ORACIONES INICIALES

miércoles, 4 de agosto de 2021

SEGUNDA HORA De las 6 a las 7 de la tarde Jesús se separa de su Madre Santísima y se encamina al Cenáculo

 SEGUNDA HORA



SEGUNDA HORA

De las 6 a las 7 de la tarde

Jesús se separa de su Madre Santísima y se encamina al

Cenáculo

Gracias te doy, oh Jesús, por llamarme a la unión contigo

por medio de la oración, y tomando tus pensamientos, tu

lengua, tu corazón y fundiéndome toda en tu Voluntad y en tu

amor, extiendo mis brazos para abrazarte y apoyando mi

cabeza sobre tu corazón empiezo:

Mi adorable Jesús, mientras junto contigo he tomado parte

en tus dolores y en los de la afligida Mamá, veo que te decides

a partir para ir a donde el Querer del Padre te llama. Es tanto el

amor entre Hijo y Madre que os vuelve inseparables, por lo que

Tú te quedas en el corazón de la Mamá, y la Reina y dulce

Mamá se deja en el tuyo, de otra manera os habría sido

imposible el separaros. Pero después, bendiciéndoos

mutuamente, Tú le das el último beso para darle fuerzas en los

acerbos dolores que está por sufrir, le das el último adiós y

partes.

Pero la palidez de tu rostro, tus labios temblorosos, tu voz

sofocada como si quisiera romper en llanto al decirle adiós,

¡ah! todo me dice cuánto la amas y cuánto sufres al dejarla,

pero para cumplir la Voluntad del Padre, con vuestros

corazones fundidos el uno en el otro, a todo os sometéis,

queriendo reparar por aquellos que, por no vencer las ternuras

de los parientes y amigos, los vínculos y los apegos, no se

preocupan por cumplir el Querer Santo de Dios y corresponder

al estado de santidad al que Dios los llama. ¡Qué dolor no te

dan estas almas al rechazar de sus corazones el amor que

quieres darles, para contentarse con el amor de las criaturas!

Amable amor mío, mientras contigo reparo, permíteme que

permanezca con tu Mamá para consolarla y sostenerla

mientras Tú te alejas, después apresuraré mis pasos para

alcanzarte. Pero con sumo dolor veo que mi angustiada Mamá

tiembla, y es tanto el dolor, que mientras trata de decir adiós al

Hijo, la voz se le apaga en los labios y no puede articular

palabra, casi desfallece y en su desfallecimiento de amor dice:

«¡Hijo mío, Hijo mío, te bendigo! ¡Qué amarga separación,

más cruel que cualquier muerte!»

Pero el dolor le impide aun el hablar y la deja muda.

Desconsolada Reina, déjame que te sostenga, te enjugue las

lágrimas y te compadezca en tu amargo dolor. Mamá mía, yo

46

no te dejaré sola, y Tú tenme contigo, enséñame en este

momento tan doloroso para Ti y para Jesús lo que debo hacer,

cómo debo defenderlo, cómo debo repararlo y consolarlo, y si

debo dar mi vida para defender la suya.

No, no me separaré de debajo de tu manto, a una señal tuya

volaré a Jesús y le llevaré tu amor, tus afectos, tus besos junto

a los míos y los pondré en cada llaga, en cada gota de su

sangre, en cada pena e insulto, a fin de que sintiendo Él en

cada pena los besos y el amor de la Mamá, sus penas queden

endulzadas. Después regresaré bajo tu manto trayéndote sus

besos para endulzar tu corazón traspasado. Mamá mía, el

corazón me late fuertemente, quiero ir a Jesús, y mientras beso

tus manos maternas bendíceme como has bendecido a Jesús

y permíteme que vaya a Él.

Mi dulce Jesús, el amor me descubre tus pasos y te alcanzo

mientras recorres las calles de Jerusalén junto con tus amados

discípulos; te miro y te veo aún pálido, oigo tu voz, dulce, sí,

pero triste, tanto que rompe el corazón de tus discípulos, que

por oírte así están turbados.

«Es la última vez –dices- que recorro estas calles por Mí

mismo, mañana las recorreré atado, arrastrado entre mil

insultos».

Y señalando los lugares donde serás más deshonrado y

maltratado, sigues diciendo:

«Mi vida está por llegar a su ocaso acá abajo, como está por

llegar a su ocaso el sol, y mañana a esta hora no estaré más,

pero como sol resurgiré al tercer día».

Por tus palabras, los apóstoles quedan tristes y taciturnos y

no saben qué responder. Pero Tú agregas:

«Ánimo, no se aflijan, Yo no los dejo, siempre estaré con

ustedes, pero es necesario que Yo muera por el bien de todos

ustedes».

Al decir esto, estás conmovido, pero con voz trémula

continúas instruyéndolos. Antes de que entres en el cenáculo

miras el sol que ya se pone, así como está por llegar al ocaso

tu vida; ofreces tus pasos por aquellos que se encuentran en el

ocaso de la vida y les das la gracia de que la hagan terminar

en Ti, reparando por aquellos que no obstante los sinsabores y

los desengaños de la vida se obstinan en no rendirse a Ti.

Después miras de nuevo a Jerusalén, el centro de tus

prodigios y de las predilecciones de tu corazón, y que en pago

te está preparando la cruz y afilando los clavos para cometer el

deicidio, y Tú te estremeces, se te rompe el corazón y lloras

por su destrucción.

47

Con esto reparas por tantas almas consagradas a Ti, que

con tanto cuidado tratabas de formar como portentos de tu

amor, y ellas, ingratas, sin corresponderte, te hacen sufrir más

amarguras. Quiero reparar junto contigo para endulzar el dolor

de tu corazón.

Pero veo que quedas horrorizado ante la vista de Jerusalén,

y retirando de ella tu mirada, entras en el cenáculo. Amor mío,

estréchame a tu corazón, a fin de que haga mías tus

amarguras para ofrecerlas junto contigo, y Tú, mira piadoso mi

alma, y derramando en ella tu amor, bendíceme.

+ + +

Reflexiones de la segunda Hora (6 PM)

11-53

Mayo 9, 1913

Mientras rezaba estaba pensando en el momento cuando

Jesús se despidió de la Madre Santísima para ir a sufrir su

Pasión, y decía entre mí: “¿Cómo es posible que Jesús se

haya podido separar de la querida Mamá, y Ella de Jesús?” Y

el bendito Jesús me ha dicho:

“Hija mía, ciertamente que no podía haber separación entre

Yo y mi dulce Mamá, la separación fue sólo aparentemente, Yo

y Ella estábamos fundidos juntos, y era tal y tanta la fusión que

Yo quedé con Ella, y Ella vino Conmigo, así que se puede decir

que hubo una especie de bilocación. Esto sucede también a las

almas cuando están unidas verdaderamente Conmigo, y si

rezando hacen entrar en sus almas como vida la oración,

sucede una especie de fusión y de bilocación, Yo dondequiera

que me encuentre las llevo Conmigo y Yo quedo con ellas.

Hija mía, tú no puedes comprender bien lo que fue mi

querida Mamá para Mí. Yo, viniendo a la tierra no podía estar

sin Cielo, y mi Cielo fue mi Mamá. Entre Yo y Ella pasaba tal

electricidad, que ni siquiera un pensamiento hubo en Ella que

no lo tomara de mi mente, y este tomar de Mí la palabra, y la

voluntad, y el deseo, y la acción, y el paso, en suma, todo,

formaba en este Cielo el sol, las estrellas, la luna y todos los

gozos posibles que puede darme la criatura y que puede ella

misma gozar. ¡Oh cómo me deleitaba en este Cielo, cómo me

sentía consolado y rehecho de todo! También los besos que

me daba mi Mamá encerraban el beso de toda la humanidad y

me restituían el beso de todas las criaturas; en todo me sentía

a mi dulce Mamá, me la sentía en el respiro, y si era afanoso

48

me lo aliviaba; me la sentía en el corazón, y si estaba

amargado me lo endulzaba; en el paso, y si estaba cansado

me daba aliento y reposo; ¿y quién puede decirte como me la

sentía en la Pasión? En cada flagelo, en cada espina, en cada

llaga, en cada gota de mi sangre, en todo me la sentía y me

hacía el oficio de mi verdadera Madre. ¡Ah, si las almas me

correspondieran, si todo tomaran de Mí, cuántos cielos y

cuántas madres tendría sobre la tierra!”

+ + +

12-18

Agosto 14, 1917

Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad, no hacer

nada por sí mismo, porque delante al Divino Querer se siente

incapaz de todo, no pide órdenes ni las recibe, porque se

siente incapaz de ir solo y dice: “Si quieres que haga, hagamos

juntos, y si quieres que vaya, vayamos juntos”. Así que hace

todo lo que hace el Padre: Si el Padre piensa, hace suyos los

pensamientos del Padre, y no hace ni un pensamiento de más

de los que hace el Padre; si el Padre mira, si habla, si obra, si

camina, si sufre, si ama, también ella mira lo que mira el Padre,

repite las palabras del Padre, obra con las manos del Padre,

camina con los pies del Padre, sufre las mismas penas del

Padre y ama con el amor del Padre; vive no fuera sino dentro

del Padre, así que es el reflejo y el retrato perfecto del Padre

+ + +

14-73

Noviembre 11, 1922

Mi Humanidad, santa, libre también Ella, que no queriendo

otra vida que la sola Voluntad Divina, nadando en este mar

inmenso iba duplicando cada pensamiento, palabra y obra de

criatura, y extendía sobre todo un acto de Voluntad Divina, y

esto daba satisfacción y glorificaba al Padre Divino, de modo

que Él pudo mirar al hombre y abrirle las puertas del Cielo, y

Yo anudaba con más fuerza a la voluntad humana, dejándola

siempre libre de no separarse de la Voluntad de su Creador,

causa por la que se había precipitado en tantas desgracias. No

estuve contento sólo con esto, sino que quise que mi Mamá,

también santa, me siguiera en el mar inmenso del Querer

Supremo y junto Conmigo duplicara todos los actos humanos,

poniendo en ellos el doble sello, después del mío, de los actos

49

hechos en mi Voluntad sobre todos los actos de las

criaturas. Cómo me era dulce la compañía de mi inseparable

Mamá en mi Voluntad; la compañía en el obrar hace surgir la

felicidad, la complacencia, el amor de ternura, la competencia,

el acuerdo, el heroísmo; en cambio el aislamiento produce lo

contrario. Entonces, conforme obraba junto con mi amada

Mamá, así surgían mares de felicidad, de complacencia de

ambas partes, mares de amor que haciendo competencia, uno

se arrojaba en el otro, y producían gran heroísmo. Y no para

Nosotros solos surgían estos mares, sino también para quien

nos habría hecho compañía en nuestra Voluntad; es más,

podría decir que estos mares se convertían en tantas voces

que llamaban al hombre a vivir en nuestro Querer, para

restituirle la felicidad, su naturaleza primera, y todos los bienes

que había perdido con sustraerse de nuestra Voluntad.

+ + +

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

11-28 214 de 1912 con su vida oculta Jesús santificó divinisó todas las acciones humanas

   Buenas noches, cómo estamos? Aquí nuevamente con su programa libro de cielo y acompañados por el doctor buenas un programa en estamos tra...