Los actos en el Divino Querer
Dios omnipotente y eterno, guía de nuestros actos de acuerdo a tu Voluntad.
La Voluntad de Dios es un tesoro inestimable, muy precioso, pero que aún no conocemos y que aceptamos solo por resignación, con desapego.
Jesús quiso retarnos a la Santa Voluntad del Padre e hizo personalmente con su venida y prácticamente con su encarnación. Nacer y morir, el Alfa y la Omega y en el medio lo que llamamos vida. Esa fase en la cual, al crecer, nos volvemos autónomos, operamos, actuamos y sacamos nuestro ego. Vidas que se parecen o diferentes, pero todas únicas e irrepetibles. Las vidas llevadas a cabo según una vocación, a un estado ordenado, lineal, simple, o vidas dirigidas por la búsqueda de una libertad anxiada, una necesidad anhelada de imponerse. En cualquier caso, todas son el resultado de nuestras acciones entrelazadas. La vida está entretejida con los hechos. Es una constelación de actos.
Entonces, ¿qué es un acto?
«A manifestación de una determinación de la voluntad or de un sentimiento ( un a. Heroico; un a. De valor ), expresada también en una fórmula ritual ( a. De fe, a. De caridad, a. De dolor ). Es un movimiento, gesto, muestra. En teología: acto humano, el resultado moralmente evaluable de la elección práctica del hombre realizada en un clima de reflexión y libertad. Entonces, una primera consecuencia, un acto, no es la voluntad completa, hasta una manifestación particular de una determinación de ella ". Pero estos actos no deben perderse, desaparecer en la nada como de hecho la vida de cada uno de nosotros. A los ojos de Dios nuestro Padre, somos un bien precioso, ocupamos un lugar de valor en su Corazón.
Jesús vino a enseñarnos la vida verdadera y para darle sentido a nuestras acciones, los redimió a todos para rehacer al hombre que se perdió debido al pecado. "Jesús se hizo hombre para que el hombre ya no pueda caer y elevar a Dios" (San Pedro Crisólogo). Y para rehacer al hombre perfectamente, Jesús comenzó desde el acto de la concepción y a través de la vida práctica llegó a la muerte, el acto supremo de la existencia terrenal. Así divinizando así la vida entera de la criatura, cuyo propósito es: dar honor y gloria a Dios en todas las cosas y bien a las almas. Exactamente lo que arde en el Corazón de Jesús, para santificar. El Papa Francisco, en su última exhortación apostólica, Gaudete et Exsultate, quiere alentar una vez más en nuestros corazones el llamado a la santidad de la que nadie es excluido ni favorecido.
A la luz de la Divina Voluntad, el "camino" a seguir en este camino y en unión con Jesús en todo, en todas nuestras acciones: naturales, involuntarios, humanas y voluntarias. Así todos nuestros actos se convertirán en actos divinos.
Hay, por cierto, una condición: el conocimiento de la Voluntad Divina, de la cual toma vida la oración y el abandono a la Divina Voluntad, la disposición del alma, el reconocimiento de la nada, vaciarse y distanciarse de todo lo que puede ser de interes personal. Despojarse de lo humano y formar el vacío de la propia voluntad humana para dar lugar a Jesús. Con un acto de generosidad y confianza, abandonarse a Él con la Intción de agradarle a Él solo.
Es el mismo Jesús quien le revela a Luisa que el acto más bello y más agradable es el abandono de la criatura en sus brazos, del alma en Su Voluntad. En este grado, uno debe abandonar el alma que no pueda recordar más de su ser, hasta que todo para ella sea el Divino Querer. Al abandonarse por completo en Su Voluntad, el alma destruye el propio ser y vuelve a adquirir el Ser Divino. Le da más honor, porque la criatura da todo lo que Él puede exigir de ella, llegando a readquirir en Jesús lo que de Él había salido, y el alma recupera sólo lo que debería, es decir, a Dios con todos los bienes que Dios posee.
Por lo tanto, comencemos prestando a Jesús nuestro cuerpo para que pueda seguir viviendo de humanidad en nuestra humanidad. Que sea Él, que viva sus actos en nosotros, así serán muchos Jesús que caminen en la tierra.
Vamos a llamarlo en todo, continuamente. Ningún acto debe pasarse por alto ya sea el parpadeo de las pestañas, el latido del corazón. Sea nuestra oración: "¡Señor, aquí estoy! Toma mi voluntad y ven a vivir tu Divina Voluntad en mí, ven a pensar en mi mente... Jesús, te amo; ven Divina Voluntad a mirará en mis ojos... Jesús , te amo; ven Divina Voluntad a palpitar en mi corazón... Jesús, te amo; ven Divina Voluntad a respirar en mi aliento... ven y habla en mi boca. darte con las tuyas y no te lo dan... Jesús, yo te amo; ven Divina Voluntad a sufrir en mi sufrimiento".
Jesús le dice a Luisa que no deje pasar ningún momento de su vida que no esté unido con el suyo, es decir, en todas las acciones, ya sea oración o sufrimiento, descanso o trabajo, silencio o conversación, tristeza o alegría e inclusive al consumir comida . En todo deberá tener la intción de darle toda la gloria que en tales acciones no debe de darles a las criaturas y compensar el bien que no de hacer y no lo hacen, con la intentción de reparar la intentción por tanta gloria no reciba y por todo el bien que omitir de hacer.
Los actos en la Divino Querer son, por lo tanto, actos de alabanza, gloria, acción de gracias y reparación. Ellos tienen el poder de hacer milagros, convertir, salvar almas, llamar a todas las almas a la gracia. No tienen que ser necesariamente grandes obras porque es Dios quien actúa para nosotros y hace que un solo acto, pequeño e insignificante que sea una maravilla toda divina. Él solo pide nuestra colaboración, para darle nuestras miserias y las multiplicará para hacerlas una riqueza para el beneficio de todos (cf. Jn 6,11).
Por lo tanto, los actos en la Voluntad Divina, como veremos en las próximas reflexiones, son por lo tanto actos de carácter universal; son actos creativos, poderosos y completos, completos, eternos; proviene del único acto de Dios. Son los actos de Jesús, y son los actos de María, the life of the Divine Querer, concebida por el Querer Divino. Son los actos de Luisa, formados por Jesús mismo a la vida del Querer Divino. Son actos que nos llevan de regreso a un solo Centro, desde el cual comenzaron, para que podamos ser uno con la Santísima Trinidad.
Padre,
Deja que todas las almas sean one with Nosotros...
Todos son una cosa;
como Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti,
que ellos también sean uno en Nosotros
ricardina
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