial, que ha vivido en el Acto primero de Dios,
suspira y espera que otras criaturas, viviendo como Ella, puedan reinar igual
que Ella.
(23°,
20-02-1928) María tiene el dominio sobre todas las criaturas y sobre todos los
actos buenos que hacen; de Ella como Madre depende su vida.
(24°,
19-07-1928) Desde el primo instante, María sabía que toda la Creación la
festejaba y dependía de Ella, porque en Ella reinaba el Querer Divino.
(27°,
20-01-1930) Todo lo que Dios ha hecho está presente en su Querer. La criatura
en El encuentra la creación de la Virgen, desde el primer instante Reina del
Universo.
(33°,
06-06-1935) Jesús en el tiempo futuro ha encomendado todos sus hijos a su Madre
para que los defienda y los salve.
(33°,
08-07-1935) La fúlgida corona de María como Madre son sus hijos y como Reina es
su pueblo.
(33°,
14-07-1935) La Reina del Cielo pide y dará el Reino del “Fiat” Divino porque es
suyo.
(35°,
25-10-1937) La Stma. Virgen desde el primer momento heredó la Divina Voluntad,
que formó en Ella las obras más bellas y la Vida Divina; pero perteneciendo
Ella al género humano, Dios lo costituyó heredero de Ella y con derecho a su
Herencia. Ella se hizo una prenda preciosa para que todos tuvieran el Reino.
(35°,
31-10-1937) Jesús y María han formado el pasaporte para los primeros hijos, los
del Reino, siendo para ellos su vida.
15
-
(4°,
21-08-1901) El secreto de María.
(11°,
09-05-1913) La perfecta unión entre Jesús y María: Ella era el Cielo de Jesús.
(12°,
09-02-1919) Jesús y María forman una sola cosa, un único anillo: María tiene el
primer puesto en el Amor.
(12°,
28-11-1920) La recíproca bendición que se dieron Jesús y María para empezar la
Pasión, como una nueva Creación. Significado de la bendición.
(14°,
16-03-1922) Jesús y María han vivido una misma vida: es lo que la distinguía a
los ojos de Jesús.
(16°,
20-08-1923) María es como el sol, siendo el origen de todos los bienes. Ella es
el milagro de los milagros.
(16°,
10-11-1923) María se conservó en su pequeñez, dando vida en Ella sólo a la
Voluntad Divina.
(18°,
10-10-1925) La verdadera muerte de María: puso su voluntad como muerta en las
manos de Dios.
(19°,
06-03-1926) De María se ha sabido sólo lo necesario para la Redención: que el
Hijo de Dios era su Hijo.
(19°,
14-03-1926) La Stma. Virgen es la recién nacida de la Divina Voluntad en el
tiempo: por eso pudo hacer y obtener todo.
(19°,
28-04-1926) La Divina Voluntad siempre ha tenido la plenitud de vida en María:
por eso Ella es la Nueva Creación.
56
(19°,
06-05-1926) ¿Por qué María es antes que Adán y Eva ante Dios? Porque nunca se
separó de Dios.
(19°,
23-05-1926) Cuando María vino al mundo, todas las criaturas y el Creador la
miraban a Ella.
(19°,
31-05-1926) María tuvo por gracia la unidad de la luz de la Divina Voluntad: la
Luz llena y nunca interrumpida.
(19°,
29-07-1926) Mientras Jesús y María vivieron en la tierra, in toda la Creación
resonaba el eco de sus actos.
(19°,
22-08-1926) María fue inseparable de Jesús, pero muchas veces se sintió privada
de El, en un estado de pura fe.
(20°,
10-12-1926) La Stma. Virgen recibió el Acto continuo de vida de la Divina
Voluntad: ese es el verdadero milagro.
(20°,
12-12-1926) Jesús y María se vistieron con la mísera condición de la huma-nidad
decaída.
(20°,
16-01-1927) La Madre y Reina siente en sus actos los de su pequeña hija, fruto
de la misma Voluntad.
(20°,
28-01-1927) La pobreza en que vivieron Jesús y María fue voluntaria y por amor,
para ejemplo y redención nuestra.
(21°,
18-04-1927) María, haciendo el primer acto de concebir a Jesús, reunió en Ella
todos los actos de las criaturas.
(22°,
08-09-1927) El dolor de Jesús y de su Madre al separarse fue un dolor divino, y
por eso mismo incapaz de tocar su paz y felicidad.
(23°,
09-02-1928) Jesús y María eran como dos gemelos nacidos del mismo parto,
teniendo la vida de una misma Voluntad, de modo que el uno se reflejaba en el
otro.
(23°,
11-03-1928) María está inundada, vestida por gacia del Sol del “Fiat” eterno,
que la llena de Luz, mientras que este Sol está por naturaleza en Jesús, que
llena todo y a todos de Luz.
(24°,
20-06-1928) Jesús y María eran inseparables, aun cuando debían separarse.
(24°,
19-07-1928) Jesús sostiene con su sacrificio a la Madre Celestial y la pequeña
Hija.
(24°,
15-08-1928) La gloria de María en el Cielo es fruto de haber vivido sólo de
Voluntad Divina.
(26°,
21-04-1929) María posee la plenitud de la santidad; Ella es un acto puro de la
Voluntad Divina.
(27°,
28-09-1929) Todo lo que ha hecho Dios es sólo un desahogo de amor; sólo quien
posee la Divina Voluntad lo puede recibir y corresponder, como hicieron la
Virgen y Jesús.
(28°,
15-08-1930) La Stma. Virgen siempre ha vivido en el Sol Divino, en el cual ha
formado su sol. Era ese el fin de la Creación.
(33°,
14-05-1935) El alma en la Divina Voluntad da trabajo a todos: al Padre Divino,
a la Madre Celestial, a Jesús.
(34°,
10-05-1937) Donde está Jesús está su Madre, para formar su vida en las almas.
(35°,
10-04-1938) Jesús quiere encontrar la Divina Voluntad completa y tener todo y a
todos en quien vive en Ella: quiere encontrar a su Madre, al Padre Divino y al
Espíritu Santo y ser amado con su mismo Amor
Frente
al "misericordismo kasperiano" y a la "mariología
bergogliana"
habla
el Santo Padre Juan Pablo II:
San
Juan Pablo II, Veritatis Splendor, nn. 118-120
Desde
aquel acongojador “Buenas noches” del 13 de marzo del 2013 es demasiado dificil
creer que ese hombre se haya sólo confundido…
Escribe
el periódico “Avvenire”, de la Conferencia Episcopal Italiana: “Vaticano. El nuevo
libro del papa Francisco: María, una chica normal”.
Me
parece evidente. Normalísima, cómo no.
¿Es
que no somos todos inmaculadas concepciones?
¿Es
que las mujeres no llegan todas a ser madres quedando vírgenes?
Sobre
todo, ¿no son todas madres de Dios?
¿No
somos todos llevados en cuerpo y alma al Cielo?
¿No
somos todos mediadores de todas las gracias y corredentores del género humano?
¿…O
será que quería tal vez decir que es pecadora como todas?
DUDA
ATROZ… (pero no demasiado…)
Massimo
Viglione
Conclusión:
En
el primer capítulo del Volumen 13 (1° de Mayo de 1921)
está
dicho que será precisamente la Stma. Virgen
la
que mostrará quien es Luisa Piccarreta,
“la
pequeña Hija de la Divina Voluntad”.
Y
son precisamente estos escritos suyos (lo hace Jesús en ellos)
los
que muestran quien es verdaderamente su Madre.
En
comparación, cuanto sobre Ella ha sido escrito –y son tantas
las
revelaciones y las obras de místicos y de santos, páginas maravillosas– resulta
casi un balbucir. La Mariología, y en realidad toda la Teología, sólo en estos
Escritos hallará la plenitud de la Luz
y
la clave que explica todo: la Divina Voluntad, “Corazón” de la Divina Trinidad,
Fuente de su Vida y Don supremo de su Amor a su criatura.
“He
creído: por eso he hablado”
(2a
Corintios 4,13)
¡Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!
Como
era en el principio, ahora y siempre
y
por los siglos de los siglos.
Amén