Oraciones Diarias en la Divina Voluntad
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro. Amen
En el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
“Santísima Trinidad, te agradezco y te alabo por este nuevo día. Hermana mi voluntad a la tuya, quiero confirmarte una y otra vez que solo quiero vivir de Tu Voluntad. Por lo tanto quiero hacer este mi Acto Preventivo poniendo todos mis actos de éste día en tus mismos Actos.” (Vol.14; 27 de mayo, 1922)
Somos nada, Dios es todo, Padre te amamos,
continúa Divina Voluntad:
Orando en mí, y después, ofrécete a Ti mismo esta oración como mía, para satisfacerte por las oraciones de todos, y para darle al Padre la gloria que deberían darle todas las criaturas.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu para darme nueva vida.
Y se renovara la faz de la tierra.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédeme juzgar y seguir rectamente según el mismo Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Somos nada, Dios es todo, Padre te amamos,
continúa Divina Voluntad :
Pensando en mi mente,
Mirando en mis ojos,
Escuchando en mis oídos,
Respirando en mi respiro,
Hablando en mi boca,
Circulando en mi sangre,
Palpitando en mi corazón,
Amando y perdonando en mí,
Moviéndote en mis movimientos,
Obrando en mis manos,
Caminando en mis pies,
Sufriendo en mis sufrimientos,
y mi alma unida a tu Voluntad,
sea el crucifijo viviente,
inmolado para la Gloria del Padre
Dios mío, perdóname; yo tuve la osadía de ofenderte y de rebelarme contra Ti, en el mismo instante en que Tú me amabas.
Me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Te ruego, Te suplico me concedas tu amargura, a fin de poder dolerme con ese mismo dolor con el que Tú te doliste por mis pecados, dolor tan grande e intenso que te hizo sudar sangre.
Madre Celestial, alcánzame de tu Jesús el suspirado perdón. Yo propongo y prometo, del modo más enérgico y absoluto, nunca mas volver a pecar. Amén.
Se leen y meditan tres Misterios, cada uno por la gracia concebida por y recibida de cada una de las Tres Divinas Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Se leen los Misterios en orden descendente (según la lista a continuación) y en la próxima vez, se continua con los tres Misterios sucesivos; otra opción: se leen los tres correspondientes al dia en cuestión y se marca para continuar con los sucesivos la siguiente vez. Sería práctico imprimir estas oraciones.
Al concluir la lectura del cada Misterio se rezan tres Avemarías; al final de cada Ave María se reza las siguientes dos oraciones:
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos,
Amen
Oh Jesùs, yo creo en Tu amor por mi,
hago mío todo y a todos en Tu Voluntad
porque te amo, y quiero amarte, alabarte,
darte gracias, repararte y compensarte,
por mi y por todos en Tu Divina Voluntad,
junto con Maria Santisima y Luisa.
Al Final del Tercer Misterio:
Rezar un Padrenuestro, un Ave Maria y un Gloria por las intenciones del Papa y por las benditas Almas del Purgatorio
A continuación, se concluye con el rezo de las siguientes oraciones:
Acto de Reparación Completo
en la Divina Voluntad
Dulce Jesús mío, entro en tu Voluntad y me postro a los pies de tu Majestad Suprema, y a nombre de toda la familia humana, pasada, presente y futura, vengo en la inmensidad de esta Divina Voluntad, en la cual están en acto todas las generaciones como si fueran un punto solo, para adorarte por todos y para rendirte todo el homenaje que, como a Creador nuestro, todos te debemos.
A nombre de todos vengo a reconocerte como Creador de todas las cosas, y vengo a amarte, a alabarte, a bendecirte y a darte gracias. En la santidad de tu Voluntad vengo en substitución de todas y de cada una de las criaturas, incluso de las mismas almas perdidas; quiero darte reparación por todos, y por cada ofensa; por todos quiero suplir; quiero amarte por todos, y multiplicándome en tu santa Voluntad en cada una de las criaturas, quiero absorber a todas en mí, para darte a nombre de todas, como si fueran una sola, no sólo amor, sino amor divino, gloria, reparación, acción de gracias, en modo divino. En tu Voluntad, oh Jesús mío, quiero volar en cada pensamiento de las criaturas, en cada mirada, en cada palabra, en cada obra y paso, y después quiero traerlos ante tu trono, como si todos hubieran sido hechos para ti, y si alguno me lo niega yo lo substituiré. En el movimiento de mis labios te doy el beso de todos. No hay acto por el cual no quiera yo suplir.
Parece que Tu no estás satisfecho si se me escapa alguna cosa de todo lo que la criatura está obligada a hacer; pero Tú, oh Jesús mío, dulce vida mía, sella mi reparación con tu bendición, y haz que cada acto que yo haga se repita, se multiplique y esté en acto continuo de volar de la tierra al cielo para llevar a tu trono, a nombre de todos, amor, gloria y reparación divina.
Así sea.
Dulce Jesús mío, unido estrechamente a Ti
quiero morir en Tu Voluntad,
uno mi agonía y la de todos los hombres a la Tuya,
y tu agonía sea mi fuerza, mi luz, mi defensa
y la dulce sonrisa de tu perdón,
mi último suspiro lo pongo en el último respiro
que diste por mí en la cruz,
para que pueda presentarme ante Ti
con los méritos de tu misma muerte,
Ah Jesús mío!, ábreme el cielo y ven a mi encuentro
a recibirme con aquel mismo amor
con el cual te recibió tu Padre
cuando exhalaste sobre la cruz tu último respiro,
Luego, llévame al cielo entre tus brazos,
y yo te besaré y me deliciaré contigo eternamente,
Madre mía, ángeles y santos, vengan a asistirme,
cómo asistieron a la muerte de Jesús,
ayúdenme, defiéndanme y llévenme al cielo.
Así sea.
En la Voluntad de Dios, siempre !
Misterios
1- La Anunciaciòn
Philippe de Champaigne - 1644
« !Ave, oh María, Reina nuestra, El Fiat Divino te ha llenado de gracia. El Verbo Divino ha ya pronunciado su Fiat y quiere venir, ya esta detrás de mi; pero quiere tu Fiat para darle cumplimiento a su Fiat. »
A un anuncio tan grande y tan anhelado por mí -aunque jamás había pensado que yo iba a ser la elegida-, me quede asombrada y vacile por un instante, pero el ángel del Señor me dijo:
« ¡No temas, Reina nuestra! ¡Tú has hallado gracia ante Dios! ¡Has vencido a tu Creador! Por eso para darle cumplimiento a la victoria pronuncia tu Fiat. »
Yo pronuncie mi Fiat y, ¡oh, que maravilla! Los dos Fiat se fundieron en uno solo y el Verbo Divino descendió en mi; mi Fiat, que tenía el mismo valor que el Fiat Divino, formo con el germen de mi humanidad, la pequeña humanidad que iba a encerrar al Verbo Eterno, cumpliendose asi el gran prodigio de la Encarnación.
2- La Visitaciòn
Philippe de Champaigne
Acompañada por San José, salì de Nazaret, enfrentando un largo viaje y atravesando las montañas para ir a visitar en Judea a Santa Isabel, que a edad avanzada milagrosamente se había convertido en madre.
Después de varios días de viaje, finalmente llegué a Judea y de inmediato me dirigí a la casa de Santa Isabel. Ella vino a mi encuentro llena de regocijo, y cuando la salude sucedieron fenómenos maravillosos: mi pequeño Jesus exulto en mi seno y fijando los rayos de su divinidad en el pequeño Juan, que se hallaba en el seno de su madre, lo santificó, le dio el uso de la razón y le hizo saber que èl era el Hijo de Dios; Juan, entonces, exulto tan fuertemente de amor y de alegría, que Isabel se sintió conmovida y habiendo sido alcanzada también por los rayos de la divinidad de mi Hijo, conoció que yo me había convertido en la Madre de Dios y en el ímpetu de su amor, temblando de agradecimiento, exclamó: « ¿De donde a mi tanto honor que la Madre de mi Señor venga a mi? »
3- El Nacimiento de Jesus
Por Carl Bloch
El pequeño Jesus, delirante de amor, esta a punto de salir a la luz del día; sus ansias, sus ardientes suspiros y sus deseos de querer abrazar a la criatura, no le dan reposo; y como un dia se puso a la vigía a las puertas del cielo para encerrarse en mi seno, asi ahora esta en acto de ponerse a las puertas de mi seno, que es mas que cielo, y el sol del Verbo Eterno surge en medio al mundo y forma en èl su pleno mediodía. De manera que para las pobres criaturas ya no habrá noche, ni alba, ni aurora, sino siempre sol, mas aún que en la plenitud del mediodía.
Hija mía, para quien vive de Voluntad Divina todo es luz, todo es claro, y todo se convierte en luz. En esta luz yo esperaba, extasiada, estrechar entre mis brazos a mi pequeño Jesús y apenas salió de mi seno yo escuche sus primeros gemidos amorosos y el ángel del Señor me lo entregó poniéndolo entre mis brazos y yo lo estreché fuertemente a mi Corazón y le di mi primer beso y el pequeño Jesús me dio el suyo.
4- La Presentación de Jesus al Templo
Por Simon Vouet
LLegando al Templo, nos postramos y adoramos a la Majestad Suprema, y luego pusimos a mi pequeño Jesus en los brazos del sacerdote, que era Simeón, quien lo ofreció al Padre Eterno, ofreciendolo por la salvación de todos, y mientras lo ofrecía, inspirado por Dios, reconoció al Verbo Divino y exultando por el gozo inmenso adoro y le dio las gracias a mi querido niño. Después del ofrecimiento, tomo la actitud de profeta y predijo todos mis dolores. ¡Oh, como el Fiat Supremo dolorosamente me hizo sentir en mi Corazón materno, con voz solemne, la fatal tragedia de todas las penas que mi Divino Hijo debía sufrir! Cada palabra era una espada afilada que me traspasaba, pero lo que mas me traspasó el Corazón fue el oír que este celestial Infante habría sido no solo la salvación sino también la ruina de muchos y el blanco de las contradicciones. ¡Que pena! ¡Que dolor! Si la Divina Voluntad no me hubiera sostenido, habría muerto al instante de puro dolor, en cambio me dio vida.
5- Jesus perdido y hallado en el Templo
Por William Holman Hunt
Emprendimos el camino de regreso a Nazaret. Busqué a mi alrededor para asegurarme que Jesus venía conmigo, pero no habiendolo visto, pensé que se había ido con su padre, San José. ¡Cuál no fue la sorpresa y el dolor que sentí cuando al llegar al punto en que nos debíamos reunir no lo vi a su lado! No sabiendo que había sucedido, sentimos un temor tan grande y un dolor tal, que quedamos enmudecidos. Abrumados por el dolor, regresamos rápidamente a Jerusalén. Finalmente, exultando de gozo por la alegría, descubrí a mi Hijo entre los doctores de la ley. Hablaba con una sabiduría y majestad tal, que dejaba extasiados y sorprendidos a cuantos lo escuchaban.
Cuando Jesus termino de hablar, nos acercamos a él con reverencia y le dirigimos un dulce regaño: « Hijo, ¿porque nos has hecho esto? » Y él, con dignidad divina, nos respondió: « ¿Porque me buscabais? ¿No sabiais que yo he venido al mundo para glorificar a mi Padre? »
6- El Bautismo de Jesús
Por Leonardo da Vinci
Jesús, antes de que llegues al Jordán, sumerjo en aquellas aguas mi “te amo”, asì, cuando San Juan derrame el agua sobre tu cabeza para bautizarte, Tu sentiràs en ella la plenitud de mi amor que invoca para todas las criaturas el agua bautismal de tu Divina Voluntad y la venida de su Reino. Jesus mío, en este solemne acto de tu bautismo te pido una gracia que Tú ciertamente no me negaras: te ruego que purifiques con tus mismas manos mi pequeña alma mediante el agua vivificante de la Divina Voluntad, con el fin de que yo nada escuche, nada vea, nada conozca sino solo la vida de tu Fiat Divino.
7- Las Bodas de Canà
Por Maerten de Vos
Jesùs, amor mìo y vida mía, veo que antes de dar inicio a tu vida pública el amor de tu Corazón te conduce a asistir junto con tu Madre a las bodas de Canà y por lo tanto te sigo con mi “te amo”.
Tu Corazón late de ternura pues recuerda haber bendecido otras bodas en el paraíso terrenal: las de Adán inocente. Mas aún, fueron bodas dobles a las que asististe entonces: las bodas entre la Divina Voluntad y la humana, y las bodas entre el hombre y la mujer, a los cuales les dabas por dote la creación y sobretodo la Divina Voluntad palpitante en sus corazones y en cada cosa creada. ¡Oh Jesùs mìo!, quiero ponerme cerca de ti para revestir tu dulce mirada, tu voz melodiosa, tus fascinantes modos con mi “te amo, te bendigo, te adoro, te doy gracias”; por aquel amor que te impulsò a ceder a las sùplicas de la Reina Soberana, te ruego que quieras cumplir el gran milagro de transformar la voluntad humana en Voluntad Divina y así pueda reinar como en el cielo así en la tierra.
8- El Anuncio del Reino
Carl Heinrich Bloch, Sermon on the Mount
Jesùs, vida de mi pobre corazón, tu amor no se detiene y por eso regresas al templo para darles a los pueblos el pan de tu divina palabra.
Mientras los grandes, los doctos no quieren reconocerte, he aquí que una muchedumbre de pobres, de ignorantes y de afligidos enfermos se estrecha en torno a ti, atraída por tus modos afables y dulces, por tu voz arrebatadora.
Mientras Tù hablas ellos sienten que les hieres el corazón. Una vena de felicidad se abre en tu Corazón porque sientes que al menos puedes consolar, instruir y sanar a quienes son considerados el desecho de la sociedad; de este modo llegas a ser el amigo, el maestro, el médico piadoso de los pobres; para todos tienes palabras de alivio y no desprecias el tocarles sus miembros enfermos para sanarlos.
Jesùs mío, tu Corazón paternal se siente oprimido fuertemente por el dolor de ver tantas miserias humanas, por eso vas sembrando milagros para llamar a tu Divina voluntad a reinar entre las criaturas.
9- La Transfiguraciòn
The Transfiguration, por Lodovico Carracci 1594
Hija mía: « En cuanto surge mi Voluntad, todos los actos humanos quedan investidos de luz, toman su puesto de honor en mi Voluntad, cada uno recibe su especial tinte de belleza y la vivacidad de los colores divinos, de modo que el alma queda transfigurada y cubierta de una belleza indescriptible. Conforme surge el Sol de mi Voluntad pone en fuga todos los males del alma, quita el sopor que han producido las pasiones, es mas, ante la luz del Fiat Divino, las mismas pasiones besan aquella Luz y ambicionan convertirse en virtudes para hacer homenaje a mi eterna Voluntad. » (Vol. 21, Marzo 22, 1927)
« Por fin, contemplando a Cristo y a su Madre en la gloria, ve la meta a la que cada uno de nosotros esta llamado, si se deja sanar y transfigurar por el Espíritu Santo. De este modo, se puede decir que cada misterio del Rosario, bien meditado ilumina el misterio del hombre. » ( Carta Apostólica Rosarium Vergine Maria (25) S.S. Juan Pablo II )
10- La Institución de la SS. Eucaristìa
The Last Supper, pintada originalmente por Benjamin West
Me parece sentir que me susurras al oído: “ Hija mía, mi amor siente necesidad de tu compañía; mis enemigos, envidiosos por los gritos de alabanza de las muchedumbres, buscan quitarme la vida, y por eso, antes de morir, quiero instituir el sacramento de la Eucaristía, para dejar un último recuerdo del intenso amor que nutro por mis hijos y para poder quedarme para siempre con ellos. ¡Aprovecha este don mìo para pedirme sin interrupción mi Fiat Divino”
¡Oh Jesùs mío!, quiero que mi “te amo” no te abandone jamás y que sea eterno junto contigo; por eso lo dejo con mi “te adoro, te bendigo, te doy gracias”, en cada hostia sacramental, en cada lágrima secreta que derramas en cada partícula consagrada, en cada ofensa que recibes y en las reparaciones que cumples, para pedir junto contigo que el Reino de la Divina Voluntad reine y domine en el cielo así en la tierra.
11- La Agonia de Jesus en el Huerto de los Olivos
Por Joel Kirk Richards
En este Huerto todo es terror; todo es espanto y silencio profundo…. Pero, ¡que cambio tan terrible! Por eso me abrazo a sus pies y haciéndome mas audaz, me acerco a sus brazos, le pongo mi mano en la frente para sostenerlo, y en voz baja lo llamo: « ¡Jesus, Jesus! » Y èl: « Hijo, ¿estas aquí? Te estaba esperando, y esta era la tristeza que mas me oprimìa: el completo abandono de todos; y te estaba esperando a ti para hacer que fueras espectador de mis penas y que bebieras junto conmigo el cáliz de las amarguras que mi Padre Celestial me enviarà dentro de poco por medio de un ángel; lo tomaremos juntos poco a poco, porque no será un cáliz de consuelo, sino de intensa amargura y siento la necesidad de que algún alma que verdaderamente me ame beba de èl al menos alguna gota.. Es por eso que te he llamado, para que tú la aceptes y compartas conmigo mis penas y para que me asegures que no me vas a dejar solo en tanto abandono. »
12- La Flagelacion de Jesus
Por Belmiro de Almeida
« Todo aquel que me ama venga a aprender el heroísmo del verdadero amor; venga a apagar en mi sangre la sed de sus pasiones, la sed de tantas ambiciones, de tantos placeres, de tanta sensualidad. En mi sangre hallaran el remedio para todos sus males. »
« ¡Oh Padre, mira como estoy hecho todo una llaga bajo esta tempestad de golpes!, pero no basta, quiero formar en mi cuerpo tantas llagas, que en el cielo de mi humanidad sean suficientes moradas para todas las almas, de modo que forme en mí mismo su salvación, para hacer que luego pasen al cielo de mi divinidad. Padre mío, cada golpe de flagelo repare ante Ti, uno por uno cada pecado, y que al golpearme a mí sea una excusa para quienes los cometen; que estos golpes golpeen los corazones de las criaturas y les hablen de mi amor, hasta que las fuercen a rendirse a mí. »
13- La Coronación de Espinas
Por Dick van Baburen
Coronado Jesùs mío, tus crueles enemigos hacen que te sientes, te echan encima un trapo viejo de púrpura, toman la corona de espinas, y con furia infernal te la ponen sobre tu adorable cabeza, y con un palo, a base de golpes, hacen que las espinas penetren sobre tu frente, y parte de ellas se te clavan hasta en los ojos, en los oídos, en el cráneo y hasta por detrás de la nuca.
Amor mio, ¡que penas tan desgarradoras e indescriptibles! ¡Cuantas muertes tan crueles sufres! Tu sangre corre sobre tu rostro, de manera que ya no se ve mas que sangre; pero bajo esas espinas y esa sangre se puede ver todavía tu rostro santísimo, radiante de dulzura, de paz y de amor. Y los verdugos, queriendo concluir la tragedia, te vendan los ojos, te ponen en la mano una caña como si fuera un cetro y dan inicio a sus burlas. Te saludan cual Rey de los judíos, te golpean la corona, te dan de bofetadas y dicen:
« Adivina, ¿quien te ha golpeado? » Y tú callas…
14- Jesus toma la Cruz y se encamina al Calvario
Por Giovanni Battista Tiepolo
« ¡Cruz adorada, finalmente te abrazo! Tu eras el suspiro de mi Corazón, el martirio de mi amor; pero tú, ¡oh cruz!, has tardado tanto, mientras que mis pasos siempre hacia ti se dirigìan. Cruz santa, tu eras la meta de mis deseos, la finalidad de mi existencia sobre la tierra. En ti yo concentro todo mi ser, en ti pongo a todos mis hijos, tú serás su vida, su luz, su defensa, tú serás quien me los cuide y les de fuerza, tu los sostendrás en todo y me los conducirás gloriosos al cielo. ¡Oh cruz, cátedra de sabiduría!, solo tú enseñarás la verdadera santidad , tú formaras los héroes, los atletas, los mártires, los santos. Cruz hermosa, tu eres mi trono y teniendo yo que abandonar la tierra, te quedaras tu en mi lugar; a ti te doy como dote todas las almas. Cuídamelas, salvamelas, a ti te las confío! »
15- La Crucifixión y Muerte de Jesus
Por Dreux Budé Master, posiblemente André d'Ypres
« Padre Santo, mírame, aquí estoy, cargado con todos los pecados del mundo; no hay culpa que no recaiga sobre mi. Por eso, ya no descargues sobre los hombres los flagelos de tu divina justicia, sino sobre mí, tu Hijo. Padre mío, detén tu furor contra la pobre humanidad; están ciegos y no saben lo que hacen. Por eso, obsérvame bien y mira como he quedado reducido. Si no te mueves a compasión por la mísera humanidad, que te enternezca al menos mi rostro cubierto de salivazos y sangre, amoratado e hinchado por tantas bofetadas y golpes recibidos. ¡Piedad, Padre mío! Yo era el mas bello de los hijos de los hombres, y ahora estoy tan desfigurado que ya no me reconozco, me he convertido en el último de todos los hombres. Por eso, ¡a cualquier precio quiero salvar a la criatura! »
« ¡Mujer, he ahí a tu hijo! »
« ¡He ahí a tu madre! »
« ¡Padre, en tus manos entrego mi espíritu! »
16- La Resurrección de Jesús
Por Noel Coypel
!Oh, hija mía, como me hubiera gustado que hubieras estado presente en el acto que resucitó mi Hijo! Èl era todo majestad, su divinidad unida a su alma emanaba mares de luz y belleza encantadora que inundaban cielos y tierra; y como triunfador, haciendo uso de su omnipotencia, le ordenó a su humanidad muerta que recibiera de nuevo su alma y que resucitara triunfante y gloriosa a la vida inmortal. !Que acto tan solemne! Mi querido Jesus triunfaba sobre la muerte diciendo: « !Oh muerte, de hoy en adelante tù no serás mas muerte, sino vida! » Con este acto triunfal, ponía el sello de que èl era Dios y Hombre; con su Resurrección no solamente confirmaba su doctrina, los milagros que hizo, la vida de los sacramentos y toda la vida de la Iglesia, sino que triunfaba sobre las voluntades debilitadas y casi apagadas para el verdadero bien, para hacer triunfar sobre ellas la vida de la Divina Voluntad que debía darles a las criaturas la plenitud de la santidad.
17- La Ascensión de Jesús al Cielo
Por Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Hija mía, mi amado Jesús se entretuvo resucitado sobre la tierra durante cuarenta días; frecuentemente se les aparecía a sus apóstoles para confirmarlos en la fe y en la certeza de la Resurrección; y cuando no estaba con los apóstoles se encontraba a mi lado, en el cenáculo, rodeado por las almas que habían salido del limbo. Pero, cuando estuvieron por terminar los cuarenta días, mi amado Jesus les dejo sus instrucciones a los apóstoles y, dejándome a mì como guía y maestra, nos prometió la venida del Espíritu Santo, luego, bendiciendonos a todos, partió emprendiendo el vuelo hacia la bóveda del cielo junto con aquella turba de gente salvada del limbo. Todos los que estaban presentes, y era un gran numero, lo vieron ascender al cielo, pero cuando llego arriba en lo alto, una nube de luz lo sustrajo de su vista.
Tu Madre lo siguió al cielo y asistió a la gran fiesta de la ascensión, pues la patria celestial no era extraña para mí y además, sin mi no hubiera sido completa la fiesta de mi Hijo que ascendió al cielo.
18- La venida del Espíritu Santo
The Descent of the Holy Spirit, por Louis Galloche
Tú debes saber que cuando mi Hijo subió al cielo, seguì estando junto con los apóstoles en el cenáculo esperando al Espíritu Santo. Todos estaban unidos a mi alrededor y orabamos juntos, no hacían nada sin mi consejo. En medio de mis apóstoles yo era mas que el sol que ilumina el dia, fui el ancla, el timón, la barca en donde encontraron refugio para poder estar al seguro, protegidos de todo peligro. Por eso puedo decir que di a luz a la Iglesia naciente sobre mi regazo materno y mis brazos fueron la barca que los guió a puerto seguro y aún hoy la sigo guiando-
LLego entonces el tiempo en que descendiò el Espíritu Santo prometido por mi Hijo en el cenáculo. ¡Que transformacion, hija mía! En cuanto fueron revestidos, adquirieron nueva ciencia, fuerza invencible, amor ardiente; una vida nueva corrìa en ellos y los hacía impávidos e intrépidos, y se dividieron por todo el mundo para dar a conocer la obra de la Redención y dar la vida por su Maestro.
19- La Asunción de María al Cielo
Study For The Assumption Of The Virgin - Por Jean Baptiste Deshays de Colleville
Querida hija mía, hoy tu Madre esta de fiesta porque quiere hablarte de su Asunción de la tierra al cielo, día en que termine de cumplir la Voluntad de Dios sobre la tierra. No hubo en mì ni un respiro, un latido o un paso en el que el Fiat Divino no tuviera su acto completo y esto me embellecìa, me enriquecía y me santificaba tanto que los ángeles mismos se quedaban extasiados. Hija bendita, tú debes saber que yo comencé a sentir en mì tal martirio de amor unido a unas ardientes ansias de alcanzar a mi Hijo en el cielo, que me sentía consumir hasta sentirme enferma de amor y que me daban fuertes delirios y desfallecimientos todos ellos de amor. Mi querido Hijo no hacìa mas que ir y venir del cielo, ya no podía seguir estando sin su madre y dando yo mi último suspiro de puro amor en la eternidad de la Divina Voluntad, me recibió entre sus brazos y me condujo al cielo en medio a legiones de ángeles, que elevaban sus himnos a su reina. Puedo decir que el cielo se quedó vacío porque todos vinieron a mi encuentro.
20- La Coronación de María Santísima
Madre y Reina de la Divina Voluntad
Por Pieter Paul Rubens
Esta fue la primera fiesta que se le hizo en el cielo a la Divina Voluntad, que tantos prodigios había obrado en la criatura. De manera que cuando entrè al cielo fue festejada por toda la corte celestial toda la belleza y la grandeza que el Fiat Divino puede obrar en la criatura. Desde aquel entonces estas fiestas no se han vuelto a repetir y es por eso que tu madre tanto anhela que la Divina Voluntad reine en modo absoluto en las almas, para dar lugar a que se repitan sus grandes prodigios y sus maravillosas fiestas.
Todos me festejaron, y al mirarme quedaban extasiados y en coro decían: « ¿Quien es esta santa criatura que viene del exilio completamente apoyada a su Señor? Toda bella, toda santa, con el cetro de Reina; es tanta su belleza que los cielos se han abierto para recibirla; ninguna otra criatura tan espléndida y singular había entrado a estas regiones celestiales, tan potente, que tiene la supremacía sobre todo. »
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