ORACIONES INICIALES

domingo, 26 de julio de 2020

FIAT CREANDOR-REDENTOR-SANTIFICADOR


"En verdad les digo: El que crea en mí hará las mismas obras que yo hago, y como ahora voy al Padre, las hará aún mayores" (Jn 14,12).

Luisa escribe que todo está en la Divina Voluntad, la cual quiere operar en todo. Para crecer en Ella, debemos llamarla en todo lo que hagamos, tanto en lo natural como lo espiritual, de manera que extienda su Vida en todo, en cada uno de nuestros actos más pequeños.

 La Voluntad Divina, a las almas que la invocan, da Su Amor para ser amada, Su santidad para santificarlos, Su luz para eclipsar sus pasiones, sin disminuir de ninguna manera, su voluntad humana.

Cada cosa creada (Fiat Creador), 
Cada acto de la Humanidad de Jesús (Fiat Redentor), 
Cada acto del Espíritu Santificador 
(Fiat Santificador), tiene un valor y efectos infinitos para el bien de todos, porque están animados por la Divina Voluntad, por la Naturaleza Divina de Dios. 

La vida divina, a la cual estamos llamados, consiste en profundizar cada vez más en la experiencia de vida, interior, religiosa y moral, de Jesucristo, convertirnos en lo que el Padre tenía en mente al crearnos, fieles a nuestro verdadero ser, hechos a imagen y semejanza de Dios.

Es por esto que se necesita tanta constancia y alimento divino, extraido de todo lo que lo contiene, para alcanzar un nivel superior y unirnos con la Voluntad Divina. 

Fusionarse en la Divina Voluntad y convertirse en lo que Ella contiene, significa precisamente reconocer este alimento divino a través canales de amor, gracias y comunicación entre las cosas creadas, tomarlo y alimentar la semilla de la Vida Divina que Dios ha colocado en nosotros, hacerla crecer y crecer y traerle a todos, para agradecer y amar a Dios por todos. 

La vida divina crece en el alma, con tanta energía que puede compararse con ese niño que, creciendo en buen aire y con alimentos saludables, siempre crece bien, con buena salud, hasta que alcanza una altura razonable, sin necesidad de médicos ni de medicinas, de cierto tan fuertes y fuertes que incluso levanta y ayuda a los demás.

Al orar las Rondas, el alma realiza un peregrinaje piadoso por todo el Universo, entra en contacto con las cualidades divinas difundidas en la creación y con actos de amor, alabanza, acción de gracias, bendición y reparación, aprende a vivir en el Reino de la Divina Voluntad e impetrar su venida sobre la tierra.

Partiendo de la Creación y uniéndose con ella, el alma penetra con sus actos en la vida del Fiat Supremo que sostiene y dio origen al mundo y pronunciando su fiat en el Fiat Creador le da a la creación el intercambio de amor por todas las cosas creadas, les da voz e imprime un te amo por cada estrella en el cielo, por cada gota de agua contenida en el mar, por cada brizna de hierba que crece en la tierra.

En estos giros que el alma hace en la Divina Voluntad, nada hay de interés personal, sino que todo es sólo para la gloria de Dios. Aquí se encuentra todo Su poder creador, como en el acto de poner en la gran máquina del Universo, canales infinitos de gracias y de amor especial entre la Suprema Majestad y la criatura. Son poderosos y santos estos actos universales y se multiplican hasta el infinito a través de la savia que circula por todo el Universo porque en cuanto una cosa creada es alcanzada, como todo es parte de la misma Cabeza, entonces todas las demás cosas son alcanzadas. El poder creador y preservador de la Divina Voluntad se está llevando a cabo una vez más. Es como si estuviéramos presenciando una nueva creación. Y es el mismo Jesús quien afirma esto cuando le dice a Luisa que los actos en la Divina Voluntad pueden crear cosas más hermosas que las que ya se han hecho, mundos más hermosos que los que ya han sido hechos, mundos de todos los mundos.

En esta fusión en la Voluntad Divina, el alma, volviendo a la creación, puede hacer aún más y alcanzar el punto en el que Adán separó su voluntad de la Divina y, extinguiendo su voluntad en la Divina, reparar el acto de orgullo de Adán y así restaurar toda la gloria a la Voluntad Suprema, como si Adán nunca se hubiera separado de Ella, como si la Voluntad Divina jamás hubiese sido ofendida.

Después de la Creación, el alma pasa a la Redención con nuevos actos que acompañan a Jesús en su vida en la tierra, para participar en los actos que Jesús ha vuelto a realizar por cada criatura. Y Jesús siempre le dice a Luisa que, como la Majestad Suprema manifestó tanto amor a la humanidad en todas las cosas creadas por su Fiat Todo-Poderoso, fue justo que su Hijo Divino, en su propio Fiat, en el que trabajó la Redención, re-hiciera tantos actos para compensar por tanto amor. Su primera tarea, cuando vino a la tierra, fue formar muchos actos en el Fiat Eterno por cada acto hecho por El Padre Celestial en la Creación y entrelazar a los dos FIATs, para hacer que otro Fiat humano y divino surjiera de la tierra para mutuamente besarse, entretejerse y reemplazar el intercambio de amor por todas las criaturas. 

Ahora esta tarea pasa directamente a las criaturas, de las cuales Luisa es la primera, para formar muchos actos en el Fiat Santificador, entretejiéndolos con los de la Creación y la Redención.

El Fiat Creador que dispersó tanto amor en el Universo tuvo su compañía dulce y armoniosa con Fiat Redentor, pero ahora, este Fiat no quiere quedarse en un par, quiere un tercero, quiere el tercer Fiat, donde el Espíritu Santo es el protagonista que regresa a los bautizados la semejanza divina. Si en Fiat Creador nuestros actos están en comunicación con el poder creativo del Padre y en Fiat Redentor claman nuestro perdón junto con las heridas de Jesús, en el Fiat Santificador restauran al Padre toda la Gloria que Le es debida. 

Estos son actos solemnes que ponen el cielo y la tierra en movimiento. Con ellos entramos en la esfera de las Santísima Trinidad. Se relacionan con el acto único y continuo de Dios, ayudan a los pecadores, liberan a las almas del purgatorio. Tienen un efecto universal, pero sólo Jesús, en Su Divina Voluntad, sabe cómo dirigirlos. Con la creación de la criatura en la Divina Voluntad, la Divina Majestad sentirá en ella el eco de Su Voluntad, la fuerza generadora que siempre genera amor y gloria y la continua repetición de Su propia Vida, de Sus propios actos ... donde reina el Fiat, que continuamente genera sin fin, dando vida a nuevas y grandes obras que servirán como el adorno más hermoso de la Divina Patria Celestial.



Vida mia,entro en Tu Querer Divino

para poder expandirme en todo y en todos.

Quiero sellar todo con Tu Querer,

para que así puedas recibir de todos

la gloria de Tu Poder,

de Tu Amor,

de Tu Santidad.



FIAT!

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