EL ALMA EN LA DIVINA VOLUNTAD PUEDE FORMAR LAS HOSTIAS (FORMAS) PARA ALIMENTAR A JESÚS. Luisa nos dice: “Estaba fundiéndome toda en mi dulce Jesús, haciendo cuanto más podía por entrar en el Divino Querer, para encontrar la cadena del Amor eterno, de las reparaciones, del grito continuo de querer almas, con el cual me cortejaba mi siempre amable Jesús ab eterno, y quería encadenar juntos mi pequeño amor en el tiempo con aquel Amor con el cual Jesús me cortejaba eternamente, para poderle dar amor infinito, reparaciones infinitas, sustituirme a todo, justamente como Jesús me había enseñado. Mientras esto hacía, mi dulce Jesús ha venido de prisa y me ha dicho: “Hija mía, tengo mucha hambre.” Y parecía que tomaba de dentro de mi boca muchas pequeñas bolitas blancas y se las comía. Luego, como si quisiera saciar del todo su hambre ha entrado dentro de mi corazón y con las dos manos tomaba muchas migajas grandes y pequeñas, y con toda prisa se las comía; después, como si estuviera ya satisfecho, se ha apoyado sobre mi cama y me ha dicho: “Hija mía, conforme el alma va encerrando en ella mi Querer y me ama, en mi Querer me encierra a Mí, y amándome forma en torno a Mí los accidentes para aprisionarme dentro y forma una hostia para Mí; así si sufre, si repara, etc., y encierra mi Querer, me forma tantas hostias para que Yo me comulgue a Mí mismo y sacie mi hambre en modo divino y digno de Mí. Yo, en cuanto veo formadas estas hostias en el alma, voy a tomarlas para nutrirme, para saciar mi insaciable hambre que tengo de que la criatura me restituya amor por amor; así que puedes decirme: Tú te has dado en comunión a mí, también yo me he dado en comunión a Ti.” Y yo: “Jesús, mis hostias (formas) son tus mismas cosas, en cambio las tuyas son cosas tuyas, por lo tanto yo permanezco siempre por debajo de Ti.” Y Jesús: “Para quien ama de verdad, Yo no sé, ni quiero hacer cuentas, y además, en mis hostias es Jesús lo que te doy, y en las tuyas es todo Jesús lo que me das, ¿quieres verlo?” Y yo: “Si.” Entonces ha extendido su mano en mi corazón y ha tomado una pequeña bolita blanca, la ha roto y de dentro ha salido otro Jesús. Y Él: “¿Has visto? ¡Cómo estoy contento cuando la criatura llega a poder darme a Mí mismo, por eso hazme muchas hostias y Yo vendré a alimentarme en ti; me renovarás el contento, la gloria, el amor de cuando al instituirme Sacramentado me comulgué a Mí mismo.”
EL DIVINO QUERER DEBE SER CENTRO Y ALIMENTO DEL ALMA. NO HACER OTRA COSA QUE TOMAR DE EL E INMEDIATAMENTE DEVOLVERLE. Jesús nos dice: “Hija mía, mira un poco como mi Humanidad nadaba en el Divino Querer, a la cual tú deberías imitar.” En ese momento me ha parecido ver ante mi mente un Sol, pero no tan pequeño como el que resplandece sobre nuestro horizonte, sino tan grande que sobrepasaba toda la superficie de la tierra, es más, no se veía hasta dónde llegaban sus confines, y los rayos que expandía haciéndole encantadora armonía, llegaban a todas partes y penetraban dondequiera. En el centro de ese Sol veía la Humanidad de Nuestro Señor, que se nutría del Sol, el cual formaba toda su Vida, todo recibía del Sol y todo se lo devolvía, y como lluvia benéfica se derramaba sobre toda la familia humana, ¡oh, qué vista tan encantadora! Entonces mi dulce Jesús ha agregado: “¿Has visto cómo te quiero? El Sol que tú ves es mi Voluntad, en la cual mi Humanidad estaba como en su propio centro, todo de mi Querer recibía, ningún otro alimento entró en Mí, ni siquiera el alimento de un pensamiento, una palabra o respiro entró en Mí que fuera nutrido con alimento extraño a mi Voluntad, era justo que todo lo debía devolver a Ella. Así te quiero a ti, en el centro de mi Querer, del cual tomarás el alimento de todo, cuídate bien de tomar otro alimento pues descenderías de tu nobleza y te degradarías, como las reinas que se abajan a tomar alimentos viles y sucios, indignos de ellas, y conforme tomes debes inmediatamente devolverme todo, así que no harás otra cosa que tomar y darme, así también tú formarás una encantadora armonía entre tú y Yo.”
CÓMO EL ALMA PUEDE HACERSE HOSTIA (FORMA) POR AMOR DE JESÚS. Luisa dice: Habiendo recibido a mi Jesús, estaba pensando cómo podría devolver amor por amor, y me resultaba imposible el poderme restringir, empequeñecerme, como hace Jesús en la hostia por amor mío; esto no está en mi poder, como sí lo está en el de Jesús. Y mi amado Jesús me ha dicho: “Hija mía, si no puedes restringirte toda tú dentro del breve giro de una hostia por amor mío, puedes muy bien restringirte toda tú en mi Voluntad, para poder formar la hostia de ti en mi Voluntad. Cada acto que hagas en mi Voluntad me formarás una hostia, y Yo me alimentaré de ti como tú de Mí. ¿Qué cosa forma la hostia? Mi Vida en ella. ¿Qué cosa es mi Voluntad? ¿No es toda mi Vida? Así que también tú puedes hacerte hostia por amor mío; por cuantos más actos hagas en mi Voluntad, tantas hostias de más formarás para restituirme amor por amor.”
LA VOLUNTAD EN EL HOMBRE ES LO QUE MÁS LE ASEMEJA A SU CREADOR. LA VOLUNTAD HUMANA ES EL DEPÓSITO DE TODO EL OBRAR DEL HOMBRE. JESUS QUERÍA QUE CADA COSA QUE HICIERAMOS FUESE ALIMENTO PARA EL. Luisa dice: “Estaba pensando en el momento en el que mi dulce Jesús tomaba la última cena con sus discípulos, y mi amable Jesús en mi interior me ha dicho: “Hija mía, mientras cenaba con mis discípulos, no era sólo a ellos a quienes tenía a mi alrededor, sino a toda la familia humana, una por una las tenía junto a Mí, las conocí todas, las llamé por su nombre; también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer, y mientras partía el cordero ofreciéndolo a mis apóstoles, lo daba a todos y a cada uno; aquel cordero desvenado, asado, cortado en pedazos, hablaba de Mí, era el símbolo de mi Vida y de cómo debía reducirme por amor de todos, y Yo quise darlo a todos como alimento exquisito que representaba mi Pasión, porque todo lo que hice, dije y sufrí, mi Amor lo convertía en alimento del hombre, ¿pero sabes tú por qué llamé a todos y les di el cordero a todos? Porque también Yo quería el alimento de ellos, cada cosa que hicieran quería que fuese alimento para Mí, quería el alimento de su amor, de sus obras, de sus palabras, de todo.” Y yo: “Amor mío, ¿cómo puede ser que se convierta en alimento para Ti nuestro obrar?” Y Jesús: “No es sólo de pan que se puede vivir, sino de todo aquello a lo que mi Voluntad da la virtud de poder hacer vivir, y si el pan alimenta al hombre es porque Yo lo quiero. Ahora, lo que la criatura dispone con su voluntad formarme con su obrar, esa forma toma su obrar, si de su obrar quiere formarme el alimento, me forma el alimento; si de su obrar quiere formarme amor, me da el amor; si reparación, me forma la reparación; y si en su voluntad me quiere ofender, con su obrar me forma el cuchillo para herirme y tal vez aun para matarme.” Después ha agregado: “La voluntad en el hombre es lo que más lo asemeja a su Creador; en la voluntad humana he puesto parte de mi Inmensidad y de mi Potencia, y dándole el puesto de honor la he constituido reina de todo el hombre y depositaria de todo su obrar. Así como las criaturas tienen cajas para conservar sus cosas para tenerlas custodiadas, así el alma tiene su voluntad para conservar y custodiar todo lo que piensa, lo que dice y lo que obra, ni siquiera un pensamiento perderá. Lo que no puede hacer con el ojo, con la boca, con las obras, lo puede hacer con la voluntad; en un instante puede querer mil bienes o mil males, la voluntad hace volar el pensamiento al Cielo, en las partes más lejanas y hasta en los abismos; a la criatura se le puede impedir que obre, que vea, que hable, pero todo esto lo puede hacer en la voluntad, y todo lo que hace y quiere forma un acto y lo deja en depósito en su mismo querer; y como la voluntad se puede extender, ¿cuántos bienes y cuántos males no puede contener? Por eso, entre todo quiero el querer del hombre, porque si tengo esto, la fortaleza está vencida.”
EL DIVINO QUERER DEBE SER CENTRO Y ALIMENTO DEL ALMA. NO HACER OTRA COSA QUE TOMAR DE EL E INMEDIATAMENTE DEVOLVERLE. Jesús nos dice: “Hija mía, mira un poco como mi Humanidad nadaba en el Divino Querer, a la cual tú deberías imitar.” En ese momento me ha parecido ver ante mi mente un Sol, pero no tan pequeño como el que resplandece sobre nuestro horizonte, sino tan grande que sobrepasaba toda la superficie de la tierra, es más, no se veía hasta dónde llegaban sus confines, y los rayos que expandía haciéndole encantadora armonía, llegaban a todas partes y penetraban dondequiera. En el centro de ese Sol veía la Humanidad de Nuestro Señor, que se nutría del Sol, el cual formaba toda su Vida, todo recibía del Sol y todo se lo devolvía, y como lluvia benéfica se derramaba sobre toda la familia humana, ¡oh, qué vista tan encantadora! Entonces mi dulce Jesús ha agregado: “¿Has visto cómo te quiero? El Sol que tú ves es mi Voluntad, en la cual mi Humanidad estaba como en su propio centro, todo de mi Querer recibía, ningún otro alimento entró en Mí, ni siquiera el alimento de un pensamiento, una palabra o respiro entró en Mí que fuera nutrido con alimento extraño a mi Voluntad, era justo que todo lo debía devolver a Ella. Así te quiero a ti, en el centro de mi Querer, del cual tomarás el alimento de todo, cuídate bien de tomar otro alimento pues descenderías de tu nobleza y te degradarías, como las reinas que se abajan a tomar alimentos viles y sucios, indignos de ellas, y conforme tomes debes inmediatamente devolverme todo, así que no harás otra cosa que tomar y darme, así también tú formarás una encantadora armonía entre tú y Yo.”
CÓMO EL ALMA PUEDE HACERSE HOSTIA (FORMA) POR AMOR DE JESÚS. Luisa dice: Habiendo recibido a mi Jesús, estaba pensando cómo podría devolver amor por amor, y me resultaba imposible el poderme restringir, empequeñecerme, como hace Jesús en la hostia por amor mío; esto no está en mi poder, como sí lo está en el de Jesús. Y mi amado Jesús me ha dicho: “Hija mía, si no puedes restringirte toda tú dentro del breve giro de una hostia por amor mío, puedes muy bien restringirte toda tú en mi Voluntad, para poder formar la hostia de ti en mi Voluntad. Cada acto que hagas en mi Voluntad me formarás una hostia, y Yo me alimentaré de ti como tú de Mí. ¿Qué cosa forma la hostia? Mi Vida en ella. ¿Qué cosa es mi Voluntad? ¿No es toda mi Vida? Así que también tú puedes hacerte hostia por amor mío; por cuantos más actos hagas en mi Voluntad, tantas hostias de más formarás para restituirme amor por amor.”
LA VOLUNTAD EN EL HOMBRE ES LO QUE MÁS LE ASEMEJA A SU CREADOR. LA VOLUNTAD HUMANA ES EL DEPÓSITO DE TODO EL OBRAR DEL HOMBRE. JESUS QUERÍA QUE CADA COSA QUE HICIERAMOS FUESE ALIMENTO PARA EL. Luisa dice: “Estaba pensando en el momento en el que mi dulce Jesús tomaba la última cena con sus discípulos, y mi amable Jesús en mi interior me ha dicho: “Hija mía, mientras cenaba con mis discípulos, no era sólo a ellos a quienes tenía a mi alrededor, sino a toda la familia humana, una por una las tenía junto a Mí, las conocí todas, las llamé por su nombre; también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer, y mientras partía el cordero ofreciéndolo a mis apóstoles, lo daba a todos y a cada uno; aquel cordero desvenado, asado, cortado en pedazos, hablaba de Mí, era el símbolo de mi Vida y de cómo debía reducirme por amor de todos, y Yo quise darlo a todos como alimento exquisito que representaba mi Pasión, porque todo lo que hice, dije y sufrí, mi Amor lo convertía en alimento del hombre, ¿pero sabes tú por qué llamé a todos y les di el cordero a todos? Porque también Yo quería el alimento de ellos, cada cosa que hicieran quería que fuese alimento para Mí, quería el alimento de su amor, de sus obras, de sus palabras, de todo.” Y yo: “Amor mío, ¿cómo puede ser que se convierta en alimento para Ti nuestro obrar?” Y Jesús: “No es sólo de pan que se puede vivir, sino de todo aquello a lo que mi Voluntad da la virtud de poder hacer vivir, y si el pan alimenta al hombre es porque Yo lo quiero. Ahora, lo que la criatura dispone con su voluntad formarme con su obrar, esa forma toma su obrar, si de su obrar quiere formarme el alimento, me forma el alimento; si de su obrar quiere formarme amor, me da el amor; si reparación, me forma la reparación; y si en su voluntad me quiere ofender, con su obrar me forma el cuchillo para herirme y tal vez aun para matarme.” Después ha agregado: “La voluntad en el hombre es lo que más lo asemeja a su Creador; en la voluntad humana he puesto parte de mi Inmensidad y de mi Potencia, y dándole el puesto de honor la he constituido reina de todo el hombre y depositaria de todo su obrar. Así como las criaturas tienen cajas para conservar sus cosas para tenerlas custodiadas, así el alma tiene su voluntad para conservar y custodiar todo lo que piensa, lo que dice y lo que obra, ni siquiera un pensamiento perderá. Lo que no puede hacer con el ojo, con la boca, con las obras, lo puede hacer con la voluntad; en un instante puede querer mil bienes o mil males, la voluntad hace volar el pensamiento al Cielo, en las partes más lejanas y hasta en los abismos; a la criatura se le puede impedir que obre, que vea, que hable, pero todo esto lo puede hacer en la voluntad, y todo lo que hace y quiere forma un acto y lo deja en depósito en su mismo querer; y como la voluntad se puede extender, ¿cuántos bienes y cuántos males no puede contener? Por eso, entre todo quiero el querer del hombre, porque si tengo esto, la fortaleza está vencida.”
[1] Vol. 12. 6 de febrero 1919.
[1] Vol. 12. 9 de marzo 1919.
EL ALMA EN LA DIVINA VOLUNTAD PUEDE FORMAR LAS HOSTIAS (FORMAS) PARA ALIMENTAR A JESÚS. Luisa nos dice: “Estaba fundiéndome toda en mi dulce Jesús, haciendo cuanto más podía por entrar en el Divino Querer, para encontrar la cadena del Amor eterno, de las reparaciones, del grito continuo de querer almas, con el cual me cortejaba mi siempre amable Jesús ab eterno, y quería encadenar juntos mi pequeño amor en el tiempo con aquel Amor con el cual Jesús me cortejaba eternamente, para poderle dar amor infinito, reparaciones infinitas, sustituirme a todo, justamente como Jesús me había enseñado. Mientras esto hacía, mi dulce Jesús ha venido de prisa y me ha dicho: “Hija mía, tengo mucha hambre.” Y parecía que tomaba de dentro de mi boca muchas pequeñas bolitas blancas y se las comía. Luego, como si quisiera saciar del todo su hambre ha entrado dentro de mi corazón y con las dos manos tomaba muchas migajas grandes y pequeñas, y con toda prisa se las comía; después, como si estuviera ya satisfecho, se ha apoyado sobre mi cama y me ha dicho: “Hija mía, conforme el alma va encerrando en ella mi Querer y me ama, en mi Querer me encierra a Mí, y amándome forma en torno a Mí los accidentes para aprisionarme dentro y forma una hostia para Mí; así si sufre, si repara, etc., y encierra mi Querer, me forma tantas hostias para que Yo me comulgue a Mí mismo y sacie mi hambre en modo divino y digno de Mí. Yo, en cuanto veo formadas estas hostias en el alma, voy a tomarlas para nutrirme, para saciar mi insaciable hambre que tengo de que la criatura me restituya amor por amor; así que puedes decirme: Tú te has dado en comunión a mí, también yo me he dado en comunión a Ti.” Y yo: “Jesús, mis hostias (formas) son tus mismas cosas, en cambio las tuyas son cosas tuyas, por lo tanto yo permanezco siempre por debajo de Ti.” Y Jesús: “Para quien ama de verdad, Yo no sé, ni quiero hacer cuentas, y además, en mis hostias es Jesús lo que te doy, y en las tuyas es todo Jesús lo que me das, ¿quieres verlo?” Y yo: “Si.” Entonces ha extendido su mano en mi corazón y ha tomado una pequeña bolita blanca, la ha roto y de dentro ha salido otro Jesús. Y Él: “¿Has visto? ¡Cómo estoy contento cuando la criatura llega a poder darme a Mí mismo, por eso hazme muchas hostias y Yo vendré a alimentarme en ti; me renovarás el contento, la gloria, el amor de cuando al instituirme Sacramentado me comulgué a Mí mismo.”
EL DIVINO QUERER DEBE SER CENTRO Y ALIMENTO DEL ALMA. NO HACER OTRA COSA QUE TOMAR DE EL E INMEDIATAMENTE DEVOLVERLE. Jesús nos dice: “Hija mía, mira un poco como mi Humanidad nadaba en el Divino Querer, a la cual tú deberías imitar.” En ese momento me ha parecido ver ante mi mente un Sol, pero no tan pequeño como el que resplandece sobre nuestro horizonte, sino tan grande que sobrepasaba toda la superficie de la tierra, es más, no se veía hasta dónde llegaban sus confines, y los rayos que expandía haciéndole encantadora armonía, llegaban a todas partes y penetraban dondequiera. En el centro de ese Sol veía la Humanidad de Nuestro Señor, que se nutría del Sol, el cual formaba toda su Vida, todo recibía del Sol y todo se lo devolvía, y como lluvia benéfica se derramaba sobre toda la familia humana, ¡oh, qué vista tan encantadora! Entonces mi dulce Jesús ha agregado: “¿Has visto cómo te quiero? El Sol que tú ves es mi Voluntad, en la cual mi Humanidad estaba como en su propio centro, todo de mi Querer recibía, ningún otro alimento entró en Mí, ni siquiera el alimento de un pensamiento, una palabra o respiro entró en Mí que fuera nutrido con alimento extraño a mi Voluntad, era justo que todo lo debía devolver a Ella. Así te quiero a ti, en el centro de mi Querer, del cual tomarás el alimento de todo, cuídate bien de tomar otro alimento pues descenderías de tu nobleza y te degradarías, como las reinas que se abajan a tomar alimentos viles y sucios, indignos de ellas, y conforme tomes debes inmediatamente devolverme todo, así que no harás otra cosa que tomar y darme, así también tú formarás una encantadora armonía entre tú y Yo.”
CÓMO EL ALMA PUEDE HACERSE HOSTIA (FORMA) POR AMOR DE JESÚS. Luisa dice: Habiendo recibido a mi Jesús, estaba pensando cómo podría devolver amor por amor, y me resultaba imposible el poderme restringir, empequeñecerme, como hace Jesús en la hostia por amor mío; esto no está en mi poder, como sí lo está en el de Jesús. Y mi amado Jesús me ha dicho: “Hija mía, si no puedes restringirte toda tú dentro del breve giro de una hostia por amor mío, puedes muy bien restringirte toda tú en mi Voluntad, para poder formar la hostia de ti en mi Voluntad. Cada acto que hagas en mi Voluntad me formarás una hostia, y Yo me alimentaré de ti como tú de Mí. ¿Qué cosa forma la hostia? Mi Vida en ella. ¿Qué cosa es mi Voluntad? ¿No es toda mi Vida? Así que también tú puedes hacerte hostia por amor mío; por cuantos más actos hagas en mi Voluntad, tantas hostias de más formarás para restituirme amor por amor.”
LA VOLUNTAD EN EL HOMBRE ES LO QUE MÁS LE ASEMEJA A SU CREADOR. LA VOLUNTAD HUMANA ES EL DEPÓSITO DE TODO EL OBRAR DEL HOMBRE. JESUS QUERÍA QUE CADA COSA QUE HICIERAMOS FUESE ALIMENTO PARA EL. Luisa dice: “Estaba pensando en el momento en el que mi dulce Jesús tomaba la última cena con sus discípulos, y mi amable Jesús en mi interior me ha dicho: “Hija mía, mientras cenaba con mis discípulos, no era sólo a ellos a quienes tenía a mi alrededor, sino a toda la familia humana, una por una las tenía junto a Mí, las conocí todas, las llamé por su nombre; también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer, y mientras partía el cordero ofreciéndolo a mis apóstoles, lo daba a todos y a cada uno; aquel cordero desvenado, asado, cortado en pedazos, hablaba de Mí, era el símbolo de mi Vida y de cómo debía reducirme por amor de todos, y Yo quise darlo a todos como alimento exquisito que representaba mi Pasión, porque todo lo que hice, dije y sufrí, mi Amor lo convertía en alimento del hombre, ¿pero sabes tú por qué llamé a todos y les di el cordero a todos? Porque también Yo quería el alimento de ellos, cada cosa que hicieran quería que fuese alimento para Mí, quería el alimento de su amor, de sus obras, de sus palabras, de todo.” Y yo: “Amor mío, ¿cómo puede ser que se convierta en alimento para Ti nuestro obrar?” Y Jesús: “No es sólo de pan que se puede vivir, sino de todo aquello a lo que mi Voluntad da la virtud de poder hacer vivir, y si el pan alimenta al hombre es porque Yo lo quiero. Ahora, lo que la criatura dispone con su voluntad formarme con su obrar, esa forma toma su obrar, si de su obrar quiere formarme el alimento, me forma el alimento; si de su obrar quiere formarme amor, me da el amor; si reparación, me forma la reparación; y si en su voluntad me quiere ofender, con su obrar me forma el cuchillo para herirme y tal vez aun para matarme.” Después ha agregado: “La voluntad en el hombre es lo que más lo asemeja a su Creador; en la voluntad humana he puesto parte de mi Inmensidad y de mi Potencia, y dándole el puesto de honor la he constituido reina de todo el hombre y depositaria de todo su obrar. Así como las criaturas tienen cajas para conservar sus cosas para tenerlas custodiadas, así el alma tiene su voluntad para conservar y custodiar todo lo que piensa, lo que dice y lo que obra, ni siquiera un pensamiento perderá. Lo que no puede hacer con el ojo, con la boca, con las obras, lo puede hacer con la voluntad; en un instante puede querer mil bienes o mil males, la voluntad hace volar el pensamiento al Cielo, en las partes más lejanas y hasta en los abismos; a la criatura se le puede impedir que obre, que vea, que hable, pero todo esto lo puede hacer en la voluntad, y todo lo que hace y quiere forma un acto y lo deja en depósito en su mismo querer; y como la voluntad se puede extender, ¿cuántos bienes y cuántos males no puede contener? Por eso, entre todo quiero el querer del hombre, porque si tengo esto, la fortaleza está vencida.”
[1] Vol. 12. 20 de octubre 1917.
[1] Vol. 13. 9 de octubre 1921.
[1] Vol. 13. 26 de noviembre 1921.
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